LOVE FOOL ;; LAO K [FALLING INTO YOUR SMILE]

EPÍLOGO

LOS E-SPORTS HABÍAN SIDO UN GRAN COMIENZO PARA JING Y K, QUIÉNES POR ARTE DEL DESTINO HABÍAN QUEDADO EN EL MISMO EQUIPO GRACIAS A MING, pero K... K quería ir más allá, más allá de la temporada siendo compañeros de equipo, más allá de las miradas complices o salidas que terminaban en sentimientos atrapados en su pecho y que por la noche, anhelara algo más allá que conformarse con esa extraña línea donde no sabía si con Jing eran amigos, compañeros o algo más o si simplemente algo existía y no tenía un nombre definido o claro... era agobiante, tanto que con solo saber que estaban en la misma casa y no poder tomar su mano o despertar a su lado era algo que lo sumía en una constante búsqueda de excusas para poder pasar tiempo a su lado.

—¿Qué piensas tanto?—Gordito preguntó curioso.

—En nada.

—¿Seguro?

—Habían unas sombras color tierra en descuento—decidió mentir.

—Ah... ¿no alcanzaste a comprarlas? 

—Pensaba en comprarlas más tarde...

Y simplemente volvió a callarse y cualquiera en su lugar lo haría, su mente era un torbellino de pensamientos y emociones por Jing, y la reina de roma, no se encontraba por ningún lado lo cual era extraño para ser las cuatro de la tarde.

—¿y Jing?

—Salió con Gato—le notificó su amigo mientras indagaba en su computadora— creo que iban a comprar algo.

—Oh... ya veo.

"Salió con Gato"... no podía negar que escuchar eso le había provocado celos, no porque no confiara en su compañero de equipo ni en Moondust, más bien porque ellos dos no salían juntos, ni siquiera eran tan unidos, le parecía raro e incómodo pensar en que algo entre ellos pasaba algo.

—Cambia esa cara—Cheng entró a la sala sin antes, bajar las escaleras— yo los envié a la tienda esta mañana, pero me sorprende que aún no vuelvan.

—¿Y a qué los mandaste supuestamente?

—Bueno, mis compras del mes...

—¡¿Mandaste a Gato y a Jing a hacer tus compras del mes?!

—Bueno... es que—rascó su nuca— me tenían hartos, así que solo los envié.

—¿Harto?

—Se pusieron a cantar una canción infantil mientras estaban cocinando el desayuno, quería callarlos un rato... obviamente agregué más cosas a la lista para que demoraran más.

—¿Qué era lo que supuestamente estaban cantando?

—Bueno...

Gordito tecleó unas cosas en su teléfono y le mostró a K la canción que estaban cantando, no sabía como esos dos habían llegado a algo tan peculiar como "Sammy el Heladero".

—Para el león helado de limón...—Gordito no evitó cantar— para el tigre feroz helado con arroz....

—Vaya mierda que te den helado con arroz—K comentó.

—Si, eso fue lo que yo dije—Jing entró a la sala con demasiadas bolsas— vaya pingüino de mierda, yo no le compraría helados a Sammy.

—Bueno, es un tigre feroz... de seguro luego de ese lado se fue con otros dos tigres tristes para comer trigo—Gato comentó y todos se quedaron callados— ¿qué?, ¿tres tristes...

—Fue malísimo...

—¡Pero soy gracioso!

—Si... que buen talento oculto—Jing dejó las bolsas en la encimera y aplaudió— ¡que siga oculto!

LA COMPETENCIA DE FINAL DE TEMPORADA HABÍA LLEGADO Y LA ANSIEDAD COMO OTRAS EMOCIONES ESTABAN A FLOR DE PIEL, SOBRE TODO PARA K... NO PODÍA CREER QUE EN UNOS MESES su nueva compañera se había vuelto alguien tan necesario y completamente indispensable para el día a día, alguien quien podía fluir y ser el mismo.... quizás incluso más que eso. Y ahí estaban, en la final donde Jing se veía en las pantallas del estadio, con aquellos brillos en los ojos y algo de sudor, la imagen más pura y linda que pudo siquiera imaginar, pero no tenía que distraerse demasiado, debían ganar la final y si le era posible, poder confesarse a Jing esa misma noche.

Obviamente ganar era mucho más fácil que simplemente decir lo que sentía, claro, en la partida solo debía cuidarle el culo a Jing ya que sería el blanco de Sunflower y su equipo... y eso hizo, en cada una de ellas con todos los equipos, sobre todo en esta última.

—¡ZGDX ha ganado!—fue lo provocó que salieran todos del transe de partida.

Todo fue en cámara lenta o al menos, así fue cuando vio a Jing quitarse los cascos y voltear a verlo con los ojos cristalinos por las lagrimas y abrazarlo con fuerza, aferrando su cuerpo con tanta fuerza que parecía que el tiempo se había congelado de nuevo.

—Ganamos, K... ganamos—susurró contra su cuello.

—Lo hicimos...

Y luego, se miraron, aquella mirada brillante y cristalina de Jing conecto con la suya, los gritos de fondo eran solo ruido blanco, nada importaba... y ahí supo que lo más difícil no iba a ser declarar su amor hacía Jing ni mucho menos la conversación, sino, el irse de ella.