Creo que necesito a alguien mayor

baila lento flor morada.

-Le vuelvo a repetir -dije, ya se me estaba acabando la paciencia- Esta pintura es falsa, no es un Miró original.

-¿Cómo? -volvió a exclamar la señorita, arreglando su abrigo aparentemente de piel falsa- Compré esta pintura en una subasta de parís, no puede ser falso. Ustedes son unos ladrones.

Ya estaba colmando mi paciencia, la verdad, ya no tenia nada. Aunque no lo crean, llegan a mi trabajo cientos de miles de personas como ella, tratando de llevarse mi dinero. Esta persona supuestamente traía una pintura de Joan Miró original, supuestamente. Vamos, no me quemé las pestañas estudiando 6 años arte para que una señora me estafe. 

-Pondré una queja al dueño de este lugar -se dió vuelta, buscándolo- ¿Dónde está el dueño de este lugar? de seguro con el si se podrá conversar, no con personas corrientes.

-Pues entonces -dijo un chico, que desde rato estaba mirando desde lejos- va a tener que quejarse con la persona que esta frente a usted -me apuntó-.

ella se dió media vuelta, volviendo a mirarme de arriba hacia abajo.

-¿Esta es dueña de semejante lugar? -pregunto apuntándome con su dedo largo y arrugado-.

-Tengo nombre, Kim Jiwoo-.

siendo muy sincera el lugar estaba lleno de grandes artistas y ya estábamos llamando mucho la atención de ellos, lo ultimo que quiero es otro escándalo mediatico como ese que tuve a principios de mi carrera. Me fui de fiesta después de haber hecho mi primera exposición la cual había sido un completo éxito, había vendido la mitad de mis obras y había ganado unos 50.000 seguidores en Instagram, Había bebido bastante en esa fiesta y me iba sola a casa, iba llegando a ella cuando unos chicos españoles me dijeron cosas, pensando que no les iba a poder entender, entonces me enojé...y les tiré una botella.

Por suerte el chico al cual le llegó mi misil no le pasó nada grabe y, después de todo, dijo que el había tenido la culpa, que él había provocado ese enojo en mi. Se disculpó conmigo y mencionó que me conocía. Al final le tuve que pagar los gastos médicos.

El chico la llevó a la salida muy a cuestas, por fin.

-Gracias -le dije- Te debo una, Adam.

Adam y yo nos habíamos vuelto inseparables los últimos meses, él me ayudó con el idioma cuando llegué aquí, era mi vecino hasta que me cambié de vecindario y después nos volvimos a reencontrar en el trabajo.

-No hay de que. -sonrió-.

Le devolví la sonrisa.

 -Permíteme retirarme, tengo que atender a mis invitados. -hice una reverencia, a pesar de todo el tiempo que he estado en Grecia, aún tengo algunos hábitos de Corea-.

-Oye -tomó mi brazo, con cuidado- ¿Te parece salir?-carraspeo y hizo una pequeña pausa- ¿a cenar? obviamente a celebrar, claro.

No soy tonta, Adam me estaba invitando a una cita. Y, vamos, era encantador. Es amable, caballero, alto, rubio y el griego lo hablaba como si fuera un completo Dios de su tierra, sin mencionar que también habla italiano y un poco de coreano gracias a mí.

-Claro -dije yo- esto termina cerca de las 10, a esa hora espérame en la salida, llegaré puntual -acaricié suave su hombro y me aparté-.

Me alejé de él, haciendo resonar mis tacones por todo el recinto, iba con un vestido ajustado color champán y mi cabello liso, largo, bastante diría yo. Me paré en una esquina del lugar, mi lugar. Él espacio donde tantas veces lloré y reí de felicidad, donde muchas veces me enojé porque no salía mi inspiración para hacer mis cuadros o simplemente me deprimía porque nadie venía a mi exposición. arriba de todo tengo mi estudio, que ese es diez veces más mi lugar, dónde tengo mis obras y mi yo verdadero.