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Cada vez que nacía un nuevo miembro de la familia Min; después de meses nacía uno en la familia Jeon o viceversa, fue así consecutivamente durante las seis generaciones siguientes. A excepción del nacimiento del último hijo en la familia real del norte, la séptima generación en tener a cargo de cumplir la tradición.

El rey Min WooJun y la reina Min Soyeon ya tenían el heredero al trono, un niño que había nacido a comienzos del mes de marzo. Los monarcas del reino Dal debían concebir una niña, pero ni siquiera después de una larga espera de cuatro años sucedió. Realmente aquello preocupaba a ambos reinos, porque el nacimiento de una hija en los jeon era necesario.

Finalmente, los monarcas de Dal anunciaron la buena noticia de la espera de la nueva miembro. Todo fue felicidad para ambos reinos durante la gestación de la reina del reino del sur. Los Jeon al fin tendrían esa niña que sería la compañera de vida del pequeño YoonGi.

O eso era lo que ellos creían.

El primero de septiembre, alrededor de las 4:00 AM, el trabajo de parto de la reina Jeon, comenzó. Fue realmente desesperante y doloroso para el rey Jeon ver cómo su esposa gritaba y lloraba de dolor cuando las contracciones aparecían. Le pedía a la luna y a Dios que, por favor, su esposa no tuviera complicaciones graves.

Luego de media hora, después de que la partera les pidiera a todos salir del lugar, salió de la habitación real, anunciando el nacimiento de un hermoso y muy sano niño.

— ¿Es un niño? —El rey Jeon abrió los ojos sorprendido, tratando de asimilar aquello.

Era una dicha tener a su hijo en brazos, sí, pero eso no quitaba que fuera un niño. Su garganta se secó al ver a su esposa con el niño en brazos.

Que naciera Varón, hizo que todos quedaran en el limbo, sin saber qué hacer ante esa situación.

¿Cómo podrían hacer la unión si ambos eran hombres?

Los reyes del reino Sonagi habían dado una idea; sin realmente pensarla mucho era imposible, porque ambas reinas no podían tener más hijos. Saltarse a la tradición era algo también imposible. Realmente no sabían qué hacer.

—No estén preocupados, más bien cuiden de este hermoso niño y del príncipe YoonGi —la voz de la anciana los hizo volver al mundo nuevamente. Habían pasado largos minutos pensando y pensando sobre qué hacer, cada uno en su propia laguna mental.

—Abuela, Ri. Dígame qué debo hacer... —La anciana negó y sonrió. Podía ver la desesperación en los ojos de su nuera, la reina Jeon.

—Jungkook no es como cualquier niño. —Miró al recién nacido con una sonrisa. —Además de ser un Jeon, es un bendecido por la diosa luna y los ancestros. —La confusión inundó el rostro de todos en la habitación. Los reyes Min eran los más confundidos allí.

— ¿Qué exactamente quiere decir eso?—El rey tomó en sus brazos al pequeño.

— Mmm —Caminó hacia la puerta—. Jeon Jungkook es un niño bendecido por la luna, hijo. Será un chico que podrá seguir con el legado; confíen en ellos. —La anciana sonrió y miró por última vez al recién nacido en los brazos del rey. —Es un hermoso y adorable hijo de nuestra diosa, tendrá el mejor de los brillos en sus ojos. —Miró a su hijo, el rey —Este niño es mi nieto. Yo sé lo que digo, así que no tienen de que preocuparse... No por ahora, eh. —sonrió y sin más se marchó.

Todos quedaron anonadados ante las palabras de la anciana.

—Hijo de la luna... —susurró para sí mismo. Claro que estaba cayendo en cuenta a qué se refería su madre, pero no diría nada.

El pequeño YoonGi conoció a Jungkook tres días de su nacimiento, el día cuatro de septiembre

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El pequeño YoonGi conoció a Jungkook tres días de su nacimiento, el día cuatro de septiembre. Ese día, justamente, se había pronosticado una tormenta, la cual nunca se desató. Los min estaban estresados, realmente no sabían aún cómo llevar la situación de que el heredero de los jeon fuera varón, en cierto punto se habían cuestionado hasta la propia existencia de sí mismos. No es que fuera drama, sino que pendía de un hilo el futuro de ambos reinos.

Min YoonGi con cuatro años de edad, conoció a Jungkook, recién nacido y muy bonito a su parecer. Miró con adoración al pequeño bebé en los brazos de la mujer azabache y los brazos le picaron por la ansiedad que sintió de querer cargarlo.

Tenía curiosidad por saber cómo sería en unos años ese pequeñito bebé de piel tan suave y lechosa, el cual permanecía con sus ojitos cerrados desde que YoonGi había llegado.

Su inocente mente hacía visión de un niño jugando felizmente junto a él en unos años. Un niño como él. Lo emocionó de sobremanera el hecho de que tendría al fin un amigo aparte de Seokjin.

— Esto lo siento un poco incómodo. YoonGi nos preguntó por qué habíamos dicho primero que era una niña, gracias a la diosa luna que no lo entiende aún. —El rey Min se llevó una mano a la barbilla masajeándola, tampoco podía pelear con la naturaleza, eran los designios de Dios y la diosa luna.

Contrario al rey Min, el padre del pequeño recién nacido estaba más que feliz por tener ahora una hermosa familia. Si bien al momento en que supo era un niño se encandiló, poco le importaba ahora cumplir con la tradición. Si los Min querían romper con ellos la tradición, él no se opondría a ello. Ante todo, primero estaba su familia.

—Felicidades, se ve muy sano —. Dijo la abuela min al entrar a la habitación. —YoonGi al parecer, quiere seguir mirando al pequeño Jungkook dormir. Es tan tierno.

El rey Min sonrió mirando la escena. —Creo que no podremos hacer mucho por ahora, solo esperar —dijo suspirando.

El rey Jeon asintió sonriente. Pasó la mirada de su esposa a su hijo y luego al pequeño Min, quien con sus pequeñas manitas acariciaba las mejillas gorditas del bebe. El rey sabía que no podía sentirse más feliz que como se sentía ahora, que tenía una maravillosa esposa y un hermoso hijo.




Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora