🥀🩸 𝚃𝚎 𝚊𝚖𝚘 𝚢 𝚝𝚎 𝚊𝚖𝚘 𝚖𝚊́𝚜... 🩸🥀 (𝙿𝚊𝚛𝚔 𝙴𝚕𝚎 𝚡 𝚃𝚗)

𝙳𝚎𝚜𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚘- 𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷

"𝐌𝐢 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞𝐝𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐳𝐚𝐝𝐨, 𝐭𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨, 𝐥𝐥𝐚́𝐦𝐚𝐥𝐨 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧 𝐟𝐮𝐞𝐠𝐨"

Al cruzar inmediatamente sentí escalofríos y los rumores que corrían en el pueblo retumbaron en mi cabeza, la gente solía comentar que los viajeros valientes que se adentraban al bosque desaparecían de maneras misteriosas y sus cuerpos nunca eran hallados, algunos decían que en lo más profundo se encontraba un grupo de vampiros que salían a buscar sus presas en las noches oscuras de invierno, pero eran solo chismes de gente desquiciada ¿cierto?
Me encontré con dos puertas gigantescas y majestuosas, toque cuidadosamente en busca de alguna señal de vida, como era de esperarse no obtuve respuesta alguna y tome valor para abrir una de ellas, era pesada y fría. Al presenciar el interior quedé tan consternada por lo que veía que no pude avanzar más allá de la entrada, era un castillo, había tenues luces alumbrado el lugar, velas derritiendose lentamente y un olor peculiar a metal oxidado. Era un lugar radiante, lucia cuidado de una manera aterradoramente meticulosa, había cuadros de gran tamaño con retratos de personas en ellos, algunos parecían recién pintados y otros tenían aspecto de tener décadas de antigüedad, los amplios ventanales del sitio estaban cubiertos en su totalidad con cortinas de seda negra y roja, cada vez me ahogaba más en el miedo, no sabía de donde provenía este sentimiento pero estaba temblando mientras contemplaba la escena; repentinamente escuche la puerta detrás de mi cerrarse de golpe y caí al suelo en un extremo agotamiento.

Al despertar me encontraba recostada en una suave cama con sabanas de satin carmín, a mi lado se encontraba una mesa de noche con 3 velas rosas, desprendían un olor floral bastante embriagante que por momentos me despertaba un deseo que jamás había sentido antes, al tratar de levantarme note que mis manos estaban atadas a la cabecera de la cama, la atadura era tan delicada que no la percibí al instante, pero lo imperceptible no le quitaba lo inmovilizante; estaba atrapada.
Tiempo después escuche a la distancia una conversación entre dos personas.

-¡Hyeon! -gritó con fuerza una voz intimidante.
-Lo siento mucho señor, no se como logró pasar su seguridad -respondió una voz temerosa.
-Es la última vez que permito algo así, a la próxima te convertiras en uno de mis cuadros -dijo severamente.
-Si señor Park -hablo.
-Ahora ayudame a arreglar esto lo más pronto posible, prepara a la chica como de costumbre, no puedo desperdiciar esto.

La plática era extraña algo dentro de ella sonaba mal, pero de alguna manera al escucharla no me producía miedo ni ganas de huir, me sentia ligera y despreocupada, como si algo alterara mis sentidos y mi realidad; hasta que el sonido de la puerta abriéndose me alertó devolviéndome la conciencia por un instante, era un jóven vestido de manera elegante con un traje azul rey con detalles bordados en dorado, su pelo era negro y su cara inexpresiva, usaba unos lentes que enmarcaban sus facciones de una manera muy atractiva e intimidante, estaba aterrada. El sujeto comenzo apagando las velas que estaban a mi lado, una por una mientras el olor se desvanecía en el aire me encontraba cada vez más ansiosa y aterrada, más despierta. Pronto llegue a la conclusión de que aquellas velas contenían algo que me hacían sentir bien y me hacía ignorar el hecho de que estaba secuestrada en un castillo a kilómetros de cualquier civilización. Mientras más iba recuperando la cordura notaba en esa habitación más y más detalles que me dejaban la sangre helada, no podía decir ni una palabra. Lo que parecían ser sabanas color carmín eran en realidad sabanas manchadas de sangre que parecía fresca, la base de la cama tenía una estructura que daba la impresión de ser creada con huesos, había rasguños en las paredes y barrotes en las ventanas. Todo esto era una pesadilla, nada se sentía real, aunque quería gritar nada salía de mi boca, el miedo es un paralizador natural que puede controlar todo de ti en un instante.
Mis pensamientos eran tan ruidosos que no me había percatado de que el chico seguía en la habitación, me observaba con una expresión de lastima, saco una bata de terciopelo blanco del clóset al frente mio y se dirigió a una habitación que debería ser el baño, se escuchaba como caía el agua lentamente, no entendía nada y de nuevo estaba temblando, hasta que se acercó a mi, comenzó prendiendo una vela esta vez de color azul, desató mis manos y cuando estaba a punto de intentar escapar súbitamente caí dormida de nuevo.

Al abrir los ojos me sentía abatida y más débil que nunca, no sabía si habían pasado horas o días, un dolor excesivo en el brazo derecho me alerto, de inmediato voltee temerosa y tenía una cortada recta desde el codo hasta la muñeca, parecía que estaba fresca pero no suficiente para sangrar, las sabanas ahora estaban completamente blancas, limpias, mi cabello estaba húmedo y olía a que me habían bañando con esencia de rosas, también vestía la bata que vi al sujeto sacar del clóset. No podía dejar de pensar en lo retorcido que era todo, tan irreal y oscuro, sentí una lágrima correr por mi rostro, comencé a llorar tratando de asimilar que estaba pasando, contemple mi alrededor en busca de esperanzas pero en lugar de eso encontré algo que me haría entender en donde o mejor dicho, con quien estaba. El tocador a mi lado ahora tenía una copa de un denso y rojo líquido que asumí, era mi sangre; pegue un grito que retumbó en las paredes y algunos segundos después conocí a mi secuestrador. Un hombre con el aura más imponente y sombría que me habia tocado presenciar, todo mi cuerpo se congeló, era tan blanco como la luna, con aquel traje rojo que llevaba me hizo imaginar sangre sobre la nieve, su pelo rubio brillaba aún con solo la luz del candelabro de la habitación, no necesitó pronunciar ni una palabra antes de que perdiera la cabeza, aún así, entró lentamente al cuarto me miro de pies a cabeza y dijo:

-Me parece que antes de acabar contigo, puedo divertirme un poco, hasta que tu cuerpo humano me lo permita claro está -sonrió ampliamente y salió sin decir más...