(NOVELA ACTIVA)
El final de la estudiante de honor académico en Hogwarts, Hermione Jean Granger, dio un giro inesperado cuando abandona el ministerio a sus treinta y seis años y se presenta como profesora en el colegio Hogwarts de magia y hechicería...
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Léa Malfoy
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La nostalgia llega en momentos puntuales, cuando algo nos recuerda a algún momento pasado que vivimos y en parte nos generó cierta felicidad o cualquier sentimiento que venga de la mano. Después, cuando una sonrisa triste ha dibujado tu rostro y se desvanece, deja un sabor amargo en tu boca y un sentimiento vacío, pero a la vez lleno de pesadez en tu pecho.
Quizá no me esté explicando de la mejor manera, pero sabrás perfectamente a qué me refiero. Así me sentí yo cuando de nuevo estuve recorriendo las calles de Inglaterra tras los tres años que habíamos pasado fuera, en Francia, en la villa que pertenecía a nuestros antepasados y dentro de poco a mi.
Terminé mis estudios en Beauxbatons y entre personas de acento refinado y gusto excesivo por el queso y los cruasanes, descubrí con el paso de los días mi pasión por ayudar a los demás, sobretodo aquel día que curé con éxito la herida una de mis compañeras sin ayuda de la varita o cualquier curador mágico. En mis planes estaba ser una doctora en el mundo muggle, dispuesta a ayudar a cualquier persona que lo necesitase, ser el remedio para muchos, aquello me hacía sentir bien. Acababa de terminar mi segundo año de carrera en la universidad, una cerca de Cordes Sur Ciel, un bello municipio francés en la ciudad de Toulouse.
Las cosas habían prosperado entre Jess y Scorps de una manera increíble. Las noticias vinieron una detrás de otra. A comienzos de la primavera Jess descubrió que estaba embarazada. En los siguientes meses ayudé a mi hermano con todo lo que él necesitó para que en un día de junio, entre la brisa marina y los rayos de sol, le pidiese matrimonio a Jess y ella, con toda la emoción del mundo, saltó a sus brazos y repitió infinidad de veces "sí".
Ellos habían regresado antes al mundo mágico. Habían decidido que lo mejor para los mellizos, exacto, eran dos, y también para ellos, ya que Scorpius había comenzado a trabajar en el ministerio tras varios meses de practicas junto a mi padre, lo mejor era que volviesen a la mansión Malfoy y allí amoldar de nuevo su vida, además de que Jess y Scorps construirían su casa cerca de esta, querían que la familia estuviera lo más cerca posible y así, papá y Regina podrían disfrutar de su primer nieto todo el tiempo posible.
Fue sorprendente ver cómo papá lloró de la alegría cuando Scorpius y Jessie dieron la noticia un día que quisieron salir a comer por el centro de Toulouse. Trató de disimularlo, pero terminó abrazando a Jess y Scorps de manera repentina, después, entre risas y lágrimas de alegría, besó a Regina, la cual limpiaba la lágrima rebelde que había resbalado por su mejilla.
Fue un día emocionante, sería tita, nuestra familia seguía ampliándose y aquello me ponía muy feliz. Los días habían comenzado a ser más llevaderos dentro de la villa cuando Neit se fue a Noruega para seguir con sus estudios. Los días a su lado habían sido un infierno, por más que tratase de evitarle y me mantuviese lejos de él, mirarle era recordar aquel desastroso día y desencadenaba una serie de emociones en mi que me dejaban tirada sobre la cama, llorando y sin entender aún por qué las cosas habían terminado de aquella manera.
