Abrazo

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11:12ᴘᴍ
ʀᴜsɪᴀ/ᴍᴏsᴄᴜ́

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— Pero que mierdero de frío hace.. .

Bostezo cansado mientras su vista se dirigía a una de las ventanas de la Sala, la noche estaba hermosa sin embargo, estaba temblando por el gran frío que hacía.

Se la había pasado todo el día trabajando, desde las 7ᴀᴍ hasta las 8ᴘᴍ, no tuvo tiempo para si quiera despedirse del ruso en la mañana y ahora que no tenía trabajo esperaba pacientemente a su pareja pues quería poder dormir en su cómodo pecho y darse calor mutuamente entre ambos.

Ahora sólo le quedaba esperar, se levantó del sofá para ir hasta la habitación donde dormía, tomó las almohadas y una sábana para volver a bajar y esperar al soviético en el. sofá con más comodidad. Tal vez hasta podía preparar algo de comer.

Tiró todo en el mueble, se acurruco entre todo lo que trajo soltando un sonido de satisfacción al ver que ya empezaba a agarrar calor. Ya había hablado con su pareja por teléfono, el mismo le dijo que iba a llegar un poco tarde... Tal vez preparar algo lindo le guste, después de todo ha de venir cansado.

──  Tal vez le guste un chocolate con unos emparedados...

Aunque ahora ya no se quería levantarse, eso implicaría en que de seguro perdería el calor que costó agarrar.

Aun así, se levantó estirándose para ir a la cocina.

Suspiro mientras buscaba una olla para poner el agua a hervir, apenas logró su cometido tuvo la idea de ir a acomodar mejor el sofá.

Después de acomodar el sofá con lo que trajo, y hacer que se viera cómodo fue a la cocina con su teléfono, le preguntaría a su amado por donde venía para que no lo encontrará directamente acomodando todo, si no ya todo listo para que ambos estuvieran cómodos.

Marco el número y esperó unos 3 minutos hasta que respondieron.

◠𝙻𝚕𝚊𝚖𝚊𝚍𝚊◠

T.R — Hola Meine Liebe... ¿Cómo está el oso más lindo del mundo? —. habló con un tono coqueto y a la vez feliz.

U.R — Oh... Estoy bien querido, algo cansado, pero bien... ¿Y tú?.. . —. pregunto mientras sus mejillas estaban coloradas por el tono que uso su pareja, le pasó unos papales a su secretaria mientras hablaba con el menor.

T.R — Bien, ahora que escuchó tu voz lindura... ¿Ya vas a llegar a casa?.

U.R — Mmm aún no cariño... Tal vez me demore media hora, el tráfico esta horrible por acá... —. La mujer guardo aquellos papeles en el portafolios de su jefe, este agradeció y fue a su Oficina a buscar las llaves de su auto, sin dejar de hablar con su pareja claro está.

T.R — entiendo... Te esperare aquí en la Sala como de costumbre... Muero por dormir contigo hermosura.

Ante lo dicho por el alemán soltó una suave risa, aun así el menor pudo escucharla sonriendo por aquello.

U. R — Oh... Llegaré lo más rápido que pueda... Te amo —. dejó un beso en el aire para luego colgar, al mismo tiempo cerro su Oficina y se despidió de su secretaria. Iba a manejar como loco.

Fin de la llamada

El, por su parte, se quedó suspirando  unos segundos frente al teléfono y guardó después el mismo, luego podría escoger la película con su soviético, por ahora se encargaría solamente de la comida.

...

Ya tenía listo el chocolate, se había tomado el atrevimiento de hacerle algunas decoraciones con algunos malvaviscos, y los emparedados quedaron para morirse... Agradece que su padre le haya enseñado algunas recetas y a Alemania por haber nacido, de no ser porque nació esta seguro que nunca hubiera privado esas recetas. .

Ahora sólo faltaba el mayor.

Y hablando del rey de Roma, su atención se fué a la puerta principal al escuchar como esta era abierta, fue casi corriendo hasta allá encontrándose con la hermosa espalda del ruso pues este se encontraba cerrando la puerta y sacudiendo sus botas en la alfombra.

No dudó en ir hasta el y recibirlo con un cálido abrazó enterrando su rostro entre el hombro y su cuello, disfrutando del aroma de su pareja sonriendo al sentir como el ruso acariciaba su cabello.


— ¿Me extraño el bebé?.. . —. preguntó mientras se giraba para estar frente a su pareja, Reich lo miraba con un intenso brillo en sus ojos color Rubí, le robo un beso antes de hablar.

— ¿cómo preguntas eso? Estaba a nada de traerte secuestrado de haya —. Aclaró mientras besaba toda la cara del soldado rojo haciendo que el más bajo se sonrojara. — Ven.. . Deja ese portafolios allí junto con tu saco, te tengo una sorpresa.

Al escucharlo se emocionó, tiro el saco en el perchero y dejó en el suelo el portafolios para seguir al Aleman quien lo guiaba hasta la Sala.

Miro con sorpresa como el sofá estába arreglado con cobijas y almohadas, se veía cómodo ahora, no espero mucho y se lanzó para abrazar las almohadas que tenía cerca.

Definitivamente extrañaba la comodidad de su casa. Reich solo podía reír por la acción del mayor... Ahora mismo tenía una muy buena vista.. . Así que se acercó hasta el eslavo, solo para acostarse arriba de él haciendo que el de abajo soltara un quejido bajo.

— Reich. .. Reich... Pesas... Muévete un poco —. Estaba a punto de caer dormido sin embargo, sus pulmones no podían respirar bien con tremendo saco de papas arriba suyo.

No contento con aplastarlo, sintió como lentamente los brazos del Alemán lo rodeaban, haciendo que que quedarán más Unidos.

— Te prepare chocolate... Con malvaviscos... ¿acaso no lo quieres probar? —. Susurro en su oído, sintiendo la respiración entre cortada del mayor, para no seguir aplastandolo cambio de posición. Ahora el eslavo se encontraba encima de él acostado, teniendo cada una de sus piernas en los costados de su cadera mientras que él lo abrazaba con cariño.

— ¿ No lo podemos dejar para mañana?.. . Tengo muchísimo sueño... —. Habló bajo, aunque se moría por probar ese chocolate, su cuerpo no reaccionaba ante la idea de pararse de ese lugar tan caliente y cómodo.

Reich solo pudo suspirar con ternura, había sido un largo día para ambos... Tomo el control de la casa y apagó la tele junto con las demás luces, lo único que dejó encendido fue la pequeña lámpara que tenían en la mesita de noche.

Tal vez luego sabría que hacer con los chocolates y lo demás que preparó... A decir verdad, el tampoco deseaba levantarse de allí.

Dejó el control por ahí para poder tomar una cobija y arroparse a ambos, urrs se acercó más al rostro del Alemán plantando un beso en su mejilla, el sofá era lo suficientemente grande para que ninguno se cayera a pesar que ocupaban bastante espacio, más saben que después tendrán que moverse a la habitación.

— Te amo... —. Habló con voz baja, casi inaudible para el alemán, pero si que la escucho. Pronto sintió como el soldado quedó rendido en su pecho sin darle el chance para responderle esas hermosas palabras.

— .. . Yo también te amo.. Meine Liebe —. Beso sus cabellos y se acomodó, tal vez luego en la madrugada podrán caminarse a la cama.

Por ahora disfrutarían de estar en la Sala, soportando aquel frío con el calor de las sabanas y del que ellos mismo se brindaban esa noche.

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30 𝘥𝘪́𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘖𝘛𝘗 𝘙𝘦𝘪𝘤𝘩 𝘺 𝘜𝘳𝘳𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora