Agosto /Martes 6 AM
Melo
—¿Entonces te vas?— Me pregunta desde la puerta.
No quiero tener que explicarlo otra vez, no pienso permitirle tocar a mi hija y no pondré a Ruth y a Sara en peligro, tenía fotos de ellas, sus teléfonos intervenidos, se metió en nuestra casa, no tienen nada que ver con esto y no pienso ponerlas a la merced de David.—Si, ya me encargue de todo, si viene por mí no va a encontrarme.— Digo finalmente.
—Bien, ¿a dónde iremos? —
Otra vez con lo mismo, no tengo la energía para pelear con él, no tengo fuerzas para discutir, lo que necesito es salir de aquí con mi hija.
—No VAMOS a ninguna parte Jeff, me voy con Annett. —
Siento como tira de mi cuerpo hasta quedar pegado al suyo y vuelven las ganas de llorar.
— Ya te deje ir una vez, ya te falle dos veces, si te vas lo harás conmigo, si vas por David, ire contigo, lo que hagas lo haremos juntos.—
No hay nada en sus ojos que me haga dudar, el verde dulce ha desaparecido y ha sido reemplazado por un color oscuro, como el bosque.
—Jeff, no pienso arriesgar tu vida y permitir que abandones todo por mi, me voy con Annett, vamos a estar bien...— No tengo las fuerzas para ponerlo en la mira de David otra vez.
—Claro que estarán bien, porque iré con ustedes,—Dice abrazandome fuerte.— Yo quiero pelear, quiero matar ese animal y liberarte para siempre de él pero si quieres irte; nos iremos, al fin del mundo, al infierno, a donde te dé la gana, pero conmigo. —
—Jeff...—
—¿A donde?— Repitela pregunta.
—Jeff, tienes una vida aquí, se que no quieres dejar a Ray, no tengo derecho ni quiero obligarte a dejar todo y vivir huyendo.—
—Ray puede cuidarse solo y a mi no me obligas a nada, me importa una mierda la vida que tengo aquí, esto no ha sido vida nunca, no sin ti y no pienso dejarte ir otra vez.— Habla casi demasiado bajo, esta tan cerca que puedo sentir sus palabras en la piel.
Ya no me quedan argumentos para persuadirlo, pensaba irme y despedirme, pero obviamente tendre que volver a escabullirme si quiero irme sola.
—Jeff, no pienso ir contigo a ningún lado, mereces tener una vida tranquila, ya te torturaron por mi, te apuñalaron por mi, maldición; tienes las malditas cicatrices en el brazo por intentar salvarme antes, ya me salvaste de la muerte una vez no voy a echarte a perder la vida otra vez. —
No me lo perdonaria, no podria, el merece un amor bonito, sin complicaciones, otro sol en un vida, no un maldito dia negro lleno de problemas. —Cuando me vaya estarás en paz,—continuo— David esta aquí por mi y por mi hija, no por ustedes, no tienes que ir a ningún lado, no tienes que convertirte en un maldito fugitivo.—
Siento el nudo formarse en mi garganta y no hay nada que quiera mas que estar con el, pense que la vida me había dado una oportunidad que podría disfrutar al menos de un noviazgo bonito, citas, abrazos en lugar de golpes, besos y caricias en vez de patadas pero esas cosas no pasan a gente como yo, no merezco tanto y Annett no merece tener un padre como el que yo le di.
No retrocede, no me suelta, no se mueve; solo me mira con rabia y no se si es el maldito medicamento, la nicotina o el maldito estrés pero me siento mareada, desubicada.
—¿Y qué sabes tú lo que yo merezco?— Su voz ha cambiado.— ¿Quién eres tú para decidir por mí? Ya te llore, ya te perdi y no pienso hacerlo otra vez, ¿crees que huyendo te vas a deshacer de ese animal?. Ya lo hiciste y te encontro, si vas a ser tan ingenua como para irte otra vez, me voy contigo. —
ESTÁS LEYENDO
Eros -Borrador
RomanceNo existen salidas si todas las puertas llevan al mismo lugar; Raymond Vargas sabe esto mejor que cualquiera, estar exiliado parecía la oportunidad perfecta para cambiar su vida. -Solo las partes que no le gustan- Pero desaparecer y dejar todo atrás...