👑 01 👑

23 2 0
                                    


Hola, soy Phillip y tengo un don bastante peculiar. 

Y es que puedo recordar con claridad cosas de mis vidas pasadas. Si, así como lo oyen. Muy loco ¿no?

Al principio incluso yo mismo me negaba a creer que podía hacer tal cosa, después de todo, comencé a notarlo cuando apenas era solo un niño, y en su momento me parecía algo fantástico que quería decirle a todos, pero luego de contárselo a mis padres y de un par de visitas con la psicopedagoga y el psiquiatra, creo que dejo de parecerme tan genial como lo era antes.

Me hicieron someterme a muchos test de personalidad, e incluso me hicieron investigar sobre mi propio nombre. Resulta que "Phillip", del griego Fílippos, proviene de philo que es amor e hippos que es caballo, por lo que podemos traducirlo en español como el "amante de los caballos" Curioso que ese sea precisamente mi animal menos favorito del mundo luego de caerme como 1800 veces de uno, pero bueno no todos los Phillips somos iguales.

Ese nombre ha sido llevado por muchos personajes importantes a lo largo de la historia, como Filipo II de Macedonia, padre del mismísimo Alejandro Magno, Felipe Apóstol, uno de los doce apóstoles de Jesús, y por lo menos hay un Phillip o dos dentro de los reyes de Francia, España y Portugal y otros miembros de la realeza en toda Europa, así que podemos concluir con esto que sin duda alguna es un nombre lleno de popularidad en sus más de 2500 años de historia, y en todas sus versiones, Filipo, Philippe, Felipe, y hasta tiene un equivalente femenino que es Philippa, de cariño Pippa.

De todo el montón de recuerdos de los otros Phillips que tengo en la cabeza, hay uno en particular que siempre viene a mi mente, y hasta se podría decir que es el mas extraño pero a la vez es mi favorito de todos, aunque creo que también es algo triste. 

Y es que aunque no lo crean, también fui ese príncipe Phillip que iba a despertar a una princesa de un sueño eterno y con ello romper una terrible maldición. O al menos eso era lo que se suponía que pasaría y lo que todo mundo cree que sucedió de acuerdo con ese famoso cuento de hadas para niños, pero la realidad es que desgraciadamente jamás pude llegar hasta ella, por lo cual la princesa simplemente nunca despertó, y se mantuvo en ese sueño eterno por siempre y para siempre hasta el final de los tiempos, junto al resto de las personas de ese reino que lamentablemente también sufrieron por la terrible magia oscura de maléfica.

Todo fue culpa de la red de espinos que creció alrededor del castillo donde yacía dormida la princesa. La historia de la bella durmiente como solían decirle, se corrió por todos los rincones, por lo cual muchos hijos de reyes llegaban y trataban de atravesar el muro de espinos queriendo alcanzar el castillo para despertar a la princesa y así convertirse en reyes, pero era simplemente imposible, pues apenas te acercabas, los espinos se unían fuertemente y se cerraban, dejando a las personas atrapadas y terminando en una horrible muerte segura. 

Así pasaron 100 años, momento en el cual, yo como el resto de los príncipes, también intente aventurarme con valentía para atravesar el espino. Sin embargo, no contaba con un pequeño pero muy importante detalle que desconocía de mi mismo totalmente. Y es que lamentablemente y sin saberlo, yo era alérgico a las rosas.

Si, era una alergia que nunca supe que tenia puesto que en el reino donde vivía no eran para nada comunes, así que apenas estuve a milímetros de ellas, mi piel se lleno de erupciones y se puso tan roja que comencé a inflamarme por todos lados como un globo, y fui salvado por muy poco gracias a que mi fiel caballo pudo llevarme de regreso al reino, a segundos de que mi glotis se cerrara por completo y terminara igual o peor que los otros príncipes que también habían intentado cruzar hasta el otro lado.

Estuve varios días en cama, recibiendo tratamiento de varios medicos, hasta que por fin pude recuperarme, y por supuesto que intente volver a cruzar la enorme pared de espinos, esta vez, mejor preparado que antes, solo que para cuando volví nuevamente y para mi sorpresa, este ya no estaba, y todo el lugar se había resumido a simples ruinas y no quedaba absolutamente nada. Y es que según la maldición, pasados los 100 años exactos sin que nadie despertara a la princesa, todos serían consumidos por la magia negra, convertidos en polvo y atrapados para siempre en el mundo de los sueños.

Aurora, asistente virtualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora