Capítulo 7 ― Pub o hospital ―

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La semana pasó rápida. Entre las clases y los trabajos, solo veía a las chicas en el desayuno, la comida y en la cena. Pero era suficiente. Eran el respiro que necesitaba.

James y yo hemos ido hablando un poco más en persona, pero no mucho. Tampoco nos hemos enviado mensajes, pero a veces me preguntaba por qué me lo pidió si no lo iba a utilizar.

Nos despertamos relativamente tarde el sábado. Pero era un sueño bien merecido. Esta semana hubo noches donde nos acostamos tarde por estudiar, trabajos, o por hablar. Pero hoy era el día del pub. Así que fuimos a comer y nos pasamos la tarde decidiendo qué ponernos, cómo llevar el pelo, el maquillaje. Aunque ellas le daban más importancia.

Miré en mi armario y no vi nada que pudiera llevar. En Australia no salía a pubs ni de fiesta, así que no me traje nada.

― Chicas, mi armario no está apto para salir de noche. ― Les dije mientras salía de este.

― Mira en el mío. ― Dijo Felicity mientras se pintaba las uñas de un color nude. ― Mi armario es tu armario. Y el de Madeleine también. ― Ésta asintió. ― Cualquier cosa que necesites.

― ¿Estáis seguras? ― Eran muy buenas conmigo. Las dos se giraron al mismo tiempo ofendidas con la pregunta. Felicity se levantó y puso las manos en mis hombros.

― No sé qué has vivido a lo largo de tu vida en el tema de amistades, pero esto es una parte de lo que las amigas hacen. Cualquier cosa que necesites, si te podemos ayudar, lo haremos.

― Eso. Cualquier cosa. Esconder un cuerpo, robar un banco. Estaremos ahí. ― Madeleine tenía la mirada fija en la mía. ― Ves a arreglarte, seguramente Lizzie te querrá hacer el maquillaje. ― La susodicha sonrió mientras se dirigía hacia el escritorio para acabar con sus uñas.

Cuando abrí sus armarios vi una variedad increíble de ropa. Pantalones, vestidos, faldas, camisetas. Todo lo que te puedas imaginar de todos los estilos y colores. Pero entre todo ese mundo ajeno a mí, vi lo que me iba a poner y lo dejé apartado para arreglarme.

Madeleine se encargó de mi pelo, dejándolo con unas ondas naturales que me llegaban hasta mitad de espalda. Felicity me maquilló los ojos con unas sombras de diferentes colores tierra destacando así el eyeliner negro que hacia potenciar mis ojos verdes junto las largas pestañas. Los labios los perfiló con tonos nudes con una capa de brillo de labios.

Ellas ya estaban listas. Madeleine iba con un vestido de cuello alto y manga larga negro pegado al cuerpo que le llegaba a mitad de muslo junto una americana negra ancha y unas botas altas de tacón del mismo color. Su maquillaje era llamativo. Sombras de ojos de color rojo junto su pintalabios rojo y su característico pelo rizado estaba recogido en un moño alto con un mechón suelto.

Felicity iba con un conjunto de dos piezas blanco con brillantes y perlas pequeñas. La parte de arriba era un top que le tapaba el pecho de manga larga y la parte de abajo una falda corta del mismo estilo junto a unos tacones de aguja con tiras con brillantes que se enredaban en sus piernas y una chaqueta larga beige. Optó por un maquillaje más natural como el mío, y su pelo largo caía lacio en su espalda.

Y yo decidí arriesgarme. Elegí un top holgado de tirantes finos con escote en forma de V de color dorado que debaja mi espalda al descubierto. Una falda de cuero que me llegaba hasta la mitad del muslo junto unos tacones de aguja altos negros. Para cubrirme del frío cogí una americana ancha de color negro.

Éramos unas diosas.

Para inmortalizar el momento nos hicimos una foto en el espejo del baño. Todas nos quedamos mirando la foto. De verdad que parecíamos unas diosas. Ésta va directa a mi pared de la habitación de casa.

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