Capítulo 5

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Canción: We're not alike, Tate McRae

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Canción: We're not alike, Tate McRae

Al día siguiente -un viernes- me levanté temprano para tener tiempo para prepararme y llegar puntual a la sesión.
Prendí mi celular y revisé mis redes sociales, nada del otro mundo: Fotos en la playa, patrocinios, recuerdos, parejas, amigos pasándola bien...
Hasta que lo vi, en la cuenta de chismes que seguía para enterarme de las novedades de los famosos: una imagen mía y de Sky, cuando estábamos hablando ayer bajo la palmera. Y una enorme inscripción en rojo que decía: "¿Amor de verano?".
No podía creerlo. Una foto mía estaba apareciendo en una cuenta de chismes sobre celebridades.
"¿Cómo la habían tomado?" Dije para mis adentros.
Sin pensarlo llamé a Sky.
—¿Lo viste?
—Buenos días Isy —su voz sonaba ronca, como si recién se hubiera despertado.
—Lo siento, buenos días —me reí, nerviosa— ¿Viste la foto?
—¿Qué foto? —preguntó. Era evidente que recién se despertaba porque sonaba como si no tuviera idea.
—Una que publicaron sobre nosotros. La tomaron ayer mientras hablábamos en la playa.
—Ah —estaba tranquilo. Tenía un tono despreocupado en la voz, como si esto fuera algo normal para él. Tal vez sí lo era—. No te preocupes por eso.
—¿¡Cómo quieres que no me preocupe!? Para ti es algo normal pero no para mí —exclamé.
—Te dije que no te preocupes Isy, yo voy a resolverlo —dijo con la misma calma de antes.
—¿Cómo?
—Voy a resolverlo. Cálmate. Te veo luego.
No dejó que me despidiera porque ya había cortado.
Me sentí estúpida por haberlo llamado así de la nada. Pero no tenía tiempo de lamentarme por mi actitud. Debía prepararme para la sesión.
Recordé que era temprano y que mis amigos seguían durmiendo. No estaba sola en la habitación, miré desesperadamente hacia la cama de Alana. Ella me observaba con indignación desde su cama, toda despeinada y con una almohada en la mano. Supuse que iba a tirarmela si no dejaba de gritar.
—Lo siento —le dije con la voz más tierna que me salió en el momento—. Luego te lo cuento.
  —Bien. Déjame dormir Bella. —pidió mientras se volvía a acostar.
Me levanté y fui al baño, tratando de ser lo más sigilosa posible. Me lavé la cara y los dientes. Me peiné y fui a buscar algo que ponerme en el armario.
Si iba a ser estilista de alguien, debía lucir como una.
Elegí un top de tirantes de color beige, con unos pantalones plisados grises y unas zapatillas blancas. Hubiera preferido un par de shorts o un vestido, pero quería dar una buena impresión, y además no tenía tiempo de ser exquisita con la ropa.
Me recogí el cabello en una coleta alta dejando unos pequeños mechones al frente. Me maquillé un poco y salí de la casa a las ocho y media.
De camino pasé por una cafetería y pedí algo para tomar, ya que no tuve  tiempo de preparar algo en casa. Elegí mi café favorito para llevar, el que ordenaba cada vez que iba a ese lugar: Frappuccino de caramelo, con crema batida.
Mientras esperaba a que me entregaran mi bebida, revisé la dirección que me había enviado Sky. No estaba tan lejos de donde me encontraba.
Caminé hasta llegar al lugar y al verme parada delante de una puerta enorme sin saber cómo entrar, le envié un mensaje al chico para que me abriera. Si es que estaba allí.
Recibí una respuesta inmediatamente: "Hola! Enseguida te abren para que entres".
Me sentí nerviosa, mi corazón comenzó a latir con más fuerza, pero me pasaba siempre que iba a hacer algo importante. Tomé un sorbo de café y se abrió la puerta. De ella salió una chica rubia de ojos bien azules y muy delgada. Llevaba un corto vestido marrón, con unos pequeños tacones a juego, y su cabello largo recogido en una coleta alta y tirante.
Me miró de arriba hacia abajo.
—¡Hola! ¿Tú quién eres? —preguntó simulando una sonrisa.
—Vengo a  ser la estilista de Sky DeWitt —respondí. Tal vez debería haberle dicho mi nombre, pero era demasiado tarde.
—¿Tu? —dijo mientras se cruzaba de brazos, enarcó  una ceja y siguió observándome.
—Si, yo.
—Emm... Bueno, pasa —La chica no pudo mantener su alegría fingida y su expresión de "felicidad" cambió a una totalmente seria.
Me hizo pasar por un pasillo y llegamos a un salón enorme. Un showroom. Supuse que de la marca a la cual Sky estaba promocionando.
La chica no dijo ni una palabra durante el recorrido, y yo tampoco.
El showroom era muy luminoso. Tenía varios percheros con una infinidad de prendas en ellos. Estaban ordenadas  por colores.
Miré hacia la derecha y me encontré con una puerta blanca, un tocador con un espejo lleno de bombillas que iluminaban fuertemente, varias  plantas y un pequeño asiento.
Por la izquierda había estanterías con accesorios y algunas prendas más.
—Toma asiento —la chica me señaló un hermoso sofá de terciopelo en color aguamarina—, esperaremos a Sky.
Me senté y bebí mi café en silencio hasta que la puerta blanca se abrió.
—¡Sky! —Exclamó ella, se abalanzó sobre Sky y le dio un abrazo. Él la abrazó rápidamente pero la alejó de su cuerpo sin prolongar el abrazo por demasiado tiempo.
—¿Cómo estás, Jenna? —preguntó. Al parecer, Jenna era el nombre de la chica que me había recibido.
—Todo bien, ¿y tú cómo estás? —le apoyó una mano en el hombro pero Sky se alejó mientras sonreía simuladamente.
Yo me había perdido en escuchar su conversación, pero olvidé que había quedado sentada ahí, casi que interrumpiendo un poco.
—Sky, tu... Estilista llegó —anunció Jenna haciendo énfasis en la palabra estilista.
—¡Isy! —exclamó el chico—Lo siento, no te vi aquí.
—¡Hola!
—Veo que conociste a Jenna.
—Así es.
—Sky... —dijo Jenna con una voz melosa y seductora— ¿Ésta es la chica que contrataste?
—Si, Isy es de confianza.
—Me llamo Isabella —interrumpí. Quería que Jenna supiera mi nombre completo, no el apodo que Sky me había puesto. Esto era serio.
—Isy para los amigos —agregó Sky guiñandome un ojo.
—De hecho, solo para ti. Nadie jamás me había llamado Isy —Sky me lanzó una mirada que no supe bien cómo interpretar. Notaba que lo que le había dicho lo puso feliz, esbozó una pequeña sonrisa.
Luego de pensarlo, llegué a la conclusión de que mi comentario se pudo haber malinterpretado.
Jenna no dejaba de observarme. No dejaba de observar mi atuendo, mis ojos, mi pelo.
Me sentía un tanto inquieta con sus ojos clavados en mi.
Sky nos hizo pasar por la puerta de donde salió anteriormente y detrás de esta había otra habitación donde estaba armado el set para tomar las fotografías.
Había percheros con prendas de todos los estilos. Tocadores con productos de maquillaje y sobre todo: luces y cámaras.
Me encontré con personas de la marca -las cuales fueron muy amables conmigo- y me explicaron cómo iba a ser la sesión y qué debía hacer.
Sky, Jenna, los asistentes y los coordinadores de la sesión se fueron a preparar al chico. Supuse que a arreglar su cabello y a ponerle el maquillaje necesario. Dejándome sola en el set junto a los percheros llenos de ropa colorida y elegante a la vez. El paraíso de alguien que tiene pasión por la moda.
Caminé hasta los percheros y examiné las prendas que había.
Todas estaban ordenadas por color y había de hombre y de mujer. Un vestido corto de tela satinada color negro, con la espalda descubierta y un escote no muy pronunciado que caía fluidamente llamó mi atención.     Era elegante, pero tenía un toque sensual que lo hacía aún más encantador. Me dije a mi misma que no me tentara demasiado porque no podría quedarme nada de esto. Pero en cuanto mis manos se pusieron encima de la suave tela, lo deseé aún más; el satén era extremadamente suave y delicado, el color negro brillaba según cómo la luz lo iluminaba y la calidad de la prenda era fascinante. Lo quería. Lo deseaba. "Debe valer una fortuna" dije para mis adentros tratando de convencerme de no correr a una de las tiendas de la marca y comprarlo apenas terminara la sesión.
Seguí explorando todo tratando de no poner más ojo al hermoso vestido que había encontrado entre cientos de piezas de ropa.
Alguien carraspeó y yo volteé inmediatamente, algo asustada, como cuando descubren a un niño haciendo algo que no debe. Vi a Sky apoyado contra el marco de la puerta. Se veía relajado y confiado, como siempre. En todo momento tenía esa postura despreocupada, hasta a veces algo presuntuosa.
No sabía hace cuánto tiempo Sky me estaba observando ahí mientras deseaba ese vestido con todo mi ser. Me sentí muy estúpida.
—Es un lindo vestido —soltó. Me quedé muda. Me había visto mirar las prendas, y cómo me había gustado ese vestido negro. Traté de replicar pero las palabras no salían de mi boca. No sabía qué decir.
Sky dio unos pasos para quedar cerca de mí; extendió su brazo y rozó el mío agarrando el vestido con ambas manos.
—Tienes buen ojo, pero no creo que pretendas usarlo para mi ¿verdad?
—No, por supuesto que no —dije entre risas— solo estaba viendo.
Sky se rió conmigo y unas fuertes pisadas de tacón nos interrumpieron seguidas de unas voces familiares.
—¡Hola Sky! —exclamó Jenna al entrar junto a los maquilladores y los coordinadores— y hola a ti también, Isy.
Su "Isy" sonó agrio. Aunque era bastante obvio que Jenna quería parecer amigable, no se esforzaba demasiado en disimular su disgusto al estar conmigo.

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