Capítulo 17: No es cierto...

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Kathara

El insistente sonido del teléfono fijo, me trae de vuelta a la realidad.

Decido contestar, por que ya he ignorado dos veces la llamada.

—¿Sí? —contestó.

—Magomedov, hablas con él. —me siento mejor antes de responder.

Hace una semana hable con él, y la verdad no había recibido más noticia sobre él, y ciertamente estuve ocupada en otra cosas... así que no preste atención a sus movimientos.

—Bien, cuéntame a que se debe tu llamada. —aseveró de una vez.

—Sabes que personalmente no eres una de mis personas favoritas. —es sarcástico. —Pero siendo sincero no están mala idea hacer algún tipo de trató contigo, estuve pensado lo toda la semana... y voy a creerte. Por que se que eres una jodida bestia en la que haces, y de verdad me sirve tenerte de mi parte. —es sincero.

—Pero igual no te oyes muy seguro, ¿por qué será?

Él suspira.

—No confío tan fácil, creo que lo mejor sería verte en persona. Tengo alguno de mis hombres por allá, no sé con exactitud quién eres, ya que es difícil conseguir información sobre ti. —acepta y sonrió con eficiencia aunque no pueda verme.

—Bien, te estaré avisando.

—Bueno, nos vemos.

La llamada termina y vuelvo a lo que estaba, tecleo un poco más en mi computador consiguiendo así lo que quiero, aunque no me sorprende.

¿Cómo no me di, cuenta antes?

—Así que tú siempre has sido el jefe de Capilla Peligrosa... —murmuro mientras un sabor amargo recorre mi boca y garganta. —Maldito, hijo de perra. —gruñó molesta.

Sí antes lo adiaba, ahora lo hago con más razón.

—Fallaste al no saber quién, era él verdadero jefe. —concluyó con la mirada puesta en el techo.

—¿De que hablas Kathara? —la pregunta de Zahim me hace sobresaltar.

Lo miro molesta y él rueda los ojos, toma asiento frente a mí y suspira.

—Vamos, cuéntame. Soy tú amigo, y sabes que siempre apoyaré tus decisiones. Pero quiero saber de que jefe hablas. —me pide.

—Teirron, no es el jefe oficial de Capilla Peligrosa, es como su intermediario. —empiezo a contar.

—¿Cómo? Él siempre ha dado la cara por esa pandilla, que enrealidad no todos son de aquí. Recuerda que en Rusia había una, pero nunca se pudo atrapar.

—Sí, siempre que tenía las coordenadas, se iban de forma apresurada, como si alguien les dijera. Dónde, cuando y aque hora iríamos por ellos. —él asiente de acuerdo.

—Exacto. Sabemos que es una banda grande, y algo poderosa. Y esta algo regada, ya que en cada lugar o al menos países cercanos hay alguna. —recuerda.

—Él problema no son ellos, el problema ahora es el jefe. El verdadero, la cabecilla de todos. —respondo.

—¿Y quién es? —la curiosidad lo delata.

—Te daré unos datos de personas que conoces y crees que tienen, dichas cualidades.

—Bien, juguemos a las adivinanzas.

—Es alto, y posiblemente nuestro archi-enemigo. No nació en ese país, pero se crío desde pequeño y tiene dicho asentó a la hora de hablar cualquier idioma. Sin olvidar que siempre había algo que no te gustaba de él, no hablas con él, pero la sola mención de su nombre te jode, nos jode. —resumo.

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