𝑻𝒉𝒆 𝑳𝒊𝒈𝒉𝒕 𝑩𝒆𝒉𝒊𝒏𝒅 𝒀𝒐𝒖𝒓 𝑬𝒚𝒆𝒔 - 𝑺𝒂𝒕𝒐𝒓𝒖 𝑮𝒐𝒋𝒐 𝒙 𝑻𝒖

☨𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐☨

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A las 8:00 a.m., la brusca alarma rompió la tranquila atmósfera de la habitación. A pesar de que estaba profundamente dormida, ella se estiró con lentitud, tratando de aferrarse al último vestigio de su placentero sueño.

Y con un rápido movimiento, logró silenciar el molesto ruido del despertador, deseando conservar un poco más la paz matutina. Sin embargo, sabiendo de su dificultad para levantarse temprano, había programado una segunda alarma en su celular, cuyo sonido insistente la obligó a renunciar a su resistencia y a enfrentar el nuevo día con cierta resignación.

— En serio que maldigo al tipo que inventó la escuela y el horario matutino... — se lamentó, enterrando su rostro en la suavidad de la almohada.

Aunque deseaba quedarse todo el día abrazada por las suaves cobijas de su cama, el compromiso de comenzar con buen pie en esa nueva escuela la había impulsado a abandonar la placidez de su lecho. Y con la mente aún adormilada, se dirigió hacia el baño para iniciar con su ritual matutino de alistarse.

Con la sensación refrescante de la menta aun persistiendo en su boca recién cepillada y su rostro adornado con un toque de delineador y corrector para ocultar las ojeras, ___ manejaba con destreza el gel sobre su corto cabello, donde, la longitud práctica de su melena le facilitaba peinarlo hacia atrás, creándose puntas azules que realzaban su estilo degradado.

Vestida con una camisa blanca impecablemente ajustada bajo sus ceñidos jeans de mezclilla, acentuando su esbelta figura con un cinturón, la joven complementó su atuendo con unos elegantes botines negros.

Una vez lista, descendió las escaleras con determinación y se encaminó hacia la cocina, lista para disfrutar de un reconfortante desayuno que consistía en un tazón de cereal.

"Curioso... Dalton aún no ha vuelto a casa; seguramente se quedó hasta tarde bebiendo con el señor Fushiguro", reflexionó mientras observaba a través de las persianas, notando la ausencia del automóvil de su padre en su lugar habitual en la entrada del garaje.

A pesar de que quería justificar la ausencia de su padre, era consciente de que su falta era para evitar la soledad que conllevaba el ser un viudo, además de asumir la responsabilidad de ser una figura paterna.

Con un sabor amargo en el último trago de leche del tazón, la joven se deslizó dentro de su chaqueta de mezclilla para después colocarse encima su mochila cruzada.

Y sin más preámbulo, se dirigió a la puerta, girando el picaporte y salir de casa. El reloj en su muñeca le recordaba que solo le quedaban 20 minutos para llegar a la escuela, así que decidida a evitar más retrasos y cualquier posible encuentro incómodo con la señora problemática de ayer, ___ sacó la vieja bicicleta de su padre del garaje.

Montándose en ella sin vacilar, dio un leve empujón con su pie sobre el asfalto y se puso en marcha, osada a llegar puntual a su primera clase de las 9:00 a.m.