He crecido sola.
Mi abuela nunca tuvo el suficiente tiempo para criarme y mi hermano siempre estaba ocupado haciendo las labores de la granja.
Más que su mayor, fui la figura materna de mi pequeña hermana cuando nuestros padres murieron en aquel accidente.
Por eso no me gustaba viajar.
Por eso nunca salía de mi granja.
Por eso detestaba con toda mi alma la playa.✧*。
Hace unos cuantos años. Cuando acababa de cumplir los ocho y mi hermana acababa de nacer, mis padres y yo hicimos un viaje a la playa.
Habíamos escuchado que Long Island era muy lindo y nos quedaba por completo al otro extremo del país viajando en diagonal.
Mis padres estaban felices de hacer un viaje «una aventura» así de larga.Mi corto cerebro de ocho años se preparó para cualquier posible escenario. Recuerdo incluso haber empacado un pico de hielo por si en la playa nos topábamos un iceberg. Ya saben, como en el Titanic.
Ayudé a mamá a hacer la maleta de Apple Bloom, mi hermana menor. Ella era tan pequeñita y aún no podía abrir los ojos para ver si le gustaba el color de la ropa que le empacábamos.
Su cabellito rojo se asomaba por su gorrito, y sus mejillas rojitas eran como una manzana tierna.
Big Mac, nunca se callaba. Siempre hablaba de todo, y debo reconocer que me preocupó un poco con los posibles escenarios que se inventó.
Dijo algo como que el avión podría caerse, o mencionó algo sobre turbulencias que hizo que empacara una manta a función de paracaídas.
Por alguna razón él tenía un mal presentimiento que me lo contagió.
Cuando salimos de la granja me preocupé por qué mi madre hubiera elegido bien a los demás Apple de la familia para cuidar y hacer nuestras labores pero al parecer la prima Goldie se encargaría adecuadamente.
—Tan joven y tan preocupona —me decía mi papá constantemente.
Su cabello rojo me recordaba frecuentemente a los fénix, recuerdo que cuando nació AppleBloom estaba feliz de que ella hubiera heredado su cabello rojizo, ya que Big Mac y yo nacimos siendo rubios sin nada de color. El típico estereotipo estadounidense blanco, a diferencia que nosotros no éramos adinerados, ni mucho más privilegiados.
Al abordar el avión lloré un poco de nerviosismo, mi papá me tomó la mano y la apretó un poco.
—No tienes porque preocuparte —dijo—. Cuando menos te des cuenta estarás nadando en el mar, riendo con tu hermano mientras tu mamá y yo preparamos sandwiches para comer.
Eso me hizo sonreír, ¿Por qué debería estar nerviosa si papá estaba para cuidarnos?
Cuando un avión despega, se siente como si te empujaran contra tu asiento a máxima presión. Tal vez me mareé un poco y comencé a sudar frío.
Volteé a ver a mi hermano, tenía la cara más desfigurada que nunca, con la boca bien abierta y los ojos desorbitados. Me reí mucho.
Cuando el avión estuvo en marcha después de el despegue, mi papá se cambió de lugar para que Big Mac y yo estuviéramos juntos. Jugamos unos juegos y después nos quedamos dormidos el resto del viaje ya que fue de noche.
Me desperté alrededor de la madrugada con el llanto de un bebé, reconocí la vocecita y fui con mi mamá para descubrir que era mi hermanita quien lloraba.
—Le cambié el pañal y ya le di alimento, pero sigue llorando —me explicó—. Tal vez si lo intentas tú...
Me dió a AppleBloom y la abracé. La mecí un poco, era la personita más tierna que conocía, pronto dejó de llorar y se quedó dormida. Se la pasé a mi mamá y ella me invitó a sentarme al lado de ella, dónde había un asiento vacío.
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Nuestra Casa en la Playa// APPLEDASH
RomantikCréditos de la portada a quien corresponda. AppleJack odia la playa con toda su alma, pero varias cosas la obligan a vivir ahí. Esta es una historia con un trasfondo melancólico y triste, con toques de romance.