Diario de Hermione

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Hay historias fascinantes. De esas que escuchas y te quedas alucinado con lo que te acaban de contar. Simplemente hay que saber narrar o más bien, crear esas historias para conseguir ese efecto en la gente.

La mayoría de nosotros teníamos algo dentro que nos proporcionaba aquel don, el don de saber contar la historia de tu vida de manera interesante, pero sin intención de dar pena para que los demás se compadezcan de ti.

La vida de Hermione fue la primera de la que me enteré. No me imaginaba que fuera así, pero ahí, medio borrachos nada más volver de una fiesta, me lo soltó todo y yo escuché sin intentar pararla. Me enteré de lo que no me tenía que enterar y ahí entendí que iba a ser la primera de muchas historias, o, más bien, el primero de muchos secretos.

Hermione, como ya todos conocemos, es una chica muy inteligente tal y como lo había demostrado siempre desde el colegio. De hecho, lo era tanto, que todos la odiaban, yo incluido. Se empezaron a crear rumores de que olía mal, de que sus padres no la prestaban atención y por eso estudiaba a todas horas... Todas malas y ninguna cierta.

Cuando eres pequeño, no piensas en los sentimientos de la gente y en como las críticas pueden afectar verdaderamente a una persona. Hermione era consciente de lo que pasaba, era consciente de que la gente la miraba con asco y que la criticaban cada vez que ella aparecía por la puerta, pero trataba de ignorarlo. Creía que, de esa manera, las personas que la rodeaban desaparecerían y que así, solo estaría ella metida en su cabeza, sin escuchar lo que los demás tenían que decir. Pero al final, la resultaba imposible evadirse de todos y día a día iba sintiéndose más hundida.

- Mamá. Quiero cambiarme de colegio -. Anunció Hermione, harta de las críticas.

Intentó mil veces trasladarse a algún otro sitio donde fuera aceptada o al menos, bien recibida, pero nunca le hicieron caso. Le decían que era una exagerada y que no eran más que etapas por las que debía pasar. Ya la respetarían en un futuro.

Al entrar en el instituto, las bromas se fueron haciendo más pesadas. Algunas noches ni siquiera dormía. No podía sacarse los insultos de la cabeza. Insultos que recibía día tras día.

La mayoría de los estudiantes, cuentan los días para saber lo que les queda para graduarse o, si están en mitad de una etapa, los cuentan para ver cuándo llegarán las vacaciones de verano. Sin embargo, a Hermione solo le interesaba ir descontando los días para darse cuenta de que cada vez le quedaba menos para dejar los estudios. Le encantaba la satisfacción de sacar una buena nota, pero no las consecuencias que desgraciadamente eso traía, por lo que, cuanto antes empezara a trabajar en lo que ella quería, mejor le iría.

Gracias a su inteligencia, terminó el instituto antes de tiempo y pudo empezar una carrera que la ayudaría para poder trabajar en lo que ella siempre había querido: El cine.

Desde bien pequeñita esto la había fascinado, pero a diferencia de muchas otras personas, ella no solo veía las películas, sino que se interesaba sobre todo por los productores y por todo el equipo técnico que había detrás. Siempre se hacía la misma pregunta: ¿Cómo es posible preparar una película entera? Mientras que la mayoría de la gente tan solo se preguntaba: ¿Cómo es posible que esta película sea tan buena? Hay una diferencia bastante notable si te paras a comparar ambas cuestiones.

En la universidad le fue mucho mejor. Pasaba desapercibida y eso para ella fue todo un logro. Si nadie notaba su presencia, nadie podría meterse con ella. Aunque en teoría, en la universidad todo el mundo debería ser más maduro y responsable.

La cosa se torció cuando un día, mientras estaba saliendo, vio un corro de gente rodeando a dos personas que aparentemente, se estaban peleando. Y decidió acercarse.

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