—Eugenia—pregunté al separarme de ella—, ¿Qué paso? ¿Cómo es que volviste?
—Ya le explicaremos adentro—intervino Noom, indicándome el interior de la posada.
Nos adentramos en la misma junto con algunos soldados, mi príncipe y Noom. Al final, los soldados se dispersaron, algunos a sus respectivas camas y otros a la guardia.
Eugenia no perdió el tiempo para servirme un plato con una desmesúrale cantidad de comida mientras mi príncipe me guio a sentarme y sentarse a mi lado en la mesa.
—Charlen mientras comes—ordenó mi príncipe. Yo asentí.
—Fue sencillo—explicó Eugenia quien, tras llenar mi copa de vino, continúo sirviendo platos para Noom y el príncipe—. La princesa Isabella podrá tener mucho poder ahora por su título, pero su cerebro sigue siendo el de una varonesa arruinada que creció en el inhóspito campo de lechugas.
—Eugenia—la reprendió el príncipe—, la traje aquí porque dijo que María se alegraría con su presencia, pero no abuse de mi benevolencia—ante la curiosa mirada de Eugenia, el príncipe agrego: —no olvide que María también creció en el campo.
Tras darse cuenta de su error, Eugenia se apresuro a hacer una reverencia.
—Majestad, señorita María. Disculpen mi imprudencia.
—Está bien—le resté importancia—, se a lo que te refieres. Dime ¿Cómo volviste?
—Cuando la princesa me exilio, lo único que logró fue liberarme. Yo ya conocía el camino que había tomado Noom pues él mismo me le enseño. Intenté decírtelo, pero nunca tuve la oportunidad.
"Fui por ese camino hasta que lo encontré volviendo por el mismo, traía consigo una carta del príncipe en la que le quitaba toda autoridad a la princesa Isabella y se la daba a Noom. Le explique que era demasiado tarde pues te había enviando lejos. Desde entonces, me he estado escondiendo de la princesa Isabella, Noom volvió a ir por el príncipe y volvió con él hace un par de semanas.
"Pero no habíamos logrado dar contigo hasta que esa mujer vino a la mansión.
—¿No vas a comer con nosotros? —le pregunté viendo como terminó de servir los platos y se quedó parada detrás de mí.
—No es propio que una sirvienta coma en la mesa de un príncipe—me respondió en una sonrisa.
—Es propio si María así lo quiere—mencionó el príncipe. Eugenia lo vio en silencio un rato, como si no le creyese, eso frustró al príncipe—. ¿Espera que yo me levante de la mesa? —le preguntó en su aspecto gruñón.
Nerviosa, Eugenia se sirvió su propio plato sin dejar de agachar la cabeza. Es cruel, pero, desde mi perspectiva, fue algo cómico.
—La señora Francisca—retomó la palabra Eugenia—, vino y dijo que tenía un mensaje muy importante para el príncipe Alister. Dio tu nombre y los guardias la llevaron hasta él. Ella nos guio hasta ti.
Vaya, entonces mi arriesgada hazaña si había servido de algo. Si solo me hubiese imaginado que Gilbert reaccionaria así ante la ausencia de Francisca, hubiera preferido no decir nada y seguir con mi original plan de escape.
—¿Dónde esta ahora? —pregunté—, la señora Francisca.
—Dormirá en otra posada—respondió mi príncipe—. Le ordené a algunos guardias que la vigilaran porque no confío en ella. Seguramente, se ira mañana en cuanto le entregue su oro ya que cumplió con lo que prometió al ayudarnos a encontrarte.
—¿Y la niña? La que vivía en la granja, ¿Qué pasara con ella?
—Bueno, le ofrecimos que viniese a vivir a la mansión, pero se negó. Dijo que prefería vivir en la granja si tenía tu permiso para hacerlo.
—¿Mi permiso?
—Nos guste o no—sonrió amargamente—, el orco era legalmente tu esposo. El hecho de haberte casado, significa que ya no eres una esclava. Gilbert Harris no tenía hijos, ni hermanos varones y su hermana nunca se casó. Así que, al morir, todas sus propiedades pasaron a tu nombre, por lo tanto, la granja es ahora tuya.
Mi tenedor se detuvo contra mi plato, no me creía lo que significaba eso.
—¿Todas sus propiedades? —repetí tratando de procesar mi nueva realidad.
—Así es—levantó su copa y lo aclaro en calma—. Veras, yo tenía un trato con tu hermana.
"Cuando nos casamos, le dije que no la tocaría para que se mantuviese virgen y no tomaría ni una sola moneda de su dote, así, después de un tiempo, anularíamos nuestro matrimonio y ella podía volver a casarse o podía volver a casa de sus padres en ese momento que yo no la iba ir a buscar. Eso sí, tú te ibas a quedar, eso no estaba a discusión.
"Pero ella eligió quedarse, que nos casáramos y volverse princesa. No tenía idea de que una mujer que parecía tan común estuviese tan loca, ni que mis palabras le despertaran ese incomprensible resentimiento que tiene en contra de ti.
"Tanto fue ese resentimiento que espero hasta que me fuera y gastó toda su dote en tratar de deshacerse de ti, pero, como bien explicó Eugenia, la princesa Isabella no brilla por su astucia.
"De manera que, por sus propios actos, la princesa Isabella se encuentra ahora mismo recluida en el mismo calabozo al que te envió a ti, esperando pacientemente su penitencia con tu regreso, porque no iba a castigarla hasta llegar a un acuerdo contigo del cómo. Aunque—sonrió divertido—, sé que su primera tortura se el saber que te hizo libre y te cedió todo el dinero de sus padres, así como la propiedad en la que viven.
Notas de autor:
Hola, soy la autora.
Antes que nada, gracias por leer este capítulo.
Lamento que se demorase tanto. No paso nada, solo no tenía inspiración para escribirlo.
A diferencia de mi otra novela, costo y beneficio, en esta no tengo capítulos acumulados así que, en realidad vamos sobre la marcha. Disculpen todas las molestias que mis retrazos les pueden estar causando, espero que disfruten lo suficiente esta historia para que eso no les haga desistir de leerla.
De cualquier modo, gracias por todo su apoyo. Yo soy shixxen y me despido, chaobye.
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Único rey: De esclava de mi hermana a amante de su esposo.
RomantiekEl príncipe Alister solicita la mano de la varonesa en matrimonio, solo con una condición, quiere a la esclava María como parte de la dote. María es una esclava cuya vida da un giro al salvar a un príncipe por lo que este promete pagar su valentía...