Yo te voy a salvar [MichiDou](+18)

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-Vamos Douma tu puedes!- Asintió entusiasmada María.

-Y-Y si me caigo?- Tartamudeó asustado el menor sentado en el sofá.

-Tranquilo, yo te atraparé.- Sonrió con seguridad la mujer.

El quinceañero hizo un pequeño puchero y se puso de pié avanzando unos pasos débilmente, al menos hasta que se resbaló con las uñas largas de su pié y sintió como su cuerpo avanzaba hacia adelante, siendo atrapado por los hombros rápidamente por la mujer. -NO PUEDO! ES INÚTIL!- Gritó frustrado el ojiarcoíris sintiendo sus ojos aguados con ganas de llorar.

-A ver, déjame ver tus pies. Estabas caminando lo más bien.- Lo ayudó a sentarse en el sofá y le quitó las medias de Michikatsu. -Te voy a cortar las uñas. De paso te corto también las de las manos.-

-Puedo... Puedo tener las de las manos largas, cómo usted?- Preguntó tímidamente el menor viendo las uñas de la dama.

-Por supuesto, pero de todos modos las cortaré y limaré un poco para que no te lastimes con ellas.- Besó la frente del niño y el timbre de la casa sonó haciendo temblar de terror a Douma. -Tranquilo, son las cosas que pedí quédate aquí.- Sonrió amablemente y se dirigió al recibidor.

El curioso adolescente se arrodilló en el sofá y se asomó por detrás de la cortina, viendo un repartidor bajar unas cajas pequeñas, una caja un poco más grande y un colchón de una camioneta y luego como la dama firmaba unos papeles.

El hombre sintió que lo miraban y al voltear hacia la ventana frunció el ceño confundido al ver esos ojos arcoíris inocentes y curiosos y esa larga cabellera platinada con una cicatriz roja y negra en la base de su cabeza. Al menos hasta que el menor se percató que notó su presencia y se escondió rápidamente. -Tiene una hija muy linda señora. Aunque es sorprendente, usted tiene el cabello negro y los ojos bordó y ella tiene el cabello platinado y los ojos arcoíris.-

-Ohh, es porque mi pequeña se parece a su padre jaja!- Sonrió nerviosa devolviéndole los papeles para agarrar la copia de estos.

-Cómo se llama?- Preguntó con curiosidad el joven de unos 24 años.

-V-Verónica.- Mintió diciendo el nombre de su hermana cuatro años menor, la cual vive actualmente en España.

-Ohh ya veo. Lo siento, creí que era alguien más.- Sonrió amablemente e hizo una pequeña reverencia. -Disfruten sus compras!- El ojiazul saludó alegremente con la mano y la dama le cerró la puerta en la cara. Aún más confundido, se quitó su gorra de repartidor dejando ver que no tenía cabello y mientras caminaba a su camioneta hizo una llamada. -Hola papá.-

-Douma. Por qué no te pusiste tu gorra y anteojos de sol?- Lo regañó la fémina viéndolo preocupada.

-M-Me dijeron que dentro de la casa no hacia falta.- Tartamudeó el menor haciendo un puchero.

-Pero te asomaste a la ventana.- Se acercó con una caja para mostrarle el contenido.

-PERDÓN!- Gritó aterrado y se lanzó al suelo abrazando sus pies rompiendo en llanto. -PERDÓNAME! YA NO LO HARÉ! ESTOY LISTO PARA MI CASTIGO!-

-Eh?- La Tsugikuni arqueó una ceja confundida y dejó la caja junto al sofá. -Por qué te castigaría? Ni siquiera te estoy regañando, solo te estoy recordando que tienes que esconderte con los extraños, al menos hasta que estemos seguros de que todas las personas de los videos no están aquí en el pueblo, es por tu seguridad.- Se inclinó y cargó con cuidado al niño limpiando sus lágrimas suavemente. -No se que fue lo que te hicieron esos enfermos luego de los videos, pero no dejaré que nadie más te lastime.-

Douma sollozó y se escondió en su cuello sintiéndose seguro. -P-Pero estoy en su casa, seguro estás enojada de que esté metido en su familia.-

-Eh? Para nada. Nosotros somos los que estamos metidos en tu casa.- Se sentó en el sofá dejando al menor en su regazo. -Esta casa es tuya, nosotros la compramos porque creímos que estaba abandonada. Y ninguno de nosotros está enojado. Tu eres una persona que sufrió mucho, no dejaremos que te lastimen otra vez. Pero si en un momento quieres que nos vayamos tu nos dices y nosotros lo haremos.-

-L-Lo dices porque soy el que tendría que haber heredado la casa.-

-No. Lo digo porque eres un ser humano, eres apenas un niño de quince años que sufrió durante más de diez años, y como madre, me duele ver como sufriste, por eso quiero protegerte.-

El menor sollozó emocionado y se lanzó a sus brazos sintiéndose seguro en ese abrazo.

-Quieres ver lo que te compramos?- Preguntó la mujer mientras acariciaba su cabello suavemente.

-Uh? Eso es para mi? Es mucho! No tendrían que gastar en mi!-

-Para nada es mucho, tu mereces mucho más que esto.- Revolvió alegremente su cabello.

Con curiosidad, Douma se bajó de sus brazos y gateó por el suelo hacia las cajas.

Ya en la salida, Michikatsu observó a Yoriichi acercarse con Muzan. -Bien, vamos a casa, hasta mañana Muzan!-

-De hecho... Muzan viene con nosotros. Ya habló con su padre y como le dijo que tenía que hacer un trabajo en casa de un compañero le dejó.-

-QUÉ?! ERES IDIOTA?! NO PUEDE VENIR A CASA!- Lo regañó Michikatsu comenzando a pegarle.

-Ya se sobre Douma, no diré nada. Y lo conozco más que ustedes.- Susurró el pelinegro de ojos rojos.

-Bien. Pero dejemos las cosas claras.- Michikatsu se acercó a Muzan viéndolo amenazante. -Le llegas a decir a alguien o llegas a lastimar a mi Dou y me encargaré de que sufras más de lo que tus enfermedades te hacen sufrir.-

-Sisi, ya muévete. Hueles a sudor.- Lo regañó Muzan empujándolo un poco y el auto de la madre de los chicos se detuvo frente a ellos.

-Hola niños, ya pueden despedirse de su amig-

-YO TE CONOZCO!- Sonrió radiantemente Douma abriendo la puerta trasera del auto dejándose ver con ropa nueva a su medida, un gorro cian que ocultaba su cabello y unos lentes de sol. -ÍBAMOS A LA ESCUELA JUNTOS Y JUGÁBAMOS EN EL PARQUE! MUZAN!-

El ojirrojo sonrió radiantemente y entró con cuidado al auto para abrazar con fuerza al ojiarcoíris sollozando emocionado. -TE EXTRAÑÉ TANTO DOUMA!-

Michikatsu frunció el ceño celoso y entró al asiento del copiloto azotando la puerta, mientras que Yoriichi sonrió alegre entrando al asiento trasero con los menores agarrando el andador de Muzan y su oxígeno.