Epílogo

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Ni siquiera estaba del todo segura acerca de qué estaba buscando. Lo que le habían pedido en la escuela específicamente era alguna herencia familiar significativa. Nada ostentoso de valor monetario, lo que descartaba cualquier cosa que su madre tuviese en sus joyeros, y eso que eran bastantes, sino algo sentimental y que estuviera arraigado a su familia en sí. Podían tratarse de algo tan sencillo como un anillo, o alguna prenda o reliquia de las que se pasan de generación a generación; un diario, una película casera, o incluso una fotografía, por ello buscaba entre las cajas más polvorientas en el ático, ¿pues en qué otro lugar podrían quedar arrumbadas las cosas más viejas de la familia?

Entre toda la basura de pronto encontró algunos artículos interesantes, como viejos libros de texto de secundaria bastante desactualizados, también algunos de esos obsoletos teléfonos celulares táctiles que quién sabe si funcionaban o si por lo menos serían útiles, pues en antaño se conectaban por medio del primitivo sistema wifi. Tuvo curiosidad por los pendrive, y al comprobar que una de las laptops viejas tenía la suficiente carga para encender aún, la conecto sonriendo ante aquella antigüedad que arrancaba todavía usando el clásico Windows 11. Su sonrisa se amplió cuando se encontró con las fotos de sus padres cuando eran más jóvenes.

No es que no considerara a su padre como un hombre apuesto, pero solo lo hacía hasta donde se le podría considerar a un padre como tal, sin embargo tenía que admitir que resultaba todavía muchísimo más interesante cuando tenía apenas diecisiete o dieciocho años. Con curiosidad notó también que en aquellas fotos su madre era pocos años mayor que ella en ese momento, aún así, ya era poseedora de un fuerte atractivo, por lo que pareciese que desde toda su vida, y dado su aspecto, había mantenido aquel porte hermoso de modelo y diva.

Recorrió la galería encontrando fotografías tanto de sus tías y de sus abuelos, resultándole un tanto peculiar el verlos a todos reunidos junto a sus entonces jóvenes padres.

Para Leia no era ningún secreto el parentesco que sus padres tenían entre sí. Desde muy temprana edad le habían hablado y acostumbrado a la realidad de los hechos, algo a lo que Lola dudó mucho de revelarle, en especial siendo entonces tan joven y apenas comenzaba a desarrollar la capacidad de comprender su entorno, pero el hombre al que llamaba su esposo se mantuvo firme en la idea, seguro que esto minimizaría el impacto del hecho, en lugar de ocultárselo para que lo descubriera hasta que fuera mayor y sufriera por ello ante el peso de la tardía comprensión de la verdad. Y si bien su plan había funcionado, y a Leia le parecía tan natural que sus padres fueran hermanos como que la noche precede del día, a pesar de tratarse de un secreto que se debía de mantener bien guardado del resto del mundo, en ocasiones no dejaba de parecerle algo peculiar, en especial cuando encontraba evidencia de la vida familiar anterior a su nacimiento que sus padres tuvieron.

Como sea. Sólo estaba perdiendo el tiempo divagando y nada de eso le serviría para el proyecto escolar. Era lista y por supuesto no iba a llevar nada que pudiera poner en evidencia a su familia. Tal vez sencillamente le pediría a su madre su anillo de bodas. Su padre le había contado que en su momento se había gastado el salario de todo un mes en el trabajo que por entonces tenía para poder costearlo, el cual a pesar de tratarse de la réplica en oro de un diseño algo viejo y pasado de moda, Lola apreció mucho. Leia bien podría llevarlo y mentir diciendo que perteneció antes a su abuela, su bisabuela y quizás su tatarabuela también. Tal vez podría contactar a su tía Lucy y pedirle que le enviara una captura digitalizada de la foto que tenía de su tatarabuela Harriet y mostrarla para acrecentar el efecto de la historia.

Continuaba mirando las fotografías, cuando encontró una donde su madre a los diez años posaba abrazada y en apariencia feliz junto a un muchachito rubio de su edad muy apuesto en lo que parecía ser uno de esos certámenes de belleza infantil, de los que le contaba solía participar.

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