Capítulo 9.

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Durante nuestro trayecto en las carreteras no nos dirigimos palabra, mi acompañante no apartaba la vista del camino. En menos de quince minutos, habíamos llegado a nuestro destino, el cual me sorprendió. Estaba esperando ir a McDonalds, pero eso no estaba en mis planes.

Había estacionado el auto en el frente de una gran casa, a la que varios podrían llamar mansión.

Si una mosca se encontraba volando cerca de mi cara, fácilmente me la hubiera tragado a causa de mi expresión de total sorpresa.

— ¿Has visto a un muerto, o algo así?— la voz de mi cita me sacó de mi asombro, casi había olvidado que se encontraba a mi lado.

Sacudí mi cabeza y lo miré.

—Es que...wow—me encontraba sin palabras, definitivamente.

—Qué expresiva—dijo él en un tono sarcástico—. Ahora ven, que tenemos una cena esperándonos.

Avanzamos hacia la puerta del lugar y me sorprendí cuando Ross sacó sus llaves para abrir la puerta.

¿En serio vivía allí?

"Vaya chico adinerado" repetí en mis pensamientos.

Si el frente de la casa me había sorprendido, no sabía qué palabras podían describir cómo me encontraba en el momento en el que ingresé a ese lugar.

Era totalmente hermoso, los pisos de madera brillantes, la gran lámpara de cristal que colgaba del techo, las escaleras, todo. Su belleza era totalmente indescriptible.

¿Podía una persona enamorarse de un hogar y casarse con él? Porque yo quería hacerlo con ese inmediatamente.

— ¿Vas a asombrarte con cada paso que des en este sitio?—me preguntó el rubio, con una sonrisa. Seguro debía pensar que era una tonta por comportarme así, pero en serio me había sorprendido. Era un lugar hermoso y nunca me lo hubiera imaginado a él residiéndolo.

—Voy a dejar de hacerlo, sólo tengo que acostumbrarme a la situación. Me siento totalmente fuera de lugar vestida así— dije. Me observé y deseé estar utilizando algo un poco más largo.

—Estás hermosa de esta manera, lo estás de cualquier forma. No te encuentras fuera de lugar, por mí podrías entrar de jeans y una sudadera que sería el atuendo perfecto.

No pude creer que me sonrojé hacia ese comentario, esa era una estrategia de ligue del año tres antes de Cristo.

Posó su mano en mi cintura, invitándome a avanzar e ingresar a una de las cuantas habitaciones que debía tener la mansión.

Ingresamos a lo que parecía ser un comedor, pues en el centro del piso de madera recubierto con una hermosa alfombra roja había una gran mesa marrón que estaba rodeada por ocho sillas que imitaban su color. Todo parecía extraído de las épocas de antaño, rústico y hermoso.

—No te apresures en sentarte, tengo algo más para mostrarte —dijo Ross, mientras yo avanzaba y tomaba una fotografía mental del lugar.

—Está bien— dije yo, y dirigí mi mirada hacia él— ¿Qué quieres mostrarme?

—Como dije antes, durante nuestro viaje en auto, señorita—una pequeña risa de parte mía lo interrumpió, ese era el peor intento de acento inglés del mundo, pero el prosiguió—. Como estaba diciendo hasta antes de su irrespetuosa interrupción, le había comunicado que hoy no iba a comer nada de procedencia italiana, ¿lo recuerda?—asentí, aguantando una carcajada—. Muy bien. Es por esto que hoy cocinará para nosotros la mejor chef gourmet de este planeta. Si eres tan amable de seguirme, voy a presentártela.

Tightrope. || Raura. || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora