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Su cuerpo se desplaza por el extenso bosque sin miedo, lleva años viviendo aquí y conoce el lugar como la palma de su mano

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Su cuerpo se desplaza por el extenso bosque sin miedo, lleva años viviendo aquí y conoce el lugar como la palma de su mano.

Puede escuchar su respiración entrecortada, el aire frío golpea contra su rostro, sus piernas parecen moverse por sí solas, negándose a dejarlo escapar una vez más.

Sus sentidos se agudizan y ni siquiera puede sentir el corte sangrante en uno de sus brazos debido a la adrenalina que le recorre todo el cuerpo.

Se siente ansioso al visualizar su cuerpo cada vez más cerca, sus pulmones piden a gritos un descanso, pero sus piernas y brazos se niegan a ceder.

Han Jisung no puede escapar de nuevo. No lo hará.

No puede evitar sonreír casi como un cazador observando a su presa cuando ve al hombre tropezar y caer al suelo, se levanta corriendo, pero es tarde, Minho ya logró alcanzarle.

Se agacha solo un poco para recoger una piedra aún sin dejar de correr y al llegar a su objetivo, golpea con fuerza el cráneo de Han, riendo triunfante al ver la sangre manchando la roca. Lo tiene. 

Minho llevaba mucho tiempo trás la pista de Han Jisung. El hombre que asesino a su padre hace trece años.

Una noche cuando Minho regreso a casa después de la escuela con una sonrisa, se encontró con la puerta principal abierta de par en par, al inspeccionar de cerca notó que la cerradura había sido forzada, corrió por toda la casa en busca de su padre, encontrando el escenario que dejaría marcada su vida para siempre. El cuerpo sin vida de su padre yacía en la cocina, con un filoso cuchillo clavado en su estómago y con los brazos heridos, entro en pánico y lloró durante horas junto al cadáver de su padre hasta que la policía llegó.

Tres oficiales tuvieron que sacarlo de la casa a rastras porque se negaba a alejarse de su padre, después de ello, termino en casa de su abuela paterna.

El tiempo paso rápido para los demás mientras Minho se hundió en su propia soledad y se obsesionaba con encontrar al asesino.

Minho había logrado verlo esa noche, lo sabía, vió claramente a través de una ventana a un chico más o menos de su edad cubierto de sangre corriendo hacia el bosque cuando subió al segundo piso buscando a su padre.

Supo de inmediato que nadie le creería, acusar a un adolescente de haber asesinado a su padre, dios inclusive el llegó a pensar que estaba volviéndose loco gracias al dolor de su perdida.

Pero no se rindió, había visto a ese chico tan a detalle que logro dibujarlo cientos de veces. Vivían en un pequeño pueblo lejos de la ciudad así que no le fue muy difícil buscar en los periódicos, fotografías en anuarios escolares, bibliotecas, e incluso preguntando entre los lugareños, muchos de sus compañeros de clase le veían como a un loco cuando les mostraba los bocetos que había hecho de la cara del chico y les preguntaba si lo habían visto.

Y lo consiguió, después de una gran búsqueda, una chica de un curso menor le dijo que lo conoció el primer día en que ingreso al instituto, obtuvo su nombre: Han Jisung.

Minho sabía exactamente dónde tendría que buscarlo... En el gran bosque.

Fingió estar bien, creció como un adolescente normal, estudió bioquímica, se graduó con honores, trabajó y a los veinticuatro años compró una cabaña a mitad del bosque, se alejo de las personas y vivió en soledad.

Salió cada noche sin falta, marcando árboles, anotando coordenadas en varios mapas y demás, tomó varios cursos de defensa personal y en cuatro años logró conocer la mayoría del bosque a la perfección, esperando el día en que volviera a tenerlo frente a frente.

Y ese día llegó hoy, cuando nuevamente en una de sus caminatas nocturnas logró ver una silueta a lo lejos, se acercó de manera silenciosa y cuando el hombre giro un poco su rostro en dirección a Minho, lo reconoció de inmediato, era él, Han Jisung por fin estaba ahí.

Corrió, pero el contrario fue más rápido y comenzó a alejarse a pasos agigantados, Minho le siguió de cerca hasta que la rama de un árbol rasgó su ropa y lástimo uno de sus brazos, solo pudo soltar un gruñido de dolor antes de volver a correr.

Y ahora aquí estaba, con el cuerpo de Han sobre uno de sus hombros como un saco de papas y con una satisfacción enorme.

Jamás en sus veintiocho años de vida se había sentido tan bien, tan feliz. Llegó a la cabaña y dejo caer el cuerpo de Han al suelo, sin preocuparse por el fuerte sonido que ocasionó la cabeza golpeándose contra la madera.

Tomó el teléfono listo para llamar a la policía cuando se detuvo en seco, no había pruebas del crimen, en dado caso, el sería quien terminaría en prisión por haber agredido a alguien.

Rio sin gracia. —No importa, después de todo, la cárcel no es suficiente castigo para ti —. Soltó, observando directamente el rostro del hombre.

Había tomado una decisión, el se encargaría de ser el castigo que Han Jisung merecía.

Se encaminó hacia su pequeña sala, movió uno de los sillones sin mucho esfuerzo, dejando al descubierto una pequeña puertilla en el suelo, quitó el candado y abrió la puerta, volviendo a la entrada principal para arrastrar a Han.

Al llegar a la sala tomó el cuerpo para subirlo sobre su hombro y bajar al pequeño sótano improvisado que había construido desde cero.

Acercó una silla y colocó a Han en ella con dificultad gracias a que estaba inconsciente, colocó las cuerdas alrededor e hizo varios nudos, asegurándose de apretarlos lo suficiente como para que dejarán marcas en la piel y finalmente tomo asiento en las escaleras, frente a frente con el asesino, esperando pacientemente a que despertara.

Jisung abriría los ojos deseando no haber despertado jamás. Minho le haría arrepentirse hasta de atreverse a respirar el mismo aire que el.

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Love Madly ꩜ 𝙈𝙞𝙣𝙨𝙪𝙣𝙜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora