Los erizos se encontraban despiertos y preparándose para salir. La luna brillaba en lo alto del cielo, indicando que era casi medianoche. Lentamente salieron de aquella casa, con cautela y sigilo, mirando a su alrededor en busca de cualquier señal de peligro.
Las calles estaban oscuras y desiertas, un caos total. Escombros y basura se acumulaban en las aceras, y el silencio era abrumador. Sin embargo, no se veía ningún zombie cerca, lo cual era un pequeño consuelo para ellos.
Mephiles caminaba adelante, con su rifle en mano. Sus ojos escudriñaban cada rincón, cada sombra, en busca de cualquier señal de peligro. Los demás lo seguían de cerca, manteniendo la guardia alta y alerta.
Cada paso que daban resonaba en el silencio de la noche, creando una sensación de tensión en el aire. Los corazones les latían con fuerza, la adrenalina corriendo por sus venas.
Mientras caminaban por las calles desoladas, escucharon algunos gruñidos a lo lejos. El mayor inmediatamente hizo una seña a los demás para que se escondieran detrás de un gran autobús remolcado. Todos obedecieron, manteniéndose agachados y en silencio.
Un pequeño grupo de zombies apareció en la distancia, caminando desorientados y emitiendo sonidos guturales y extraños. El grupo observó con tensión cómo los infectados se alejaban lentamente, sin percatarse de su presencia.
Una vez que los zombies estuvieron fuera de vista, el mayor dio la señal de que podían seguir adelante. Con cautela y sigilo, el grupo se deslizó fuera de su escondite y continuó su camino por otro atajo. El miedo se apoderaba de ellos, pero sabían que debían mantener la calma y evitar hacer cualquier ruido que pudiera atraer la atención de más criaturas.
Caminaron en completo silencio, prestando atención a cada sonido que llegaba a sus oídos, con los sentidos alerta y los músculos tensos. En medio de su caminata, pasaron cerca de un callejón oscuro. María se detuvo un momento al escuchar un leve sonido proveniente del mismo, sintiendo un mal presentimiento, miró con cautela su entrada, pero decidió seguir adelante junto a los demás. De repente, un gruñido rompió el silencio de la noche, alertando a todos.
Se giraron rápidamente para disparar, pero ya era tarde. Un zombie se lanzó sobre la rubia, derribándola al suelo.
La oji azul soltó un grito de terror mientras luchaba por liberarse de la criatura putrefacta que intentaba morderla. La tensión en el ambiente era palpable, hasta que dos disparos resonaron en sus oídos. El sonido de los disparos ahogó los gruñidos del zombie, que cayó inerte junto a la chica.
— ¡María! — Su novio fue el primero en acercarse.
— ¿Estás bien!?— Amy se arrodilló a su lado.
— S-Si. — se levantó temblorosa, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.
Ella miró al zombie abatido en el suelo y sus ojos se abrieron desmesuradamente al reconocer la figura desgarrada y macabra que se extendía ante ella. Era su madre. Una eriza rubia con múltiples mordeduras en el cuerpo y heridas supurantes.
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𝕴𝖓𝖋𝖊𝖘𝖙𝖆𝖈𝖎ó𝖓 •【¿̶S̶o̶n̶a̶m̶y̶?̶】
Rastgele¡️⚠! • ɴᴏ ᴛᴇ ᴇɴᴄᴀʀɪñᴇs ᴄᴏɴ ɴɪɴɢᴜɴ ᴘᴇʀsᴏɴᴀᴊᴇ. • ᴇʟ ʟɪʙʀᴏ ɴᴏ sᴇʀᴀ ᴄᴏᴍᴏ ᴜɴ ᴄᴜᴇɴᴛᴏ ᴅᴇ ʜᴀᴅᴀs, ᴀsɪ ǫᴜᴇ ɴᴏ ᴛᴇ sᴏʀᴘʀᴇɴᴅᴀs sɪ ᴀʟɢᴏ ɴᴏ ʀᴇsᴜʟᴛᴀ ᴄᴏᴍᴏ ǫᴜᴇʀɪᴀs. • ᴇsᴛᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ ᴄᴏɴᴛɪᴇɴᴇ ᴇsᴄᴇɴᴀs ʏ ᴛᴇᴍᴀs ғᴜᴇʀᴛᴇs, ɴᴏ ᴛᴏʟᴇʀᴀʙʟᴇs ᴘᴀʀᴀ ᴛᴏᴅᴏ ᴇʟ ᴍᴜɴᴅᴏ. sᴇ ʀᴇᴄᴏᴍɪᴇɴᴅᴀ sᴀʟ...