TERAPIA DE CHOQUE

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Misma historia, distinto final

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Finalmente me decidí a ir, pues si le daba más importancia a la situación con Max me afectaría más, además ¿Qué tal si estoy exagerando?

Lewis se había despedido de nosotros pues al día siguiente tenía cosas que hacer por la mañana. Ya solo éramos Lando, Charles, Carlos y yo.

Los cuatro nos subimos al carro de Charles y nos dirigimos directo al Antro, si era honesto había ido como tres veces a lo mucho ya que no era alguien quien gustase de la fiesta, pero sabía cómo divertirme y con un par de copas encima cualquier plan me parecía excelente.

Me seguía sorprendiendo la habilidad que tenía Carlos para hacer amigos tan fácilmente pues al momento de llegar al lugar, caminamos entre toda la fila para llegar al frente y comenzó a saludar a algunas personas para darse un abrazo fraternal con el guardia.

—Carlitos —le habló el hombre moreno —tenias mucho sin visitarnos.

—Andaba de tour gastronómico —sonrió —ya sabes, gajes del oficio.

—Eso es todo —le palmeó la espalda volteando a ver a Charles —y contigo el príncipe —hizo un ademán un tanto gracioso causando la risa de varias personas —¿Cuantas personas?

—Para cuatro —me jaló del brazo para ponerme a su lado —que, por cierto, te presento a Sergio, mi amigazo de la infancia.

—Un gusto, Sergio.

Me extendió la mano y correspondí el agarre —puedes decirme Checo —sonreí siendo amable.

—Es como mi hermano así que espero y lo trates como tal.

—Nota mental, tratar bien al señorito Checo

Reímos para después adentrarnos, una chica nos dirigía al lugar; pasamos por un detector de metales y unos policías comenzaron a catearnos sin mayor cuidado.

Después de pasar los filtros de seguridad atravesamos una cortina de cristales para dar paso a lo que sería la buena fiesta, Luces por todos lados que apuntaban a toda las direcciones, gente bailando sin control y otros haciendo cosas poco puritanas.

—¿Desde cuando te hablas con media ciudad? —le cuestioné a Carlos con cercanía —me siento con una celebridad.

—Tengo mis contactos y deberías ver más allá de tus libros y copas de vino —sonrió para comenzar a subir unas escaleras y terminar en una terraza en la cual se podía ver todo el lugar. En esa terraza no habían más de veinte personas y eso lo hacía exclusivo pues al entrar nos pusieron una pulsera de un tono rosa neón.

La noche marchaba bien, los tragos y las sensaciones fluían, bailé junto a Lando y la pareja, me sentía feliz, en un momento inmerso de felicidad. ¿Me consideraría banal por sentirme tan bien en un lugar así? Probablemente.

Por primera vez en mi vida el estar rodeado de gente y bajo el reflector no era algo que agobiase, por primera vez no sentía ansiedad social de estar rosándome con personas de manera que el espacio personal no existía; hombres y mujeres por igual.

Escuché bullicios pues uno de los meseros se acercaba con un par de botellas de alcohol y chisperos que claro que llamaban la atención, me daba un poco de pena que todos nos voltearan a ver, pero no pude evitar el unirme a los gritos y celebraciones de la multitud.

Lando grababa con su teléfono la escena y en algunas ocasiones me enfocaba a mi lograndome sacar un par de sonrisas y poses para la cámara —mis seguidores te van a adorar —mencionó después de grabar su video y quizá fue por el alcohol, pero no me apenaba que las personas me vieran de esa manera; no era el Sergio que solía ver el mundo exterior, pero no importaba pues la estaba pasando bien y eso era lo importante.

VINO TINTO | CHESTAPPEN AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora