21. Las niñas no deben jugar con los muertos

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Parvaiz se aclaró la garganta y se levantó de la silla en la que había estado sentado, se acercó a Cruz en su camino hacia la salida, quien pareció sorprenderse cuando el joven se acercó y le habló cerca del oído

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Parvaiz se aclaró la garganta y se levantó de la silla en la que había estado sentado, se acercó a Cruz en su camino hacia la salida, quien pareció sorprenderse cuando el joven se acercó y le habló cerca del oído.

―Lo mínimo que pido es que la cuides. ―Parvaiz miró a Cruz a los ojos hasta que esta asintió y el príncipe apartó la mirada.

Parvaiz se acercó a Themis y le dio un beso en la parte superior de la cabeza. La joven se sintió extraña ante aquella demostración de afecto y ante las palabras que había escuchado.

―Tu padre quiere verte para la cena, podrías intentar no enfadarlo. ―Le lanzó una mirada fugaz a Cruz llena de significado― Sé que es tu especialidad, pero podrías dejarlo para alguna otra ocasión. Las cosas están complicadas.

Asintió en dirección a Cruz a modo de saludo y luego emprendió su camino hacia la puerta principal. Cruz se puso de pie y apoyó los brazos en el respaldar de la silla, miró a Themis.

―Me gusta tu cabello suelto. ―Su mirada viajo por el cuerpo de la joven. ―También me gustaría quitarte la ropa, pero...

Cruz se encogió de hombros, en unos minutos estaba caminando hacía la princesa. Themis se sobresaltó cuando la joven pasó por su lado y desapareció por la puerta del balcón, la princesa la siguió. Suponía que Cruz y Parvaiz estaban hablando sobre aquella mentira que le había dicho Themis a su padre sobre Cruz siendo su novia. Necesitaba aclarar eso antes de ponerse a hablar sobre aquel tema de las sombras, del cual tampoco le había contado nada aún. Necesitaba organizar sus pensamientos, antes que nada.

Al entrar a la habitación se encontró a Cruz caminando en su dirección, Themis estaba más que confundida. Cruz se acercó a ella y la tomó por la cintura, Themis dio un salto. Cruz acercó su boca al oído de la princesa y susurró.

―La puerta está cerrada con llave. ―Se alejó un poco sin dejar de sostenerla por la cintura, la miraba con lo que parecía complicidad. ―Me gustaría mucho besarte ahora.

Un escalofrío de anticipación recorrió el cuerpo de Themis, a ella también le gustaba la idea de besar a Cruz en ese momento o en cualquier momento. Todo su cuerpo le pedía que lo hiciera y que no se detuviera allí. Tomó las riendas en el asunto, deslizó su mano por la nuca de Cruz y acercó sus rostros hasta que sus respiraciones se mezclaban. Enredó sus dedos en el cabello de la joven y la atrajo hasta que solo quedaban centímetros entre sus labios.

―También me gustaría besarte. ―Comentó mientras la distancia que había entre sus bocas desaparecía.

Cruz la tomó con más fuerza por la cintura, sus manos comenzaban a subir por su torso, intentando deshacer los nudos que sostenían la ropa de Themis en su lugar. Themis tiró delicadamente del cabello de Cruz y esta soltó un gritito de sorpresa. La princesa no pensaba dejarla salirse con la suya esta vez, no hasta que ella hubiera explorado el cuerpo de Cruz también. Comenzó a trabajar en desabotonar el chaleco que tenía puesto la joven y luego siguió por la camisa. Mientras trabajaba en los botones se detuvo unos segundos para poder desperdigar besos a lo largo de la barbilla de Cruz y luego por su cuello.

La guadaña oscura [Criaturas Nocturnas #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora