KAT'S POV
Estaba totalmente confundida. ¿Cómo demonios había hecho eso? Sé que al ser yo quien soy no debería estar tan confundida, pero desde que descubrí mis poderes siempre me he preguntado si habría alguien mas como yo en alguna parte y ahora descubro que la mismo persona que ma ató a una cama y me drogóes ese alguien.
- ¿Co-cómo has hecho eso? -pregunté
- No voy a entrar en detalles, solo digamos que yo también tengo algunos trucos guardados bajo la manga. Por ahora lo que debes hacer es calmarte.
- ¿Calmarme? ¡Yo ya estoy calmada!
- No, no lo estas. Simplemente relajante y...
- ¡Que ya estoy calmada te digo!- pude ver como un jarrón que estaba cerca de explotaba e inconscientemente pegué un saltito.
- Por eso mismo quiero que te calmes. Al parecer cuando ten enfadas o te irritas usas tus poderes sin darte cuenta. Antes cuando mi padre estaba burlándose de mi en mi cara he sentido unas ganas terribles de saltar sobre él y matarle.
Al principio me quedé un poco sorprendida por esa confesión, pero en seguida me asaltaron las dudas.
- ¿Y como sabes que eso ha sido por mi culpa?- pregunté suspicazmenete.
- Puedo suponer que cuando nos has escuchado hablar te has molestado mucho cuando él ha dicho que deberían cavar un hoyo en la montaña y enterrarte ahí para que la casa no oliera a rancio. Además puedo asegurar que los sentimientos que tenía no me pertenecían, yo siempre he odiado a mi padre pero nunca sería capaz de matarlo- hizo una pausa -¿De verdad que tu no has notado nada?- preguntó con cara de extrañeza.
Ahora que me ponía a pensar en ello me daba cuenta de que normalmente me habría enfadada mas. ¿Sería posible que de manera inconsciente le hubiese mandado mis sentimientos a Alec? ¿Era eso siquiera posible? Tratándose de mi no me extraña tanto. Entonces se me ocurrió una idea. Una sonrisa malévola se dibujo en mi rostro. Alec debió de darse cuenta porque empezó a mirarme nervioso.
- Oye, emmm... ¿Estas bien?
No le respondí, simplemente cerré los ojos y me concentre. Pensé en la última vez que vi a mi padre, cuando estabamos huyendo de las sacerdotisas. Recordé el terror que sentí cuando aquel hombre casi lo mata y la desesperaciónny soledad que me embargarón cuando la Suma Sacerdotisa me conto con todo detalle como le habían atado con cadenas y la habían hecho miles de cortes pequeños que renovaban cada mañana para que se desangrase lentamente matandolo en nombre de su dios. Todavía recuerdo la sonrisa que tenía cuando me dijo que mi padre gritaba todos los días, no suplicando por el, sino por mi para que me dejasen ir. Me concentré en esos sentimientos y los envíe fuera de mi. Unos segundos mas tarde oí un golpe y cuando abrí los ojos ví a Alec tirado en posición fetal y agarrándose la cabeza con las manos. Al principio me sentí mal por él y me asuste de mi misma al darme cuenta que yo era la que le había causado ese dolor, pero rápidamente recordé el porque había hecho eso.
Me alejé a pasos rápidos de un tembloroso Alec y volví a dirigirme hacia las puertas de la mansión. Con un fuerte empujón las abrí y salí corriendo hacía los caballos que estaban atados a un poste cercano. Rápidamente desaté las riendas de una yegua y me monté en ella. Le di con los talones en los flancos y empezé a cabalgar. Paraba solo durante pocos minutos y siempre que los hacia era para que la yegua bebiese agua, quería alejarme lo máximo posible de esa mansión. Después de varias horas bajé de ella para poder dormir en una cueva que había encontrado para poder descansar y tener fuerzas para mañana. La até a un árbol y junté varias ramitas para lanzarles una bola de fuego y estar así caliente durante la noche. Me giré hacia el caballo y le sonreí.
- Parece que vamos a estar juntos durante mucho tiempo. Quizá debería ponerte un nombre- me lo pensé durante unos momentos -Ya sé. Te llamarás Ohanna.
Sonreí feliz. Puede que en esos momentos no tuviese ni dinero, ni comida, y tampoco idea de lo que iba hacer después, pero al menos era libre y tenía un caballo que no se quejaba del nombre que le ponía.
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La fugitiva del templo
FantasyObligada a adorar a un dios cruel cuyas sacerdotisas ofrecieron a su padre como sacrificio para despertarlo, Katherine deberá hallar con la manera de escapar del templo donde la encierran para evitar sufrir el mismo destino que su predecesor. Poco a...