-Capitulo 24- El Apellido es Campos

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Miercoles 9:20 PM

Ruth 

No puedo mas, llevamos una semana en esto y  siento que voy a morir si doy otro paso, Sara no parece estar en mejor estado, no se si es el calor de mil infiernos que hay o el hecho de que nos ha tenido saltando, corriendo y literalmente arrastrandonos por horas.

 Estoy sudando en partes que no sabia que podian sudar, no se donde estamos, no tengo ni puta idea de a donde mierda nos trajo. 

—Arriba— Dice antes de alejarse hasta la mesa en las que puso las armas.

 —¿Ya puedo irme?—Es la milesima vez que Sara pregunta y ya se que no, no nos va a dejar ir hasta que nos desmayemos segun sus propias palabras. 

—No, tomen un arma, la que mas les guste, vamos a entrenar.—

—¿VAMOS a entrenar?, ¿AHORA? ¿que estuvimos haciendo las ultimas mil horas? — Esta furiosa, odia sudar, odia ensuciarse.— Antonio,—le dice— con todo respeto no creo en la eficiencia de esto, hacernos ejercitarnos como animales hasta casi perder la consciencia no es  efectivo para nada, ademas deberiamos estar aprendiendo a disparar segun sus propias palabras no arrastrandonos y sudando.—

Sara no es de quedarse callada, nunca lo ha sido y tiene toda la razon del mundo, no estamos intentando unirnos al ejercito, no es un campamento militar, no se para que nos ha hecho ejercitarnos tanto si solo vamos a disparar. Ya no puedo moverme, ya vomitamos, casi me desmayo y tengo toda la licra rota y las rodillas hechas mierda, tengo raspones en los brazos y me quiero ir de aqui.

No creo que hablarle sea productivo, ni siquiera levanta la cabeza, no nos ha mirado, mantiene su atencion fija en el arma que esta cargando.

 —Tienen treinta segundos para tomar una pistola y correr, pueden esconderse donde quieran o donde puedan, cuando se acabe el tiempo disparare.— Dice.

 Lo veo encender el cronometro, no se atreveria... Se que son balas de goma pero lei en algun lugar que duelen como el infierno. 

—No vas a dispararnos Antonio, puedes dejar el espectaculo , solo dinos a donde apuntar.— Sara esta practicamente desafiandolo, esta de pie frente a el.

Tomo el arma de la mesa escuachando a Sara, para ser un arma falsa es extrañamente pesada, apenas puedo sostenerla con el dolor que me arropa el brazo y el pecho, estoy agotada, yo necesito mi cama. 

—10 segundos.— Dice retrocediendo tres pasos. 

 —Antonio, por favor, dinos a donde apuntar para terminar con esto.— Veo a Sara tomar el arma entre las manos con la cara de jartera que anuncia que ya perdio la paciencia.— Solo dinos cual es el blan...—No logra terminar la oracion y grita con el estruendo, retrocede inmediatamente con el disparo que suena en los pies. 

—¿Eso es una bala real? ¿Acabas de dispararme en los pies?— Pregunto con el corazon en las manos. 

 —El proximo sera en la pierna.— Soba la pistola delante de mis ojos y siento una ola de panico arroparme. 

—Diana dijo sin balas reales, Diana dijo sin balas— grito pero mis palabras no parecen afectarlo y sonrie como un demente. 

—¿Ves a Diana?, si la ves dile que corra tambien. —

 Corro despavorida con los tres disparos que me suena en los pies y en los costados el  pero no se mueve, cada vez que volteo a verlo esta parado en el mismo lugar con una mano en los bolsillos y la otra con la pistola moviendose de un lado a otro entre mi direccion y la de Sara, en zigzag tengo que correr en zigzag. 

Eros -BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora