Su quinto año fue el más caótico de todos, compró un departamento, se peleó con su mejor amiga y un admirador secreto se le declaró, pensar que todo eso se iría a segunda base cuando regresa a su casa y no había nadie ni nada.
Los personajes le pe...
Para Serena Snape su quinto año no había sido el mejor de todos, de hecho fue el más caótico, su amigo, casi hermano para ella, Lucius Malfoy le ayudó a comprarse un departamento en el mundo mágico por lo que ya podría llevarse a su madre y alejarla de su horrendo padre, después estaba el hecho que recibió una carta de un supuesto admirador secreto y por último el suceso que más le dolió por unas semanas fue su pelea con su mejor amiga Lili Evans.
—¿Estás bien Serena?— dijo en un tono preocupado porque había estado llamando a su amiga y esta no contestaba.
—Si... solo...
—¿Sigues pensando en eso?, ya te lo dije, vas a necesitar más que un simple insulto para alejarte para siempre de mi— sonrió a su amiga.
—Gracias Lily— regreso la sonrisa.
Ambas amigas se abrazaron cuando a los segundos escucharon el sonido del silbato del tren que les indicaba que estaban próximas a llegar a su destino.
Ya en el andén ambas chicas esperaron a los padres de la pelirroja, estar nerviosa era lo menos que podría estar ahora que tenía en su bolsillo la llave de su nueva vida.
—¡Aquí están mis dos brujitas!— dijo la señora Evans mientras abrazaba a ambas chicas, el señor Evans solo se quedaba viendo enternecido, bien no era una sorpresa para nadie que el matrimonio Evans le tenía mucha estima a la niña Snape desde que Lily la llevó a la casa por primera vez.
—Hola Serena— dijo el señor Evans a la pelinegra.
—Hola Patrick— respondió el saludo al señor que para ella era como su padre, un varadero padre que nunca golpearía a sus hijas ni a su mujer por el simple hecho de tener magia.
—Vamos cariño, recuerda que debemos dejar a Serena lo más cerca de su casa— bueno al menos no caminaría ni tardaría tanto como cuando usaba el transporte público.
Ya cuando se despidió de la familia Evans se dispuso a caminar hasta su casa, esa pequeña casa en el barrio de la Hilandera donde vivía con su adorada madre y su inadaptado padre.
Cuando se encontraba afuera de la vivienda todo estaba muy silencioso, años anteriores había llegado y escuchaba los gritos de Tobias junto el sonido de las botellas rompiéndose ya que este las estampaba hacia su madre... pero eso no fue lo que la desconcertó sino ver a la señora Thompson que la veía extrañada como si ella no debiera estar ahí.
—¿Serena Snape?— dijo la anciana —¿Que haces aquí?
—Hola señora Thompson, yo acabo...— espera... —¿Qué quiere decir con que qué hago aquí señora Thompson?, ¿se le olvido?, yo vivo aquí— dije con mi tono de obviedad.
—No quise decir eso niña— respondió molesta —Ya los jóvenes de ahora no respetan a los mayores...— se enojó más al ver a Serena rodar los ojos —Lo que quise decir niñata insolente es que que haces aquí si tus padres se mudaron hace días.
—...
—...
La señora Thompson se sobresaltó al ver a la pelinegra correr al interior de la casa y cerrar la puerta de golpe.
—La juventud de hoy en día está cada vez peor— después de eso la señora Thompson volvió a entrar a su propia casa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
