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Había quedado con mi novia para tomar algo en la tarde y ver algunas películas, así que allí me encaminé una vez salí del trabajo.

Debo admitir que tengo mucho aprecio por ella, es mi gran amiga y no tengo nada que quejarme de ella... Bueno, tal vez una cosa...

No quisiera sonar grosero, pero digamos que la llama que normalmente se tiene entre las parejas pues... Digamos que nunca nació. Es más, ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que tuvimos intimidad.

El problema era que ella es algo tímida y pues yo... Mi líbido no es muy alto que digamos. De todos modos estamos bien así, no nos hace falta nada.

Estacioné el auto frente a la casa de Aitana y me baje del auto, encaminandome directamente hasta su puerta,  dando unos golpes suaves a esta última.

A los pocos segundos, mi novia abre la puerta con una enorme sonrisa y se avalanza hacia mi, rodeandome con sus brazos y besando castamente mi mejilla.

– Hola, amor.

Saludé riendo un poco, procediendo a rodear su cuerpo con mis brazos.

– Hola, amor ¿Cómo te fue?

Saludó ella de regreso en lo que se apartaba de mi y se encaminaba haría adentro de la casa.

– Oh, pues bien, algo cansado.

Le comenté mientras ella comenzó a moverse de un lado al otro preparando las cosas para que podamos ver unas películas.

– Oye amor, Oliver nos invitó a una juntada hoy ¿Te gustaría ir?

Pregunté algo tímido pues normalmente no salíamos a muchos lados puesto que a ella no le gusta estar rodeada de gente, aunque no la culpo por ello, a mí tampoco me gusta, el problema con ella es que es un poco... Agresiva cuando está con gente.

No quisiera que haga una escena.

– Aaron dijimos que íbamos a ver unas películas.- respondió de mala gana, mirandome algo molesta.

– Lo sé y aún podemos verlas, Oliver nos pasará a buscar más tarde.- dije intentando calmar un poco la situación.– Vamos, por favor ¿Si? Será divertido salir un poco- pedí nuevamente y con cara de súplica.

Ella aún se notaba molesta luego de mis pedidos, pero al parecer mi puchero exagerado logro ablandarla un poco.

– Está bien.- bufó ella poniendo sus ojos en blanco por un momento.– Pero no me quedaré mucho, si tú quieres seguir allá es cosa tuya.

– Me parece bien, gracias, bonita.- dije con una sonrisa amplia, dandole un par de besos en su mejilla pues no necesitaba más de eso, normalmente no nos damos muchos besos en los labios ya que a ambos nos parece algo incómodo.

Y así transcurrió la tarde, ambos vimos unas películas y cuando ya se acercaba la hora que habíamos pactado con Oliver, Aitana corrió a su habitación para comenzar a prepararse.

Por mi parte, simplemente me quedé como estaba, con mi ropa de oficina, solamente me saque mi corbata y desprendí un poco mi camisa blanca para verme algo más informal, pero solo eso.

– ¿Qué te parece?- escuché preguntarme aquella voz que tan bien conocía y que se encontraba a mis espaldas. Me giré para verla y allí estaba, mostrándome su vestido celeste corto hasta la mitad de sus muslos y su cabello adornado con unos pequeños broches a un costado que la hacían ver muy delicada y femenina.

– Te ves preciosa.- afirmé sonriendo. Y justo en ese momento, alguien toca a la puerta. – Debe ser Oliver, yo atiendo, tu vé por tu bolso.- le dije justo antes de ir hasta la puerta y abrirla, encontrándome con un muy bien vestido Oliver del otro lado de la puerta.

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⏰ Última actualización: Nov 12 ⏰

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𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨𝐬 𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐋𝐮𝐧𝐚🌃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora