❌RADIO ESTÁTICA❌ (Vox & Radio demon)

Una Última Mirada

Ese mismo día la carta llegó a los recintos del televisor, informándole tan novedosa e impactante noticia.

Vox abrió el pequeño buzón que se encontraba en la entrada de su torre, con entusiasmo y emoción, sabía que esta vez el pelirrojo estaría obligado a invitarlo a salir.

Justo como él pensaba, en el buzón se encontraba tan prestigiosa carta de parte del temible pecador.
Cuando la tuvo en sus manos por primera vez, pudo sentir la adrenalina en carne y hueso.
Posiblemente le haya aceptado la invitación... Pero ¿y si en realidad no era eso?

Abrió la pequeña carta sin cuidado alguno, pero se preocupó de no hacerle ningún daño al papel, para luego leerla en su cabeza.

- Mmm... - Razonó con un gesto a la carta, el televisor.

Valentino que ahí se encontraba presente, decidió preguntar de que se trataba la balnqueada carta que su "niño juguetón" traía en la mano.
No era muy usual eso de enviar o recibir cartas, era algo anticuado, lo cual siempre tiene que ver con el demonio Radio.

- ¿Se trata de ese carmín pecador? - preguntó la polilla refiriendose ha Alastor.

Vox trató de ignorarlo como las últimas veces, ya que estos días, la proxeneta polilla había estado más concentrada en atender a sus prostitutas todo el día.

- ¡Hey! Mierda, te he preguntado algo. - Exclamó la sensual polilla.

- ¡Basta, Valentino! Vete ha atender a tus putas a otro lado. - Respondió el televisor con notable cólera en su tono.

Valentino no deseaba batallar contra Vox para que le dijera de que trataba en aquel asunto que llevaba metido estos días, no iba ha exigirle nada, después de todo... Si no es algo que tenga que ver con el negocio, no es que sea del todo importante...

Vox notó eso y tampoco se dio la obligación de contarle voluntariamente.

En su cabeza resonaba esa invitación, si era hoy mismo, debia arreglarse de inmediato.
Con la ayuda de su querida Velvette, encontró el traje indicado, algo formal, pero no tan formal como para no servir para la ocasión.

Un chaleco de rojo cuero, a juego con sus oscuros pantalones y una camiseta oscura como el café puro, marcando dos rojisas equiz en su pecho y unas altas botas de cuero.

.  .  .

Pronto se encontraría delante de su pelirrojo, conmoviendolo con movimientos sensuales de cadera.
Era ridículo, porque a tal pelirrojo no le pareció la idea.

- ¿Te gusta, Al? - preguntó el televisor mientras se acercaba al pelirrojo y hacia un movimiento más exagerado de caderas.

Definitivamente de formal no tenía nada...

Se encontraban frente al café del que el pelirrojo había hablado.
Pronto se adentraron en la cafetería, Alastor pidió su café de siempre "Un café cargado, por favor".

El televisor miro con asco al contrario por la orden que había pedido.

- Se nota que no tienes buenos gustos... - Dijo el televisor.