Lawrence - catorce años
Mi tía me volvió a contar la misma estúpida historia del demonio atrapado en el jardín de las luciérnagas. Esa cosa ni debe de existir.
-¿por que pones esa cara? Esta basado en hechos reales-. Claro, y yo se matemáticas.
-Carolina, no es tiempo de historias, Lawrence tiene que ir a la escuela-. Dijo mi padre apareciendo de la nada en la habitación.
Mi tía le saco la lengua como si fuera una niña todavía y salió de la habitación maldiciendo en susurros.
-vamos-. Indicó mi padre y yo solo seguí sus órdenes.
(***)
-¡Lawrence!-. Subí la cabeza y me encontré con Karol, una pelirroja muy activa.
-Karol-. Repetí su acción llamando por su nombre y me abrazo como si me quisiera sacar el riñon.
-¿sigues con la mochila? Tu siempre vienes temprano-. Karla suspiro y se estiró.
-si, pero la maestra de kinder estaba contando una historia en el jardín y no pude evitar parar a escucharla-. Es una razón estúpida pero siendo ella estoy seguro de que no es ninguna excusa.
-¿que historia? No me digas que el jardín de las luciérnagas porque te mató-. Karla río y dio saltos para llegar al salon. Otra vez esa estúpida historia.
Resumida es la de un demonio que esta atrapado allí y dicen que se come a los niños que se meten a los bosques. Ni interesante es.
Siempre me pregunte como se vería ese demonio si de verdad existiera.
La historia no es muy vieja tampoco, empezó hace diez o nueve años.
-¿sera que ese demonio del que tanto se habla allí será atractivo?-. Me agarro de los hombros y me sacudió. Típico de ella, se enamora de gente que no la topa o ni siquiera existe.
-¿y que tal si es gay?-. Me soltó de repente y casi me caigo. Levante la vista y me encontré con su cara sería y asustada.
¿De verdad se puso así solo por eso? Es solo una historia inventada de un demonio.
-¡Francis! Callate-. Me dio una cachetada y seguido de eso me soltó varios insultos muy considerados y llenos de amor.
Me dijo cucaracha de cocina económica.
-te apuesto que ese demonio no enamora ni a una hormiga-. No lo hace porque no existe, pero ella no está preparada para aceptar eso.
Me empujó y se sentó en su asiento mientras me sacaba el dedo de en medio.
Yo también me deje caer en mi escritorio y me recoste en la paleta llena de dibujos de penes.
-la prima de una amiga de mi madre dice que a su tía se le murió un hijo porque se metía en muchas peleas-. Escuche una conversación agena y mi instinto de señora chismosa se activaron.
-¿de verdad? Pobre de ella, me pregunto quien era-. Levante mi vista disimuladamente y pegue mi oreja lo más que pude al escritorio de la chica.
-pues no lo se, fue en Belice, aunque ya pasaron trece o catorce años de eso-. Era un bebé para eso.
-¿habra estado guapo?- pregunto una de ellas. ¿Que clase de persona pregunta eso cuando le dices que se murió alguien? Lo peor es que las personas que se meten en peleas suelen ser feos que no enamoran a nadie.
Lo digo porque ya me han coqueteado algunos de ellos, y les puedo decir que prefiero tirarme de un edificio antes que salir con esa clase de personas.
-Larissa, eso no se pregunta-. La chica llamada Larissa recibió ciertas palmadas fuertes y bruscas en la cabeza en forma de regaño.
-¿y como se llamaba?-. Volví a dirigir mi atención a la conversación.
-Darius-. Sentí un escalofrío que recorrió mi cuerpo de los pies a la cabeza al oir ese nombre.
No tengo idea de porque paso eso, nunca me había pasado y tampoco tiene sentido.
-Darius-. Repetí su nombre en susurro y volví a sentir ese escalofrío recorrerme por toda la espalda.
-¿y esa cara de idiota que tienes?-. Levante la vista y ví a Karla al lado mío.
-eres tú-. Dije con obviedad y ella asintió dándome la razón.
Par de pendejos que somos.
La conversación de las chicas seguia grabada en mi cabeza y el nombre que me daba ese escalofrío por todo el cuerpo también.
Ahora ya se que es el nombre lo que causa el escalofrío, pero lo raro es que nunca me había pasado y tampoco conozco a alguien que se llame así.
(***)
Le conte a mi tía el extraño escalofrío que me daba ese maldito nombre y ella se río.
-me llamaras loca pero tal vez es una señal divina que el cielo te quiere dar-. Bromeó y yo me deje caer bruscamente en el sillón.
Perdón, me gusta tirarme a la cama y a los sillones en vez de sentarme como una persona normal que si usa el cerebro para algo.
-es que es raro-. Abrace una de las almohadas del sillón y ella y se sento al lado mío.
-yo creo que tal vez es una señal importante para tu futuro-. Le solté un suspiro pesado y me tape la cara con la almohada.
Eso es algo bastante imposible.
-no digas esas estupideces-. Me queje.
-no son estupideces, puede llegar a pasar-. Pero aún así no entendería que tendría que ver ese nombre en mi futuro.
Pero su nombre me da escalofríos y una curiosidad inmensa.
Una curiosidad que siento que me grita para que vaya y busque respuestas de porque ese nombre se siente tan conocido pero tan indiferente.
Una señal.
Eso no existe.
-¡carajo!-. Grito mi hermano desde su habitación.
-iré a ver a tu hermano, dime cuanto recapacites sobre tu señal divina del cielo mandada por Cupido o por quien sea-. Se paro del sofá y se dirigió al cuarto de mi hermano desapareciendo entre todos los pasillos color verde del Castillo.
Levante mi vista al techo y entre cerro los ojos.
-Darius, Darius-. Repeti su nombre varias veces intentando entender porque me causaba eso.
No tuve éxito evidentemente, pero la curiosidad de saber quién es este chico me mata.
Aunque lo más probable es que en unos meses se me olvide ese nombre y ya ni siquiera sepa que hice hoy.
Mi hermana de tres años paso corriendo y se cayó de las escaleras causando un estruendo en todo el castillo.
Su llanto empezó y yo me levante lentamente del sillón.
Estoy harto de ser el hermano que se tiene que encargar de todo.
Pero al menos puedo descansar de pensar en ese maldito Darius.
-Lawrence-. Susurro mi hermano y la cargue entre mis brazos.
-ya no llores, tu hermano mayor esta aquí-. Sonreí.
Mi hermana corría a abrazarme y por fin el alboroto que traía en el corazón y en el estómago cesó.
Aveces exagero las cosas.
Siempre lo hago.
ESTÁS LEYENDO
El jardín de las luciérnagas
FantasíaLawrence, un príncipe que pronto tendra que ocupar la labor de su padre como rey decide ir al bosque para despejar su mente de sus futuras responsabilidades y escapar de los problemas, o eso es lo que él creía. Mientras caminaba por el bosque, el p...