Después de la boda, en el banquete, la reina Alicent se acerca a su hijo Daeron y lo abraza con fuerza. Susurra en su oído con voz suave pero cargada de pesar:
-Lamento que te hayas tenido que casar con un bastardo, hijo mío.
Daeron se estremece ante las palabras de su madre, sintiendo el peso de su desaprobación. Sin embargo, antes de que pueda responder, Joffrey, su esposo, se acerca a ellos. Escucha la conversación entre madre e hijo con atención, sus ojos eran fríos y calculadores.
Una vez que Alicent se aleja, Joffrey se dirige a Daeron con una sonrisa falsa en los labios.
-También lamento haberme tenido que casar con un niño que se esconde detrás de la falda de su madre -le dice con sarcasmo.
Daeron siente un nudo en la garganta, herido por las palabras de su esposo. Sin embargo, en lugar de dejarse llevar por la ira, decide mantener la compostura.
-No todos tenemos la valentía y la determinación de ser como tú, Joffrey - responde con calma.
La tensión entre los dos hombres es palpable, como una espada que cuelga sobre sus cabezas. En medio de la celebración, se encuentran atrapados en un juego de poder y desdén, donde las palabras cortantes son las armas que utilizan para herirse mutuamente.
Mientras tanto, la reina Alicent observa la escena desde lejos, con el corazón lleno de tristeza. Sabe que su hijo y su esposo están destinados a enfrentarse, a pesar de los lazos que los unen. En ese momento, se da cuenta de que la boda no ha hecho más que sembrar discordia y dolor en su familia.
[...]
La princesa Rhaenyra y su esposo Daemon caminaban juntos hacia donde se encontraban su hijo Joffrey y su esposo Daeron.
Joffrey, siempre atento a los detalles, notó de inmediato la incomodidad de su esposo y decidió intervenir.
-Padre, madre, qué alegría verlos -dijo Joffrey fingiendo una sonrisa.-Daeron y yo estábamos hablando sobre nuestro futuro.
Daemon asintió con una mirada fría, mientras Rhaenyra se acercaba a su hijo y le daba un beso en la mejilla.
-Me alegra escuchar eso, Joffrey -dijo Rhaenyra con una sonrisa cálida.-Es importante que planifiquen cómo será su futuro.
Daeron se sintió un poco más relajado al escuchar las palabras de la princesa, pero aún así no podía evitar sentirse intimidado por la presencia de Daemon. Sabía que su tío era un hombre poderoso y temido en todo el reino, y eso lo ponía nervioso.
-Es momento de que abran el bailé.
-menciona Rhaenyra.Joffrey y Daeron se dirigieron rápidamente al centro del salón, listos para abrir el baile. La música resonaba en el aire, creando una atmósfera de alegría y celebración.
Daeron extendió su mano hacia Joffrey, quien la tomó con gracia y elegancia. Comenzaron a moverse al compás de la música, deslizándose por el suelo con una armonía perfecta. Los invitados los observaban con admiración, maravillados por la destreza y la gracia con la que se movían.
Mientras bailaban, Joffrey y Daeron se miraban a los ojos, comunicándose sin necesidad de palabras. Había una conexión especial entre ellos, una complicidad que solo ellos entendían. Se movían al ritmo de la música, como si estuvieran en su propio mundo, ajeno a todo lo demás.
Después de bailar juntos por un tiempo, Daeron se separó de Joffrey y se dirigió hacia lord Ormund Hightower, quien lo esperaba con una sonrisa en el rostro.
-Es un honor tenerlo aquí esta noche, lord Ormund -dijo Daeron con amabilidad.
Lord Ormund asintió con una sonrisa, agradecido por las palabras de Daeron.
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𝐔𝐧 𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐒𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 𝐑𝐞𝐚𝐥
FanfictionEl rey Vicerys decide casar a su hijo menor Daeron con su nieto Joffrey para fortalecer los lazos de su familia y asegurar el futuro de la casa Targaryen.