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Louis quería dormir.

Lo despertaron a las ocho de la mañana en punto alegando que tenía que alistarse para el desayuno en casa de Shane.

Nunca antes había querido matar a Shane pero parecía que hoy era la excepción.

Shane era el alfa con el que Louis dio su primer beso, si es que se le puede llamar de esa forma. Ambos eran 5 años más jóvenes que ahora y carecían de la experiencia necesaria para saber besar correctamente, pero la intención es lo que cuenta, eso y que ambos estaban perdidamente enamorados el uno del otro.

Se habían conocido en el jardín de niños y ambas familias perdieron contacto cuando los Tomlinson se mudaron. Para cuando regresaron a Doncaster, Shane ya estaba en otra escuela y ambos niños en distintos grupos de amigos.

Años después, él y Louis se reencontraron en primer grado de secundaria, pero fingieron no reconocerse por miedo a que el otro lo hubiera olvidado. No fue así.

Para segundo año ya estaban saliendo y aunque ambos sabían que no eran destinados, sentían una conexión única el uno con el otro.

Ninguno de los dos se atrevía a cuestionarla, ya sea por miedo a aceptar que en algún momento podrían encontrar a su pareja asignada o por simple necedad.

Shane estuvo ahí para Louis cuando su trastorno alimenticio empezó, también estuvo para él cuando el Omega se pasó de copas en la fiesta de cumpleaños de una amiga en común y se puso a llorar porque se negaron a servirle más tragos.

El Omega ha estado para él siempre que Shane lo necesita, lo acompañó a las pruebas para el equipo de futbol más selectivo de la ciudad, e incluso movió algunas influencias para que su lugar estuviera asegurado; estuvo para él cuando falleció su abuela, y cuando se rompió el brazo en un intento de impresionarlo con sus habilidades para el patinaje sobre hielo.

Siempre que se necesitan, están ahí. En momentos felices, ocasiones deprimentes, emergencias de moda y peleas familiares. Siempre.

Han estado en una relación intermitente desde ese entonces y, aunque nunca han llegado a formalizar nada, sus familias volvieron a unirse cuando Shane invitó a Louis a su casa para presentarle a sus padres y resultó que ya se conocían.

Desde ese entonces, una vez al mes ambas familias organizan un desayuno alternando entre ellos el turno para ser anfitriones e invitados. Los meses pares para los Tomlinson y los nones para los Atkinson.

Era septiembre, por lo que debían despertarse temprano para llegar a tiempo viéndose presentables o al menos lo más presentable que alguien puede verse teniendo resaca y habiendo dormido unas 4 horas.

Generalmente Louis estaría feliz de ver a los Atkinson a pesar de su mal humor matutino, pero cuando llegó tuvo la desgracia de escuchar la chillona voz de la novia del hermano de Shane, Sean y eso sin duda le arruinó la mañana.

Sean es un buen chico y Louis lo sabe, pero su novia era demasiado insoportable como para no hacer algo al respecto; así que el Omega se ha estado encargando de ignorarla todo lo que puede y, cuando es forzado a participar en la conversación, se esmera para llevarle la contraria sabiendo que todos los demás van a ponerse de su lado.

Luego de una hora llena de malas miradas por parte de Gretta, Louis se levanta de la mesa excusándose para ir al baño. Sale del comedor y se dirige al corredor derecho.

La casa de los Atkinson es preciosa, una enorme construcción al estilo de los chateaus franceses; decorada con una sofisticación digna de admirar.

Al llegar a la cocina se encuentra con la ama de llaves besándose apasionadamente con el mozo sobre la isla de mármol. Toce fuertemente y, cuando ambos están sin extremidades ajenas sobre sus cuerpos, habla.

A lovely friend [l.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora