capítulo 4

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Mahidevram

La respuesta a mi carta llego unas semanas después, según la carta que suleiman me envió, mi carta había sido adecuada pues la respuesta fue bastante buena, incluso prometió que al volver me llamaría a los aposentos.

Mi ánimo era muy bueno, disfrutaba de escribir a suleiman y de cuidar a mi mustafa pero sobre todo estaba bastante satisfecha con el comienzo de mis planes.

Ya había decidido quien sería mi criada y mano derecha en secreto, alguien que no llevara sospechas y sobre todo que tenga fácil acceso a información sobre hurrem.

Fidan hatun. Ella es mi elección, no me costo demasiado convencerla, además, asigne a otra criada que la vigilará, más no tuvo ningún comportamiento sospechoso.

Hurrem constantemente se la pasaba escribiendo a suleiman y aumento a un más su insistencia cuando se entero de que yo también le escribía. Ya tienen un vientre prominente, cada vez se comporta más mimada y cada vez insiste más en que su hijo será sultán.

Eso me preocupaba.

Esperaba que nunca intentara nada contra mi hijo porque si llegara a hacerlo deberá enfrentarse a todo mi dolor y furia sobre sus hijos.

Mi embarazo iba bien, me habia estado fijado constantemente en mi vientre y pude luego de mucha espera notar una ligera curva en el.

Estaba muy emocionada por recibir al pequeño o pequeña en mi vientre y darle todo el amor del mundo.

Incluso comencé a seleccionar muchas telas suaves y de toso tipo de colores para que luego la costurera confeccionará ropa para mi bebé por llegar y mustafa, incluso ya tenia un par de típicas de colores claros preparadas para su llegada.

Para eso precisamente decidí caminar a la habitación de la madre sultana.

Al llegar extrañamente no había ninguna criada en la puerta, solo un par de guardias rondando cerca, al parecer ellos no notaron mi presencia porque no hicieron reverencia mi me miraron, algo que hacían de costumbre. No le tomé importancia porque estaba emocionada por elegir más telas.

Pronto me puse nerviosa por la falta de gente y rezando para que el pasar no fuera un atrevimiento, abrí ligeramente la puerta.

En el interior observe como la madre sultana lloraba abrazando una tunica, daye estaba frente a ella.

—¿cuando será que podre volver a ver a mi hijo? Lo extraño tanto...—acercó la túnica aún más a su rostro mientras sollozaba.

—Sultana, usted sabe que sería muy  riesgoso verlo, podrían descubrirnos—bajo la voz aún más, me dificultó escuchar lo que seguía.

¿Tanto extraña la madre sultana a suleiman? ¿Qué tan malo debe sentirse? Tuve el impulso de entrar a consolarla cuando escuché algo que me impacto.

—Lo se... pero quiero a mi hijo ¡quiero ver a kurkan!—la madre sultana hablo más fuerte esta vez por lo que pude oírlo claramente.

¿kurkan? ¿Como que quiere verlo? ¿Será que...? ¿Desea morir para estar con el?

—No puedo seguir soportando pensar en que el esta vivo.  Cada minuto pienso en el y como estará, si me necesita o si quiere verme—tomó aire y una expresión más seria—¿tu crees que... debería hablar con suleiman? ¿Contarle la verdad? ¿Decirle que oculte a su hermano por miedo a su padre y que nunca se lo dije? Me odiara y tal vez me expulse.

¿Vivo? ¿el shehzade esta vivo? ¿Lo han estado ocultando?

Mi emoción fue tan grande que no pude controlar ni mi reacción ni mis emociones, con un movimiento rápido abrí la puerta de los aposentos de par en par.

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