Prólogo.

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Craig salió apresurado del instituto. La noche era fría, la luna brillaba con intensidad y se escuchaba de nuevo la música difuminarse al fondo. Sentía una mezcla de tantas emociones a la vez, que no recordaba la última vez que se sintió algo parecido. Ira, tristeza, vergüenza, impotencia, decepción.

Cuando solo se había alejado unos 15 metros del instituto, Tweek atravesó la puerta principal y corrió tras él.

—¡Craig! ¡ESPERA! —gritó desesperado.

—No me lo puedo creer —dijo en voz baja.

Se volteó de golpe y mientras veía como el rubio iba hacia él no pudo evitar soltar un suspiro de impaciencia. Lo miró realmente molesto. Era el peor momento posible para estar acompañado de cualquier persona.

—C-craig —repitió Tweek entrecortado cuando le alcanzó— ¡¿Por qué hiciste eso?!

—Tú tienes que estar de broma —le respondió.

—¿Y TÚ TENÍAS QUE AGREDIRLE ASÍ?

Craig se tomó unos buenos segundos para intentar calmarse antes de responder algo de lo que se pudiera arrepentir. Si había una persona en el mundo que, a pesar de todo, no podría ni pensar en hacerle daño, ese era Tweek.

—¿Cómo pudiste tener relaciones íntimas con ESO? —le preguntó dolido— cuando aún estábamos juntos...

Tweek tragó saliva. Había pasado hacía tanto tiempo que ya no recordaba la desagradable sensación de tener sexo con alguien a quien no solo no quería, sino que no deseaba ni deseó en ningún momento.

—Ya te he dicho... lo siento, Craig —dijo nuevamente en lo que iba de noche— ¡lo siento!

—Eso ya no importa.

—Uh... no importa... ¿por eso le has roto la nariz a Eric delante de medio instituto? ¡¿qué pasará ahora contigo?!

—Ah, claro —responde Craig a la defensiva— que ahora te importa lo que pase conmigo. Después de haberte marchado del instituto. Después de haberme besado sabiendo que estaba con Kyle.

Tweek que, pese a su neurótica personalidad, nunca había estado tan nervioso, empezó a rodearse la cara con las manos. No quería sacar el tema nuevamente; hablar de Kyle. Cuando apenas hace 10 minutos Craig le preguntó si seguía enamorado de Stan y él respondió que sí. Incluso las personas que no se habían relacionado nunca con ellos y que estaban allí sabían lo duro que tenía que ser sentirse humillado de esa forma.

—Argh, Craig... ¡no tenía elección!

Craig soltó una corta risa sarcástica.

—No tenías elección, vaya. Hablas como si hubieras sufrido bullying o algo incluso peor. Debe ser duro tener que irte del instituto para no tener que verme más y así no lidiar con lo que hiciste.

El rubio vuelve a intentar retener las lágrimas con todas sus fuerzas, haciendo que Craig desvíe la mirada de inmediato, mientras se cruza de brazos. No podía volver a ceder, aunque ya no quedase nadie a quien serle fiel.

—Sí, e-exacto... —admite— me torturaba verte y recordar cada minuto de aquella noche.

—Buen intento —responde Craig— conseguirás que empatice contigo porque al fin de cuentas, tú y yo ahora somos iguales.

Tweek frunce el ceño.

—¿Por qué me dices eso?

—Nos besamos —responde— ahora yo también he sido infiel, supongo.

—Craig... —suspira Tweek mientras se acerca a él— tú no eres así

Craig da un paso atrás y vuelve a mirarle. No se decide entre una expresión dolida o enfadada.

Sueños Húmedos [2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora