Capítulo 6: El trato

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Al llegar al lugar ya eran alrededor de las siete de la noche

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Al llegar al lugar ya eran alrededor de las siete de la noche. Me baje del auto y observe mi alrededor, Era un bosque.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunte mirando a los árboles.

—Para hacer el trato, ángel—explico

—Pero yo te dije que no iba a hacer ningún trato. —proteste.

—No seas terca ángel. —tomo mi mano antes de que pudiera reaccionar— Vamos.

Caminamos un rato agarrados de la mano y para ser sincera no quería soltarlo porque estaba en medio de un bosque que desconocía y podía perderme.

—¿A dónde me llevas? Seguro vas a matarme. —dije, ya que solo lo conocía hace 5 días no podía confiar y menos en un demonio.

—Ángel, ¿Qué clase de fantasía tienes con que te mate? —me miro por unos segundos mientras me arrastraba.

—No es una fantasía, tonto —aclare—solo que no puedo confiar en un demonio.

—Yo creo que si confías un poco —se detuvo en seco— si no confiaras ya hubieras salido corriendo desde que te adentre hasta aquí —dijo con seguridad.

Y odiaba que tuviera razón, ya hubiera corrido si me sintiera en peligro; No era que no me sintiera alerta pero la curiosidad era mayor.

Si seguía diciendo tonterías buscaría una rama y la quebraría en su cabeza hueca.

—Por lo que leo, la única asesina aquí eres tú —me señaló.

Iba a discutir por meterse en mi mente cada que le daba la gana, sin embargo, quería ir al grano.

—Como dije —me aclare la garganta— no quiero hacer ningún trato.

—Y como dije yo, no seas terca —Dio un paso hacia mí— ¿Acaso quieres morir?

—No, claro que no —puse los ojos en blanco—explícame algo, ¿Por qué morirías tú también?

—Porque perdí mi corona, si regreso al inframundo sin ella tengo dos opciones: me matan o me encierran por al menos cincuenta años.

—Y yo que tengo que ver en todo eso.

—Al parecer no eres muy lista ángel —hizo una pausa esperando un insulto de mi parte y cuando vio que no llego, continuo— Si hacemos el trato, yo te ayudo a pasar con diez todas tus materias y a mí no me encierran.

—Debo pensarlo —me di la vuelta para poder analizar todo mejor.

—No hay tiempo para pensar, Gala —se puso frente a mí—Queda menos de una hora para hacer el trato si no moriremos los dos.

—¿¡Y por qué debemos morir!? —grite exaltada.

—¡Porque me invocaste! —se pasó un mano por el cabello rubio—escucha ángel, mi invocaste porque necesitas mi ayuda y yo necesito la tuya; Si no nos ayudamos moriremos los dos, porque me invocaste con ese objetivo: la ayuda mutua.

Un ángel en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora