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2 0 d e O c t u b r e d e 1 8 8 3.
Mont saint-michel.El amanecer llegó, encontrando al monje despertando solo en la cama, la luz del sol filtrándose suavemente por la pequeña ventana en la parte alta de la pared. El espacio a su lado, donde el pelinegro había dormido la noche anterior, estaba vacío, pero aún conservaba el calor y el aroma del hombre que quería.
¿Que tan tarde te fuiste? No me di cuenta... Otra vez.
Pensó. Fourth se quedó un momento en la cama, mirando el espacio vacío a su lado. La almohada aún tenía la forma de la cabeza de Gemini y las sábanas estaban arrugadas donde su cuerpo había descansado. Aunque el se había ido, su presencia aún se sentía en la habitación, como un eco suave de la noche que habían compartido. Por fin, sonrió.
La sonrisa pintada en los hermosos belfos del castaño, estaba mezclada con un toque de felicidad y amargura, se encontraba feliz, porqué sabía que el vizconde lo amaba tanto como él, pero le amargaba la idea de que su propia conciencia le atormentara a cada instante, lo mal que se estaba comportando y el gran pecado que estaba cometiendo ante los ojos de Dios.
Se levantó de la cama, dándose cuenta que nunca retiro ninguna prenda de ropa del día anterior, tampoco era tarde, así que tenía suficiente tiempo para quitarse esa sucia y ponerse una limpia, pero también tenía suficiente pereza para hacerlo, mejor se pondría a hacer su trabajo y así talvez terminaría más temprano para que pudiera volver a descansar.
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La rutina del día continuó como siempre, Fourth ahora se encontraba limpiando la cocina, pronto debía ir a barrer detrás de la catedral, pues los grandes árboles que se encontraban dentro y fuera de esta, no dejaban de tirar hojas por todas partes, pero si era sincero... Era la parte que más amaba hacer de todo el día. El crujir de cada una de ellas, era maravillosamente satisfactorio para sus oídos.
"¿Qué hacés?"
Una voz bastante ruda hizo que su espalda sintiera escalofríos, inmediatamente sus manos soltaron el plato qué lavaba y giro su cuerpo a la puerta, la apariencia de un hombre alto, ligeramente moreno y cabello oscuro se postró ante su vista, Fourth trago saliva y con miedo miro a todos lados deseando que nadie estuviera cerca.
"¿Porqué estas aquí? Creí que..."
"¿De verdad? Cuanto desprecio me tienes."
Aquel semblante sorprendido del castaño cambio inmediatamente a uno de indignación, por supuesto que no le despreciaba ¿Como podría despreciarlo? Molestó ignoro por completo al pelinegro y volvió a lavar los platos.
Gemini por otro lado solo sonrió ante el acto del más joven, con cuidado observó también a los lados, tanto a la puerta que daba al comedor al igual que a la puerta por donde el había entrado. No había nadie. Tomo con cuidado la mano del más bajo e hizo que su cuerpo se girará, Fourth le miro con indiferencia hasta que noto como Gemini se inclinaba frente a él tomando una pose de rodilla. Sus bellos ojos se abrieron aún más grandes de lo que normalmente eran, haciendo que las hermosas perlas dentro de ellos se mostrarán aún más.
Gemini saco una pequeña rosa roja quien solo portaba algunas hojas verdes en la parte más alta del cabo, no era hermosa, pero tampoco estaba maltrata, suponía qué sería normal, después de todo, no era tiempo de que hubiera rosas, estaban en otoño.
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Jusqu'à ce que la gloire nous sépare {GeminiFourth}
Ficción históricaUn romance prohibido entre un noble y un hombre de la iglesia, un juego peligroso que podría destruirlos a ambos. En un mundo de reglas y moral, un vizconde y un sacerdote se encuentran en un torbellino de pasión. El pecado inundado en su ser, la lu...