-Capitulo 23-

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Ray:

Escucho el sonido de sus huesos bajo mis nudillos y se ahoga en la sangre que le brota por la nariz y la boca, envuelvo los dedos alrededor de su cuelloy aprieto hasta ver como se hinchan las venas de su rostro y cambia decolor.—¿Donde esta? —Libero el cuello y tose una mezcla asquerosa de sangre, saliva y vomito que tengo que esquivar, no quiero sus asquerosos fluidos sobre mi.

Tomo el baston electrico y se retuerce hasta perder el conocimiento, ninguno sabe nada, encontramos tres, tres imbeciles en el edificio frente al mio, vivos, los otros cuatro estaban llenos de agujeros, hemos estado perdiendo el tiempo por las ultimas seis horas y aun no tenemos nada que valga la pena.

—Matalo, no va a decir nada. — Dice, tiene razon, en esta organizacion la lealtad es mas importante que la vida, le he arrancado tres dedos y uno de los ojos se le ha reventado por los golpes pero no piensa hablar, no pienso matarlo con la armas de fuego, no pienso darle una muerte rapida, Antonio me extiende la navaja y la entierro en el ombligo hasta que grita recobrando el conocimiento, deslizo la hoja hacia arriba y me cubre de su sangre asquerosa antes de perder el conocimiento; no esta muerto, no morira en varias horas, escucho los gritos detras de mi, Anonio esta cortando las extremidades del otro con un serrucho mientras lo sostiene en el suelo.

—Con estas mano le disparaste a una Maboya — corta la mano desde la muñeca pero no esta cortando en la articulacion, esta cortando en medio del hueso, esta cubierto de sangre y no se detiene, no puedo apartar la vista del hombre que hace solo semanas considere un mito, retirado.

—Con esta mano le disparaste a mi hija.— Continua y el infeliz que grita mientras pierde los miembros pide ayuda desesperado e intenta moverse, esta suelto, no se molesto en amarrarlo, lo tiene pegado al suelo, dominado con la rodilla sobre su espalda, aplasta el muñon con el martillo y no le molesta la sangre que le salpica, golpea con el martillo los dedos de la mano que aun tiene pegada al cuerpo y los revienta de uno por uno.

El unico que no ha sido tocado permanece atado a la silla del rincon, esto nunca ha fallado; puedes hacerte el fuerte, puedes jurar lealtad, puedes ser el hombre más valiente pero nadie mira un presagio tan grotesco como este a los ojos y mantiene la calma, sonrio en su direccion y arrastro su silla mas cerca, quiero que sienta la sangre de sus compañeros salpicarle la cara.

La imagen de Antonio cortando la cabeza del hombre desde atras, por la nuca; me estremece; es una imagen realmente perturbadora hasta para mi, los gritos sesan despues de algunos minutos y desprende la cabeza tirando de ella con fuerza, antes de colocarla en el regazo del hombre que permanece atado.

—Tienes dos opciones— digo al hombre que tengo delante.— Puedo matarte rapido o puedo hacer que la muerte de tu amigo parezca misericordiosa— Me mira pero no responde, el miedo en sus ojos es evidente, respira dificultosamente y puedo ver las venas de su cuello latiendo con impetu.—¿Donde esta David?—

—No lo se,— Esta cagado de miedo gritando las palabras.— ninguno lo sabe, nos pide encontrarnos, envia la direccion pero no sabemos donde esta.—

Saco la navaja del cuerpo de su compañero e intenta apartar el rostro cuando la sacudo en su direccion bañandolo en su sangre.—Dame una razon para matarte rapido.— Digo, no se que espera encontrar pero mueve la cabeza de un lado a otro en busca de respuestas, no debe tener mas de 16 años, es un maldito mocoso, debe estar en entrenamiento aun.

—No ibamos a matar a nadie, solo nos pidio herir a la mujer si no salia, habia otro grupo esperandola abajo porque nos aseguro que bajaria, el trabajo era recogerla, no ibamos a mata a nadie.—

—Pero le dispararon, no me importan que ordenes tenian, le dispararon a mi hija y eso se paga con la vida; ahora, dame una buena razon para matarte rapido o empezare a rebanarte por los pies.— Dice Antonio, acercandose con el martillo en las manos.

Eros -BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora