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—¡Papu, papu! es hora de que despiertes, ¡despierta! tienes que hornear unos momazos— Murmuró Luis cerca de la oreja de Miguel mientras agitaba el brazo en el que reposaba su cabeza.

—¿Mhm..?— Volteó un Miguel adormilado a verle, frunciendo el ceño al sentirse aturdido por la forma tan repentina en que tuvo que recobrar la consciencia.

—Anduviste de fantasmón toda la última hora, ya tenemos que irnos papu— Ante esto, Miguel se sobresaltó y enderezo su postura, observando a su alrededor y percatándose de que la mayoría sus compañeros estaban saliendo del salón.

—¿Por qué no me despertaste antes?— Preguntó Miguel mientras tomaba sus pertenencias y las guardaba en su mochila para después cerrarla, colgándola sobre su hombro y levantándose.

—Pensé que te molestarías, papu... el profe ni cuenta se dió, enetepe xd— Luis se puso de pie de igual forma y ambos comenzaron a caminar fuera del salón.

—¿Quieres que te lleve?— Esta pregunta hizo que las mejillas de Luis se ruborizaran ligeramente, el día de hoy Miguel se estaba portando extrañamente más amable de lo normal con Luis; cosa que lo ilusionaba bastante.

—No quiero molestar, papu...— Contestó Luis mientras sobaba su nuca en un acto por apaciguar su nerviosismo. Por esto, Miguel lo tomó del brazo para dirigirlo hacia su auto. Luis le había dado la suficiente confianza como para realmente utilizarlo, así que quería que Luis fuera el que compartiera eso con él.

—Súbete, no seas maricón— Luis rió e hizo caso, entrando desde la puerta del copiloto. Sentían miradas y lograban escuchar comentarios al respecto, pero seria algo de lo que deberían acostumbrarse. ¿Qué tenia de malo en que los emparejaran? Miguel en lo personal comenzaba a preferir eso antes que a Luis le emparejaran con una de las chicas insoportables de su clase.

Miguel lo quería sólo para él.

El trayecto a casa de Luis fue bastante agradable para ambos, escuchaban música desde los parlantes del coche mientras hablaban sobre su día.

Al llegar, Luis insistió en que se quedase de nuevo a comer, pues le había avisado a su madre que Miguel lo llevaría a casa y ella quería hablar más con él. No pudo resistirse y accedió, encontrándose nuevamente con la familia de Luis reunida.

—¿Cómo les fue hoy, muchachos?— La sonrisa en el rostro de la madre de Luis le resultaba a Miguel tan contagiosa que no dejaba de sonreír en todo momento. Luis notaba esto y le generaba cierta tranquilidad.

—Muy bien, jefa. Hoy tuvimos una exposición, creo que estuvo +10— La madre de Luis rió por esto mientras Miguel se mantenía en silencio viéndolos interactuar hasta que una voz femenina lo abordó.

—Miguel, ¿sabes de matemáticas?— El mencionado volteó a ver inmediatamente a la hermanita de Luis y asintió mientras terminaba de tragar su bocado de comida.

—¿Me podrías ayudar con mi tarea? Luis es muy tonto— Miguel se carcajeó por su comentario y volvió a asentir.

—La decepción, la traición, hermana— Eliza le sacó la lengua antes de continuar comiendo. Sus peleas de hermanos sacaban de quicio a la madre de ambos, mientras que su padre los miraba riéndose. Miguel se sentía como un hijo adoptivo.

La familia terminó de comer y Miguel se ofreció rápidamente a ayudar a la madre de Luis a recoger los platos, siendo detenido por Luis; quien con una sonrisa le pidió que solo ayudase a Eliza.

Miguel se sentía apenado por eso, pero fue con Eliza, quien lo llevó a su habitación.

Al entrar, notó rápidamente la cantidad exagerada de pósters de bandas de Kpop con las que estaban decoradas sus paredes. Rió internamente por esto y tomó asiento donde Eliza le indicó.

love me back | papufrescoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora