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El hermoso pelaje blanquecino acompañado de pequeños mechones rojizos sobre sus mejillas era lo único que aquella humana acariciaba sin parar. Sus dedos se entrelazaban con cuidado acomodando los cabellos desordenados del pequeño gato en sus piernas.

Lucifer no podía estar más feliz, tenía a su querida dueña acariciándole la espalda y el mentón de una forma tan delicada y satisfactoria, unas pequeñas rodajas de frutitas cortadas elegantemente sobre un pequeño plato de hello kitty que podía devorar a cada hora que quisiera.

Su vida es perfecta en ese lugar, no podía quejarse de nada.

tras la pequeña sesión de mimos, su querida dueña, Será, se levantó de su asiento acomodando al pequeño felino en el sofá, la hora de caricias había finalizado, por lo que Lucifer simplemente estiró sus pequeñas patitas delanteras inclinando su espalda hacia abajo en busca de extender sus tendones.

"¡Luci, Luci!" Le llamó Azrael, inquieto por el asombro palpado en su rostro le llamó.

"¿Qué sucede?" Preguntó el felino. "¡Ven y mira afuera, rápido antes que se marche!" Las pequeñas alas del pájaro golpearon con sutileza la cabeza del gato, Lucifer parecía enternecido por lo que el pequeño pajarito le aclamaba.

Corrió perezosamente hasta llegar a la puerta que dividía el patio trasero con el hogar, dudó micho el cruzar ese límite pero ignoró sus pensamientos al ver volar al pájaro con entusiasmo.

Lo siguiente visto para Lucifer fue una sorpresa, de nuevo se encontraba aquel gato sucio y pulgoso de cabellos rojos y apariencia demoníaca, un cuerpo extremadamente largo y poco común para los gatos, sus ojos bañados en rojo sangre que con apasión admiraban la belleza felina del gato de linaje.

"¿Qué estas haciendo aquí otra vez?" Preguntó el felino hacia el rojizo.

"¿Acaso no te dije que iba a ganar tu hermoso corazón? ¡Ándale mi chaparrito! Ya veras que caes bien rápido" y ahí estaba de nuevo ese necio, su nombre, Alastor, un gato callejero que usualmente llegaba al patio de su casa o la ventana para decirle piropos y regalarle alguno que otro Regalo extravagante (Una vez llegando a ser una paloma muerta que asustó a Lucifer durante días) para poder llegar a su corazón.

Obviamente eso no pasaría. O más o menos eso pensaba el felino de hogar.

"No es necesario que sigas viniendo, sabes perfectamente cual es mi respuesta" Decidido a irse, Lucifer inclinó su cuerpo para poder marcharse del jardín e ingresar a su hogar, pero fue detenido por el gato pulgoso que lo miraba suplicante.

"¡Andale! ¡Solamente quiero darte algo!" Lucifer se giró para mirar al extraño gato. ¿Que haria ahora?

Lucifer observó los movimientos del gato callejero, este sacó una pequeña caja de su largo pelaje y se la inclinó al de pelaje blanco. "¡Abrela!" Motivó con felicidad.

Lucifer dudó mucho, pero llevó sus patitas delanteras hacia la caja negra y lo abrió con dificultad.

Tragó largo, al abrir la caja se encontró con una rata muerta extendida en todo su interior, las nauseas se acumularon en su estómago al ver al animal sin vida.

"Esto es..." intentó buscar las palabras adecuadas para no herir los inocentes sentimientos del gato callejero. "Es increíble, me sorprende lo ágil que eres para cazar animales" finalizó mientras el gato de pelaje rojo saltó de emoción sin retirar esa característica sonrisa.

"¡Me alegra que te haya gustado! Es la rata más grande y llena de alimento que conseguí para ti, ¡espero la disfrutes mi chaparrito!" Y saltando de emoción, Alastor, el gato callejero saltando abandonó al gato de mejillas rojizas y al pequeño pajarito que se encontraban desorientados.

¿Y ahora que harían con esta rata muerta?

¡Vete gato callejero! | RadioappleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora