Longboard

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En los cerros orientales de la ciudad de Bogotá, vive una pasión extrema por sentir el asfalto sobre ruedas, y todos nosotros hemos vivido ese momento en la loma.


- Ñero ¿seguro usted se va a bajar en esa tabla así?
- Si, copas que yo estoy bien.

Me mira fijamente, han bebido 2 litros de ron entre los dos, además de varios "baretos" como le decimos en la fría, caótica y mágica Bogotá;  está loca.

- ¿Usted se baja conmigo?
- Sí
Le correspondí la mirada con una sonrisa, con los ojitos rojos.
- Yo le dije que subiera la tabla para tirarnos juntos y eso vamos hacer.

Quiero fumar más, entonces pego un porrito y pienso: no creo que sea capaz de montar tabla así, esta caminando de lado, habla con la lengua pegada.
Vamos cuesta arriba, Daniel va con su bicicleta (la flaca) que tiene tremendo pique. Guacamayas es un barrio de callejones y calles angostas, pero da a una principal, la cual esta noche vamos a sentir como nunca.

Entre chistes, anécdotas y risas llegamos arriba al cai de Guacamayas, desde ahí comienza una pendiente, que posee cuatro semáforos.

Las tablas de longboard son más grandes, tienen un taco en el frente para que el pie no se mueva y derrapar de manera mas estable, los trucks se ajustan según quiera el rider, otra diferencia son sus ruedas más grandes, suaves, que permiten ir más rápido.
Esta noche más que montar en tabla Juan quiere saber si verdaderamente confió en él, me analiza una vez más, sonríe, pone la tabla en el piso, se sienta al frente. Respiro lentamente, lo miro insegura de si subir o no, siento miedo, me sudan las  manos, me late fuerte el corazón, observo a mi alrededor y por supuesto, la pendiente.
Daniel se sube a la bici, así que me acomodo justo detrás de Juan, me siento, ubico mis piernas alrededor de su cintura y con mis brazos lo agarro por el pecho, pongo mi cabeza ladeada levemente hacia la derecha, también tengo curiosidad por ver.
- No se puede soltar de mí, y por nada del mundo vaya a bajar las piernas.

Sube la mirada hacia Daniel le señala con la mano que vaya primero y dice.
- Veo ñero váyame haciendo pista, que todo bien.

Justo ahí sé que ya no puedo negarme, como diría mi nanita "ya no hay vuelta de hoja", él levanta los pies, agarra la tabla por los lados con sus manos y comenzamos el descenso, lo primero que nos encontramos es un hueco que hay en la calle, no lo esquiva por completo entonces saltamos, esto me deja sobre él, y con media nalga en la tabla. Un rayo de ilusión se asoma para que se detenga esto. No sucede, así que ajusto todos mis músculos a él, esa es la definición de ser uno.

El semáforo se puso en verde Daniel nos pasa con la bicicleta por la izquierda, al ir sentados somos invisibles en la vía, así que sin su ayuda podríamos morir. Salimos a la principal, vamos más rápido, no puedo respirar, lloro, me agarro a él, me giro para ver a Daniel.

- ÑERO FRENE VA MUY RAPIDO

El también va a una velocidad que no se espera va pedaleando, en bajada,  gritando, nos mira y ruega que nos detengamos, pasamos el segundo semáforo, y ahí nos espera una curva en forma de C, observo a Juan todos sus músculos están haciendo fuerza, su cara, su expresión, sus venas resaltan, su mirada al frente.

Antes de llegar a este semáforo observo que viene un bus y de bajada un carro particular azul oscuro, pienso que vamos a morir, él acelera, la velocidad aumenta, ya no sé sí grite, pasamos por el medio de esos y más vehículos, todo comienza a estar en movimiento, la gente nos mira, nos gritan, se asombran, Daniel queda atrás eso solo puede decir que vamos a mas 80k por h.

Llegamos a la curva, esa que solíamos observar todas las noches antes de ir a dormir, desde un pico más alto para ver como bajaban los que practican Gravity Bike otra modalidad de deporte extremo; ahora no estoy segura si por su velocidad, por las bicicletas que utilizan o la falta de protección en sus cuerpos; el cuerpo muy importante amarlo, cuidarlo, respetarlo, mimarlo, educarlo y
entrenarlo.


Entramos en la curva todo el peso se balancea hacia la izquierda y luego a la derecha, esta vez la toma abierta, con la bendición de Dios no subía ningún vehículo, justo a la salida, sigue una recta y un último giro a la izquierda.Daniel gritando pide que nos detengamos, eso no va a pasar, conozco a Juan y sé, que cuando algo se le mete a la cabeza va por ello y no lo deja, esa es una cualidad que tenemos en común, me caen las lágrimas, mojando todo mi rostro y su hombro, no hay palabras entre nosotros.

(DEJA VU)

Me sujeto a él con mas fuerza, giramos a la izquierda el semáforo pasa de amarrillo a verde, Daniel está a nuestro lado, todo va a cámara lenta, los carros en movimiento, no escucho nada solo el latir de nuestros corazones a un solo ritmo, nos amamos.

Pasamos el semáforo y él disminuye la velocidad; para frenar ambos bajamos las piernas y suavemente acariciamos el asfalto con nuestros pies, yo llevo unas botas negras, él zapatillas azul rey con cordones blancos, entramos por la carrera 8 me tiro al piso, miro al cielo, la luna esta encendida, lloro de alegría, Juan me abraza, me besa, se sienta en el andén, Daniel nos mira y no sé si está enojado o maravillado.

- Chino hpta esta loco, casi se mata, y usted también como se le va a subir a la tabla así, véalo ni siquiera puede mantener de pie.

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⏰ Última actualización: May 23 ⏰

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