Capítulo 7

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Mis hermanos han desaparecido entre la multitud de criaturas que nos rodean. No veo a Nila o Makin a la vista. Aunque localizo a Elliot a unos metros rodeado de cuatro integrantes del Regis, no me entusiasma la idea de ser su marioneta de circo.

Al seguir explorando el lugar diviso al fondo de la pista de baile una mesa con degustaciones. Toda la vida pensé que en estas reuniones lo único qué habría para consumir serían los propios invitados.

Empiezo a esquivar a los miembros ilustres de la especie vampírica, y al avanzar entre ellos es evidente su rechazo ante mi presencia. No puedo quedarme atrás, debo hacerle honor a su incomodidad y aumentar el disgusto público, así que empiezo a saludar con un apretón de manos a cada vampiro que se me atraviesa. Y las reacciones son mejores de lo que esperaba. En este punto, no entiendo cómo la especie que no tiene tabú en aniquilar a civilizaciones enteras encuentra ofensivo un vampiro mestizo.

En fin, cada quién vive su idiosincrasia.

Logro alcanzar mi objetivo para distraer mi mente de la sátira en la que estoy metido. Y me sorprendo, quién sea que hizo esto sabía lo que hacía. La comida está exquisitamente arreglada y la delicadeza en los detalles es evidente. Desde la selección de quesos hasta las entradas de carnes, el color y los elementos están dispuestos a la perfección. Me acerco para tomar el envase de un puré y sólo con observarlo sé que la textura está en su mejor punto.
Es fascinante, ni a mí mejor aprendiz le queda el puré así.

Necesito saber quién preparó esto y por qué no trabaja para mí.

Estoy rodeando la mesa cuando una chica se acerca con otro platillo a ser expuesto, viene tan concentrada en su tarea que no me nota hasta que deja la comida sana y salva.

Tiene puesto el uniforme reglamentario del jefe de cocina, así que asumo que es la criatura a quién estoy buscando.

Ella está de pie contemplando lo que parece ser su obra. Es decir, espero que así sea.

— ¿Es la primera vez?

—Sí —responde suspirando sin apartar la vista de la mesa— Aún no creo que sea verdad.

—Lo es. Incluso estoy sorprendido.

Ella finalmente me observa con timidez, pero en sus ojos brilla el entusiasmo de verse reconocida por alguien.

— ¿De verdad? 

—No gasto palabras ni halagos en vano.

—Gracias. Estoy agradecida con la oportunidad pero no pensé que encontraría está noche alguien que apreciara todo esto. No de un vampiro —susurra.

Su cuerpo se encoge y parece avergonzada, como temiendo que alguien la hubiese escuchado.

—No soy un vampiro cualquiera. Está noche tú mesa ha sido mi luz en la oscuridad. Aunque el cumplido suene descabellado.

La chica se sonroja.

—Gracias, mi señor —responde y enseguida hace una reverencia.

—Por las Madres, él único señor es mi padre. Mi nombre es Lárex Serpentine.
El cambio es inmediato. Sus ojos se dilatan por la sorpresa y todo color se desvanece de su cara.

—Usted... Es... —balbucea.

— ¿Sí?

—Es...es usted. De verdad está aquí — exclama saltando emocionada y se acerca más — ¡Lárex Serpentine! Sé todo sobre usted. Sobre su cocina, y sus recetarios, los tengo todos. He seguido su carrera por años y... Todo esto es para usted. Mis amos pidieron esto para usted.

Nido de Serpientes y EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora