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Lesath no le temía a su padre o a su tío, le temía a su hermana y la paliza que le esperaba.

Si bien Atteneri era una chica muy dulce, cuando se enojaba era toda una fiera.

Para la suerte del otro sujeto, Lesath y él estaban separados por la chica y Winter, así no podría volver a golpearlo.

Seguía bastante molesto y en cualquier oportunidad que tuviera, volvería a golpearlo.

Pasó al menos media hora junto con las otras cuatro personas sentado en la estación de policía, quería irse o al menos darle un último golpe en la cara al albino.

El jefe de policía apareció minutos después, se sentó frente a ellos y comenzó a revisar el informe de la pelea.

Después de leerlo, fue llamando a uno por uno para que dieran su testimonio, dejándolo de último junto al albino con quien había peleado.

Justo cuando la castaña que había sido interrogada hacia unos minutos iba saliendo de la oficina del jefe, su hermana mejor iba llegando.

Se le notaba cansada, tal vez había ido corriendo desde la universidad para salvar su patético y toxico trasero.

Odiaba preocupar a Atteneri con ese tipo de cosas, aunque por su expresión, estaba más que furiosa.

— Lesath Kaiser Black — Estaba acabado, la forma en la que lo había llamado le causó un escalofrío, sin duda alguna, su dulce hermanita le pondría una paliza.

— Neri princesa ¿Que tal la escuela? ¿Saliste temprano? — Intentó aligerar el ambiente con preguntas que normalmente le hacía.

— Cállate — Tenía una expresión bastante molesta, ella nunca se atrevía a callar a su hermano mayor, estaba realmente molesta.

Si las miradas mataran, Lesath ya estaría diez metros bajo tierra.

Por otro lado, el albino solo se dedicaba a admirar a Atteneri, si ya era hermosa con su característica apariencia, furiosa era aún más hermosa.

Lesath se dio cuenta de ello y estaba a punto de darle un puñetazo al sujeto a su lado, de no ser porque su hermana lo detuvo dándole un golpe en la cabeza.

— ¿Y eso porque fue? — Se sobó la cabeza, no le convenía hacer enojar más a Atteneri si quería seguir con vida.

— Por imbécil, debes aprender a controlar tu mal genio, por eso no tienes novia — dio un largo suspiro y luego lo abrazó. — Idiota, pensé que te perdía.

El azabache le correspondió el abrazo, sabía que por muy molesta que estuviera, seguía preocupándose por él.

No le molestaba que le restregara su soltería en la cara, no le gustaban las relaciones formales, solo quería a alguien para un rato.

La mirada de Atteneri se desvió hacia el chico junto a su hermano quien solo los estaba observando, logró reconocerlo de la cafetería en la mañana, el pobre estaba muy herido.

Inmediatamente soltó a su hermano mayor para ir con el albino, su rostro denotaba una preocupación aún mayor, sabía que Lesath era demasiado fuerte y temía por la vida del chico.

El pobre chico estaba mas que destrozado, tenía el labio inferior roto y en la pálida piel de su rostro, resaltaban varios hematomas rojizos, casi violetas.

 —¿Te encuentras bien? — La pelirroja tomó suavemente su rostro entre sus manos, observando cada uno de los golpes que poseía con preocupación. — Este idiota te lastimó mucho ¿Verdad?

El albino solo asintió, a decir verdad, le dolía absolutamente todo el cuerpo, pero no quería preocupar a la chica. — Estoy bien, no  te preocupes.

EthermoorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora