Parte 41: Mentiras

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Wen Ning afortunadamente me consiguió una cita con la doctora el fin de semana. Sabía que debía contarle todo a Lan Zhan y no callarlo, pero no quería alarmarlo si la situación era algo leve, además que le había mentido con el hecho de que los malestares ya habían pasado, no podía simplemente decirle que no habían pasado y que en realidad todo empeoró, no podía hacerlo. Entonces cuando llegó el día en la mañana, no sabía que excusa o pretexto dar para que no sospechara de mi visita al médico y que no quisiera acompañarme, afortunadamente una enojona ayuda apareció en ese momento, llamando a mi teléfono móvil.

Lan Zhan aún dormía tranquilamente, por lo que tomé mi celular y salí de la habitación hacia la sala para atender la llamada.

—Jiang Cheng, tan temprano, ¿qué tal?

—Tú... ¿Te has olvidado de que tienes familia? Claro, es que tú solo tienes ojos para tu querido esposito.

—Aww, ¿me extrañas? Dilo e iré en este momento a tu departamento.

—No hace falta, yo iré al tuyo, tengo que hablar contigo sobre algo.

—Oh, ya sé, sobre consejos de amor, ¿verdad? Yo sé que los necesitas, sobre todo cuando mi cuñado es quien te pone así de enamorado.

—¡Cállate! Ahora estoy negando la posibilidad de ir a visitarte.

—Está bien, está bien, me callo. —mi oportunidad estaba justamente en ese instante. —Pero tengo una mejor propuesta para ti.

—¿Qué es?

—Salir a dar un paseo.

—Lo que digas, ¿tu esposito no tendrá problemas con eso?

—No, se lo diré cuando despierte. Te mando la dirección en donde nos encontraremos, procura estar puntual.

—Ja, habló el señor puntualidad. Está bien.

Colgó luego y entonces suspiré, lamentaba estar utilizando a mi hermano para poder salir tranquilamente hacia la cita y me lamentaba aún más mentir a Lan Zhan. Regresé al dormitorio y me recosté de nuevo, mirando el hermoso rostro de Lan Zhan, admirando sus pestañas, sus cejas y sus labios. Sin poderme resistir, besé su frente y acaricié su mejilla, y esperando su reacción previsible, me acurruqué a su lado.

El reloj daba las ocho con quince minutos, este era el único día en que mi esposo se permitía dormir más de la cuenta.

—¿Despierto tan temprano? —susurró con los ojos cerrados aún, lo había despertado con mi pequeña dosis de cariño de hace un momento.

—Mnm, Jiang Cheng dijo que quería hablar conmigo, por lo que lo invité a salir y dar un paseo mientras conversamos, Lan Zhan, ¿No hay problema con eso?

Él abrió sus ojos y fijo su mirada en mí. —No. —respondió.

Atiné a sonreír y acurrucarme más a su lado. —Entonces voy a darme una ducha y me alistaré, puede que se me vaya toda la mañana hablando con él, pero te aseguro que en la tarde regresaré y pasaremos una tarde agradable juntos.

—Mnm.

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—¿Un paseo por el hospital? —preguntó Jiang Cheng, mirándome de reojo, con su entrecejo visiblemente fruncido. —¿Qué estás tramando?

Sonreí mientras miraba hacia otro lado. —Bueno, recordé qué tenía que hacerme una revisión médica, algo preventivo, no es nada. Luego iremos hacia un restaurante o una cafetería, lo que tú quieras.

—Ya veo, me utilizaste para salir de casa sin sospechas.

—¡Para nada! Lan Zhan sabe que estoy aquí contigo.

—¿Si? Como digas... —entrecerró sus ojos sin dejarme de observar.

—¡Es la verdad! Ayiah, vamos, solo serán unos minutos.

Resopló fuertemente y giro sus ojos, pero asintió.

Entramos al hospital y mis nervios aparecían conforme caminábamos hacia el área de especialidades. Fuimos en un silencio incómodo, ya que Jiang Cheng no dejaba de observarme con una expresión contrariada, cosa que empeoró cuando nos detuvimos en Neurología.

—¿Medicina preventiva? Sí, claro. —expresó con sarcasmo, cruzándose de brazos. —Me vas a decir ahora mismo qué está pasando.

Tragué la saliva, tratando de no titubear. —Te dije que no es nada, solo descartar posibilidades.

—¿Posibilidades? Habla claramen-

—¡Ya es hora! —lo interrumpí. —Acaba de salir alguien y he llegado puntual, voy a entrar, hablaremos cuando salga.

Jiang Cheng frunció su ceño. —Ni siquiera han dicho tu nombre.

—Ficha 32, el señor Wei Ying. —informó una enfermera y me alivié al escucharla.

—¿Ves? No me tardo. —le dije y caminé hacia la puerta de aquella área, él se quedó allí parado, mirando como entraba sin mirar ni una sola vez atrás.

La doctora Wen Qing estaba ahí, saludé con ella, me di cuenta de inmediato que era lo opuesto a su hermano, ella lucía muy seria y hasta intimidante, casi una versión femenina de Jiang Cheng. Ella me miró y comenzó con sus preguntas, luego con los exámenes de resonancia magnética. Pasaron algunos minutos e incluso una hora hasta que pude salir de allí. Mi hermano esperaba en donde lo dejé y al verme no dudó en acercarse y cruzarse de brazos, acción que ameritaba una explicación a todo lo que había pasado.

Le sonreí tratando de calmarlo, porque parecía que en cualquier momento me sacudiría como un trapo, intentando que hable.

—¿Vamos por un café?

—Marcaré al Lan y le diré todo si no me dices qué diablos piensas que haces.

Me crucé de brazos e hice un puchero. —Llámalo, ya te dije que él sabe que estoy aquí.

Jiang Cheng alzó una ceja y asintió, tomando su celular y buscando entre sus contactos el nombre de Lan Zhan. Cuando lo encontró, colocó la pantalla delante de mí y aplastó el botón de llamada.

Entré en pánico en seguida y no esperé más tiempo y arrebaté el celular de sus manos, colgando inmediatamente.

Cuando me di cuenta de lo que hice, no pude mirarlo a sus ojos y solté un suspiro resignado.

En la cafetería más cercana decidimos hablar, él frente a mí, dispuesto a todo lo que iba a decirle, pero sin dejar de mirarme de manera acusadora.

—No me he sentido bien y no quería preocupar a Lan Zhan. Hoy tenía una cita para la revisión y no sabía cómo salir de casa sin que él lo supiera, así que cuando me llamaste no dudé en buscar en ti la oportunidad de salir.

—Lo sospechaba. —asintió Jiang Cheng. —¿Qué te han dicho allí adentro?

—Aún nada, me hice exámenes y los resultados me los darán en unos días.
—tomé un poco del café helado aún sin lograr mirar al frente. —Lo siento.

La expresion de Jiang Cheng se tornó enojada y negó rápidamente. —Espera, no estoy enojado por saber que me utilizaste para venir al hospital, solo que me molesta que tengas que ocultarlo todo, hasta de tu propio esposo, ¿no debe haber confianza mútua? Idiota.

—Yo... —mi voz tembló. —Tú... ¿Se lo dirás?

—¿Ja? ¿Estás loco? Tú estás mintiendo, es tu responsabilidad decirle. —el tono de su voz era claramente un regaño y yo solo me encogí en mi lugar. Luego se oyó un suspiro de su parte y susurró ya más tranquilo: —Espero y no sea nada grave.

—Mnm. —yo tampoco quería que fuera algo complicado.





Amarte hasta el final de mi vida (WangXian) - AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora