cinco (⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)

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Cuando su papá trae café recién hecho a la mesa, se sientan los tres, en un silencio solemne que al parecer nadie se atreve a romper. Minho ya ha parado de llorar, sus padres sólo se dedicaron a contenerlo y no hicieron ningún comentario sobre la pesadilla de Minho o sobre Nini.

Minho toma un sorbo de café con la esperanza de que el calor le ayude a apaciguar el hueco que siente en el centro del pecho. Sí sus padres no dicen nada ¿Qué es exactamente lo que significa? Quiere preguntar, quiere gritar y exigir respuestas, pero sólo puede quedarse sentado y esperar que el café calme alguna de sus penas.

—Minho, ¿Tú sabes cómo fue tu proceso de adopción? —pregunta su mamá luego de un rato.

—Creo que no, nunca hemos hablado de eso —responde Minho, más confundido que antes.

—No fue fácil —su madre suspira—, aunque parezca que se busca un niño para cada familia, la realidad es que el estado busca una familia para cada niño.

Minho la mira confundido —¿Exactamente eso qué significa?

—Significa que se tiene más en cuenta las necesidades de cada niño que las ganas de cada familia de adoptar. Antes de tí, pasamos por tres niños. Por más que quisiéramos adoptarlos, la realidad es que ellos no se adaptaban a nosotros, hasta que te conocimos —su madre lo mira con una sonrisa y los ojos brillantes, recordando ese momento.

—Eras callado y un poco tímido —continúa—, pero seguías como un pato a su mamá pata a uno de tus amigos. Cada vez que íbamos a verte al Hogar, te veíamos correr tras él, jugar a esconderse, comer juntos… —su madre se detiene, se levanta y abre las puertas de un mueble al que Minho nunca le prestó atención, era un mueble viejo dónde sus papás guardaban fotos, vajilla y papeles importantes.

La ve agacharse para sacar algo del fondo y cuando vuelve a la mesa tiene entre sus manos una pequeña caja de zapatos, se nota vieja y con un poco de tierra, como si estuviese ahí hace años.

—Dime, Minho —sigue hablando su madre—, ¿Quién es ese Nini al que nombraste?

Y Minho se siente atrapado. Sí, él quería hablar de ese tema con sus progenitores, pero no sabía que iba a ser tan pronto. No estaba listo, pero se obliga a responder, necesita encontrar respuestas.

—Hace meses vengo teniendo sueños con un niño, pero más que sueños parecen recuerdos —Minho toma otro sorbo de café—, en los sueños estamos en el Hogar, jugamos, comemos, dormimos. Es raro porque nunca puedo verle la cara completa, pero en los sueños lo llamo Nini… —Minho mira a sus padres, nervioso— ¿No estoy loco, cierto? Me despierto con ésta sensación en el pecho, como si lo extrañara desde toda la vida, le lloro a diario y no sé quién es, díganme… ¿Ustedes saben algo?

Su madre abre la caja despacio mientras habla.

—Las veces que te íbamos a ver al Hogar, no sólo te veíamos a tí sino también a tu amigo, realmente ustedes no podían estar separados —ella sonríe y su padre le acaricia el brazo—, realmente te costó despedirte de tu Nini.

Minho la mira con ojos bien abiertos, tratando de entender si lo que dijo su madre fue real o algún producto de su imaginación.

—Nini era tu amigo en el Hogar, Minho. Fueron la compañía del otro todo el tiempo que estuvieron ahí…

—¿Por qué no lo recuerdo? —interrumpe.

—Oh… —su madre toma un poco más de café, claramente nerviosa— la verdad que tu despedida con Nini no fue la mejor, tu psicólogo dijo que la separación te hirió tanto que tu mente decidió olvidar todo al respecto. Esperábamos que algún día lo recordaras, por eso guardé ésta caja.

kuromi keychain     [  jeongho  ]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora