Adonis

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"Tu recuerdo arde profundamente en mi alma."


El niño de cabello negro lo arrastra por la calle sosteniendo su mano — Vamos, Inupi — la voz es suave, está distorsionada, pero, sabe que es la de un niño pequeño.

El viento del verano golpea sus mejillas. Tiene un short corto y no hay una cicatriz de quemadura saliendo debajo de la tela — pensé que lo perros eran rápidos — el niño se burla y gira para mirar a Seishu, quien levanta la mirada del camino y ve una boca pequeña, rodeada de mejillas sonrojadas y la punta de la lengua saliendo de su cuna.

Seishu se despierta y se queja en la cama quedándose quieto con los ojos entreabiertos — mierda — susurra. Ya no tiene un fuerte dolor, solo es una pequeña punzada tolerable y qué pasa desapercibida rápidamente, la única muestra de su malestar anterior es el leve mareo que oscurece tenuemente su vista.

Gira en la cama y sus ojos se abren al instante. Una habitación mucho más grande que la suya lo recibe. La cama tamaño King con sábanas blancas, hechas en algodón y seda, junto al edredón vino tinto, se encuentran en el medio de la habitación acompañados por dos mesas de noche a cada lada y una alfombra debajo; una pequeña sala, con sofás y una mesa de café al frente de la cama sobre una alfombra; varias cómodas y muebles en el resto de la habitación, que hacen juego con los demás muebles; cuatro puertas, dos a una distancia corta en el lado izquierdo de la cama, otra en el lado derecho y la última frente a él, esta era de vidrio y daba a un balcón.

Más interesante que la decoración de la habitación, que, aunque minimalista, aún guardaba colores y diseños intrincados utilizados comúnmente por las familias de la realeza; fue la ropa que llevaba puesta lo que más llamó su atención, camisa de botones roja y un pantalón corto, era un pijama y sabía que no era de hombre – Kokonoi – susurra y se levanta rápidamente de la cama, sintiéndose ofendido. De acuerdo, no le molestaba la ropa de mujer, solía robar faldas de Akane y además es más suave que la de hombre, pero esperaba respeto y ropa adecuada, además, no ve sus prendas por ningún lado.

Seishu camina alrededor de la cama algo nervioso. Kokonoi era su prometido, pero también era un maldito loco que podría mantenerlo encadenado en esta habitación; tal vez sea exagerado pensar en eso, pero con kokonoi Hajime, todo es posible. Seishu mira a su alrededor intentando calmarse, y luego nota algo cerca del lado derecho de la cama, escondido entre el colchón y la mesa de noche.

Seishu toma el arma y la mira — ¿Cómo se hacía esto? — murmura mientras la mueve y toca varias partes, intentando liberar la carga. Se sentía estúpido; le explicaron esto a los 8 años y ahora no podía recordar cómo se hacía.

— El seguro — susurra al recordar lo que le faltaba. No era raro que estuviera sin seguro, si era un arma de emergencia se necesitaba lista al instante. Coloca el seguro del arma y revisa la carga, estaba completa. Por lo tanto, vuelve a colocar la munición y retira el seguro.

Seishu escucha un ruido proveniente de una de las puertas a la izquierda y se acerca con el arma lista. Salta ligeramente cuando la puerta se abre. Intenta apretar el gatillo, pero el cabello blanco y los ojos negros lo detienen al instante, reconociendo al portador de esas características.

Kokonoi abre la puerta y lo primero que ve es un arma. Está entrenado para matar; al ver el arma frente a su cara, su sistema de defensa se activa de inmediato. Toma el brazo que sostiene el arma y lo jala hacia un lado rápidamente, empujando a la persona contra la pared para golpear su rostro antes de inmovilizarlo en el suelo, sosteniendo su brazo.

— ¡Kokonoi! ¡kokonoi! — Grita mientras voltea su rostro, con sangre corriendo de su nariz y lágrimas llenando sus ojos como reacción al golpe. Si le preguntan, negará tener miedo de lo que el salvaje loco sobre él podría hacerle — ¡Soy Seishu! —.

Matrimonio Concertado (kokonoi Hajime x Inui Seishu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora