Ojalá un día esté estudiando en la biblioteca escuchando Cigarettes After Sex, entre una tía estilo Pinterest, me vea y me diga que me conoce y tal, y yo siga el rollo, luego que nos despidamos y vayamos hacia casa y al abrir la puerta de casa la vea pasar por detrás de mí y que me reconozca y quedemos hablando hasta muy tarde.
Tras de una semana haciendo esto, la invite a pasar a mi casa, una casa muy ordenada, con muchas plantas e instrumentos y algunos gatos. Y llegar a la cocina y preguntarle: -¿Un café?, y que me responda: -No, soy más de té, pero gracias. Así que saco una tetera del armario y varias bolsas de té con unas galletas Lotus y las pongo en una bandeja mientras espero que hierva el agua, y luego sentarnos en el sofá y mirar la tele hasta que nos quedemos dormidas.
Después despertarme a las 4 am, verla y pensar: vaya, y cogerla y estirarla en el sofá de lado y ponerle una manta para que no pase frío, y yo irme a mi habitación después de haberle puesto todo a cargar.
Al día siguiente despertarnos, y que me mire, y decirle: -buenos días, ¿cómo has dormido? Y hacerle un té verde con tostadas con queso crema, aguacate y salmón y servírselo mientras me hago un café, mirar la hora, 9 am y preguntarle a qué hora tiene clases, a lo que ella responde que a las 11, exactamente como yo, le digo. Y luego un pequeño silencio que llena la habitación, la cafetera termina de hacer el café.
Mis gatos se despiertan y les doy comida de gato, ella me pregunta si también me siento sola, a lo que le digo que a veces, pero los gatos me hacen compañía. Ella revela que a ella también le gustan los gatos. Le digo que puede venir a verlos siempre que quiera, y su cara se ilumina. Luego se levanta del sofá y camina hacia el fregadero a dejar todo, y me dice: me voy a cambiar, ahora vuelvo. Y se va.
Y me quedo pensando, ¿ahora volverá? De repente tocan la puerta, mis gatos se alertan y van hacia allí, abro la puerta y es ella vestida para ir a la uni, con una maleta de cámaras, no digo nada. Ella entra. Yo cierro la puerta, y procedo a peinarme y empezar a prepararme.
Ella me mira y pregunta si hago esto todas las mañanas. ¿Esto todas las mañanas? ¿El qué todas las mañanas? Y respondo: ¿dejarlo todo preparado para después? Sí, siempre, desde que tengo memoria, no puedo evitar dejarlo todo listo para después. Ella hace un gesto como de asombro con la cabeza y la cara y camina hacia el sofá y se sienta, mira la hora y me hace saber que son las 10, el metro sale a las 10:30, así que con toda la prisa del mundo me peino y me maquillo, preparo la maleta, cojo la cartera y nos despedimos y cada una va por su cuenta.
ESTÁS LEYENDO
Historias de una loca
RomanceEscenarios imaginarios que pasan por mi cabeza de vez en cuando.