El que no arriesga no gana (parte 1)

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La lluvia pegaba contra las ventanas de mi departamento, el fuerte viento de afuera chillaba como un espanto y los relámpagos tronaban con furia, era como estar en el pinche infierno de terror. Estaba hecha bolita en mi sofá, con una tacita de té en la mano. Mi mamá me juraba que esta cosa me ayudaría a conciliar el sueño y dormir como bebé, pero ya llevaba tres tazas y lo único que pasó es que me dieron un chingo de ganas de hacer pipí.

Chingada madre, chinga tu cola, ay no, no, no. El viento cada vez sonaba más feo y yo trataba de concentrarme en la pantalla frente a mí. Había puesto Friends como una forma de controlar mis nervios, "En el que nadie está listo" se reproducía en pantalla. Era uno de los mejores capítulos de la serie y necesitaba relajarme.

Poco a poco comencé a recargar mi cabeza en el respaldo, mi té estaba sobre la mesita frente a mí y mi cobija me cubría hasta el cuello. Empecé a cerrar los ojos, mi cuerpo por fin estaba cediendo al cansancio. De repente, una pinche ramita azotó contra el ventanal y me desperté de putazo, un trueno súper fuerte resonó en toda la ciudad y se fue la luz de golpe.

—¡No mames! No, no, no —busqué mi teléfono con mucha desesperación y prendí la lámpara para buscar velas. De repente se apagó, no estaba cargado— ¿Qué? ¡Puta madre! No, no, ay no, no puedo.

El pánico se apoderó de mí, la puta pesadilla que tuve hace unos días me estaba empezando a cobrar factura justo ahora, los relámpagos iluminaban parcialmente mi casa y notaba sombras cerca del pasillo que daba a mi habitación. No fue real, el chamuco no es real, vas a estar bien, me repetía tanto como podía.

Otro estruendoso trueno me hizo pegar un brinco y mis ojos ya estaban derramando lágrimas a causa del miedo que tenía. No iba a soportar estar aquí sola, pero no tenía pila, no sabía qué hacer, no había luz, ni nada. La power bank estaba en mi cuarto, pero ni de chiste me iba a meter en ese pasillo, además, no me acordaba si estaba cargada. ¿Qué hago? ¿Qué hago?

El viento seguía haciendo ese sonido espantoso y mis piernas ya me estaban temblando, todo por vivir sola y dármelas de adulta independiente, si estuviera con mis papás hubiera ido a abrazar a mi mamá y luego negaría todo. Tenía las manos apretadas en mi teléfono, pensando en una solución. Otro trueno y mi corazón casi se me sale por la garganta al ver como las sombras seguían en ese pinche pasillo, iba a traer a alguien para que exorcizara mi casa.

¿Por qué vivo sola? Abrí los ojos, una valiosa información me vino a la mente: sí, vivo sola, pero el mojón está cerca de aquí. Recorrí mentalmente el camino que tenía que pasar para llegar allá, las escaleras... no tenía ni una pinche lámpara cerca. Era más viable quedarme aquí y hacerme bolita en la sala ¿no? Giré y un relámpago iluminó esa parte, se veía super horrible y me hice bolita aquí mismo. De pronto se me prendió el foco, el cielo iluminaba un poco la casa, podía buscar las llaves y luego correr. ¡No! ¿Para qué voy a molestar a Osvaldo? Él de seguro anda como si nada... ¿y si no? Él también tuvo ese espantoso sueño, tal vez está igual que yo, juntos podemos hacernos compañía y no andaría con este pinche miedo a todo lo que da.

Me agarré de valor y esperé la luz del trueno, en cuanto sucedió tomé mi llave de la barra de la cocina y corrí hacia la puerta. La azoté detrás de mí y pegué una carrera hacia las escaleras, apreté los ojos y tropecé unas cuantas veces, sin embargo, prefería darme chingadazos que ver al diabolo frente a mí. Subí a toda velocidad y en tiempo récord ya estaba frente a su puerta, tocando a toda prisa.

Ya ahí, con el corazón en la panza, sentí una profunda vergüenza. ¡Chingue su madre! Ya estoy aquí de todos modos. Osvaldo abrió la puerta luego de unos minutos que se sintieron una eternidad y enarcó una ceja al verme ahí. Estaba despeinada, llorando y sudada.

Astromelia  | Rivers x ElMarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora