Para recuperar la vida, uno debe enfrentar primero la muerte.
Un hombre despojado de su libertad, sus principios... su vida.
Advertencia: Contiene situaciones explicitas sexuales, violencia excesiva, temas delicados y tabú preocupante, lenguaje ofensivo y temas maduros.
Recomendado para mayores de 18 años en adelante.
Su corazón latía como un tambor, rápido, duro y fuerte.
Su aliento soplaba fuerte como una tormenta de viento, su pecho contrayéndose con sus jadeos severos.
El miedo se filtraba de sus huesos, de cada célula de su ser, con las manos temblando como una hoja y el sudor cayendo de su piel caliente.
- Bienvenido al infierno, muchacho.
Esas cuatro palabras lo saludaron mientras fue impulsado brutalmente en un sótano húmedo por un guardia de constitución enorme. Todo era negro, del negro mas oscuro. Los guardias vestían de negro, las paredes del camión que lo habia llevado hasta alli eran negras, el cielo afuera era negro y la habitacion sin ventanas en la que ahora estaban, negras. El aire estancado era húmedo y espeso, la temperatura del cuarto, ardiente. El hedor de la grasa resbaladiza, el sudor y algo más pútrido quemó las fosas nasales del muchacho, haciéndole tener arcadas mientras sus pies se pegan al suelo sucio.
Demonios. Pensó, considerando las palabras del guardia. Era un infierno viviente.
Entonces el guardia lo empujó de nuevo. Esta vez hacia abajo por una escalera empinada y resbaladiza, luces opacas se hundían en las paredes. Los altos muros de ladrillo eran de un color amarillento dorado y ventiladores viejos sonaban en el fondo, tratando en vano de enfriar el aire demasiado caliente. Tuberías elevadas goteaban constantemente las aguas negras en el piso de concreto y las ratas y otras alimañas pululaban alrededor de sus pies.
El lugar era un agujero de mierda.
De nuevo, una mano pesada empujó la espalda del muchacho, adentrando a un pasillo estrecho. Con cada paso, el muchacho podía escuchar su respiración hacer un eco audible en sus oídos. Con cada paso, podía escuchar su corazón golpeando más duro en el pecho a un ritmo casi violento. Y con cada paso, podía oír cada vez con más fuerza una cacofonía estridente viniendo directamente de enfrente, justo detrás de una puerta que parecía de hierro. La gente estaba gritando y burlándose, acompañado por el sonido inconfundible metálico, de metal contra metal.
Los ojos del muchacho estaban muy abiertos, mientras miraba a la puerta, sus fosas nasales dilatadas por el terror. Nada de este lugar gritaba "seguro", de hecho, con cada nuevo giro todo lo que sentía era puro terror.
El guardia se extendió alrededor del chico, en voz alta y lentamente llamó dos veces a la puerta de hierro, cada golpe sonando como ruido sordo en su pecho, como un cañón. Las cerraduras se desbloquearon, llaves tintineando y, finalmente, la puerta de hierro se abrió con un chirrido.
Los ojos del muchacho se abrieron con incredulidad, mientras absorbía la escena. Los hombres adultos estaban por todas partes en la sala sobrepoblada. No había ni una pulgada libre, cuerpos sudorosos tirando y empujando entre sí, de pared gruesa a pared gruesa. Los hombres estaban bebiendo vodka, intercambiando dinero, las manos ondeando de emoción, mientras que todos ellos estaban viendo al frente, su atención puesta en algo justo por delante.
- Muévete, muchacho. - Ordenó el guardia. El chico arrastró los pies, renuente a dar el paso a través del umbral del "infierno". No podía moverse. Estaba congelado en el sitio, sus piernas temblaban y su cabeza giraba mareaba.
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PARTE DE MÍ ‹ markhyuck
Fanfiction⋆ adaptación autorizadaꜝꜞ Acondicionado en cautiverio para mutilar, matar y masacrar, el prisionero 818 se convierte en un luchador sin remordimientos, inigualable e imparable en el ring. La violencia es todo lo que conoce. La muerte y la brutalidad...