CAPÍTULO 23 Caos parental

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Taylor al decir eso en voz alta por sentir la mano de su esposo, en automático, Evie se puso a gritar y llorar, le habían perturbado el sueño sin querer y posiblemente no se iba a calmar en un buen rato.

Volteó a ver a Travis con el ceño fruncido. —Oh, Evie— la rubia de inmediato sacó a su hija de la cuna para poder calmarla antes de que Charlie se despertara y contagiara del llanto, pero era demasiado tarde, al no encontrarse en sueño profundo, pudo oír a su hermana y, por consiguiente, él comenzó a llorar también.

—Nena, lo siento— Travis quería reír, pero si eso lo hacía, estaba seguro de que Taylor se iba a enojar bastante, fue a la cuna de Charles y lo sacó para tomarlo en brazos y tratar de tranquilizarlo.

La verdad es que ella igual se quería reír, pero no lo demostraría, ahora sus hijos estaban llorando sin control por culpa de la calentura de su esposo, por muchas ganas que tuviera ella también, al tener hijos en este momento el sexo no podía ser una prioridad, tendrían que dejarlo para otro momento.


Swift tuvo que salir con Evie de la habitación para que Charles se calmara, tal vez el pequeño nunca iba a lograr tolerar el llanto de su hermana o sus oídos eran muy sensibles, no lo sabía, mientras que Travis se quedó en el cuarto, tratando de hacer lo mejor que podía para que su hijo dejara de llorar, después de todo, él había tenido la culpa, si no fuese por su calentura los niños estarían durmiendo y él se habría salido con la suya, logrando tener algunos minutos con su esposa, pero en este momento, eso no iba a suceder, abrió la ventana para que entrara un poco de aire y se distrajera, con Charlie todo era un poco más sencillo, él bebé miraba hacia el jardín, atento a los enormes árboles que rodeaban la casa, el otoño se acercaba, Kelce se imaginaba que tan pronto como aprendieran a caminar, seguro jugaría con ellos con las hojas caídas de los árboles, quería que tuvieran la infancia más normal posible así como la tuvo él.


Por otro lado, Taylor estaba intentando calmar a Evie, quien se encontraba lo suficiente enojada, no había nada peor que una bebé que estuviera furiosa por la falta de la siesta, ni siquiera quería abrir los ojos para ver a su mamá, además de que todos sabían que ella podía gritar y llorar por más de una hora con todas sus fuerzas.

—Evie, lo siento, no debí gritar— caminaba de un extremo a otro de su habitación, arrullando a su hija, pero no parecía funcionar. —Tu papá me tomó por sorpresa—

Claramente la niña no iba a comprender eso, así que solo daba respiros para poder seguir en llanto.


Selena al otro extremo del pasillo oía el desastre que estaba siendo, caminó para ver si podía ayudar en algo, dirigiéndose al cuarto de los bebés, pero al asomarse, solamente estaba Travis sentado en la mecedora, durmiendo a Charles, o Charles durmiendo a Travis, porque el enorme hombre ya tenía los ojos cerrados también y podría jurar que estaba por roncar, se rio por la tierna escena y avanzó a la habitación de su amiga, que, por el contrario, se encontraba en la tercera guerra mundial.

—¿Necesitas ayuda? — la pelinegra entró, observando que su amiga ya no sabía qué hacer.

—Debes creer que no puedo manejar esto— dijo estresada.

—No, jamás diría algo así, ¿Por qué llora tanto? —

No le iba a decir que porque Travis le tocó el trasero y ella gritó por error. —Prefiero olvidar eso—

—Ok— rio. —¿Y si vamos abajo?, puede que se calme—

—Podemos intentar—


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