Un aroma dulce me da los buenos días, me estiro mientras escucho como la puerta se abre lentamente.
—Buenos días Rub. —Dice Ashley radiante con su rubio cabello recogido con una pinza y una bata larga y negra. —El desayuno está listo, ¿vienes?
—Buenos días, Ash —Le sonrío de vuelta y me levanto de la cama. —Por supuesto que voy.
Ashley me acerca una bata del mismo color que mi camisón, me la pongo y bajamos juntas. Al entrar en el comedor me encuentro con una mesa con gofres de nutella y fresas, tostadas de salmón y aguacate y dos cafés.
—Ashley, tiene una pintaza de la hostia. —Digo sintiendo mi boca agua.
—Dale la enhorabuena a nuestro chef personal. —Dice sonriente mientras se sienta.
—¿Tienes un chef personal? —Me siento a su lado mirándola curiosa ella me mira extrañada.
—¿Tú no? Pensaba que tendrías uno, con todo el dinero que tienes... —Comienzo a reír.
—El dinero que gané lo tengo guardado para que mi madre no lo toque. —Digo dando un sorbo al café.
—¿Tú madre no es abogada?
—Lo es, pero tiene afán por gastar mi dinero y no el suyo.
—¿Y tu padre?
—Nos manda el dinero necesario que se gasta mi madre en lo que quiere. —Digo encogiéndome de hombros. El resto del desayuno son conversaciones triviales y risas. Hasta que subimos a su habitación a pasar el resto de la mañana hasta la hora de comer. Luego de eso decido recoger mis cosas y volver a casa ya que se estaba comenzando a hacer tarde, por lo que Ash me despide en la puerta y me dirijo a mi coche para ir a casa. Al llegar, meto el coche en el garaje y me doy cuenta de que hay otro coche, un BMW IX3 que desearía que no estuviese ahí aparcado. Mierda. Bajo del coche con el cuerpo en tensión y con los sentidos alerta. Abro la puerta, escuchando su voz hablando por teléfono.
—Sí, lamento las inconveniencias... No se preocupe, estará allí en la próxima. —Mi madre me mira con cara de pocos amigos cuando entro al salón. —Perfecto, muchas gracias y lamento los inconvenientes. —Cuelga y me mira en silencio. —¿Se puede saber a qué cojones juegas?
—¿De qué me hablas? —Le digo cruzándome de brazos y apoyándome en la pared.
—Aparte de escaparte de la agencia en la que estabas... HAS RECHAZADO DOS SESIONES AQUÍ, RUBY. —Comienza a elevar la voz, cosa que odio.
—No voy a volver. —Digo tratando de sonar lo menos borde posible.
—Me da igual lo que digas, niña. ¿Quién va a pagar tu matrícula de mierda? —Se acerca a mí con su típica mirada de superioridad que la caracteriza. —Yo no pienso pagarte nada.
—Nunca he necesitado tu dinero, madre. —La miro desafiante y ella me mira con rabia. — Y hoy no va a ser el día que lo necesite.
—Eres una jodida malcriada.
—Habla con tu hijo de eso. Yo sé buscarme la vida sola, él... —Siento como arde mi mejilla con el impacto de su mano en mi cara. Mi mirada se queda fija en el suelo.
—TE PROHÍBO QUE HABLES ASÍ DE TU HERMANO. —Me agarra del pelo haciéndome daño.
—Y YO TE PROHIBO QUE ME TOQUES, ZORRA. —La empujo con fuerza haciendo que se tambalee al soltarme.
—¿Cómo me has llamado?
—Lo que eres. —Digo sonriéndola. —Me llevas años humillando y tratando como tú jodido títere. —La miro con rabia. —Ya no soy la niña que tenías acojonada en la esquina de su cuarto, madre. —Ella se queda en silencio mirándome con los ojos muy abiertos y una notable mirada de confusión. —Sé todo lo que has hecho. —La miro a los ojos por un momento con asco. —No te metas en mi vida y yo no te joderé la tuya. Sin dejarla hablar agarro mis llaves y me voy de casa dando un fuerte portazo. Camino sin rumbo fijo mientras el sol se va poniendo.
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ECLIPSE©
Teen FictionPensaba que los eclipses eran un fenómeno de la naturaleza imposible de superar en cuanto a belleza. Suelen decir que el sol opaca a la luna o la luna al sol. Yo creo sinceramente que es la unión de dos amores imposibles; el brillante y cálido sol...