Caminos Divergentes

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En el Olimpo, los dioses tejían destinos con hilos de mitos eternos.


Jezebel.

Después de la confrontación en la azotea, me encontraba más confundida que nunca. La frialdad de Joans me hería profundamente, pero mi determinación de descubrir la verdad sobre los cambios en su comportamiento y la misteriosa relación con la señora Bell me empujaba a seguir investigando. A pesar del dolor, me negaba a rendirme, convencida de que el Joans que conocía aún está ahí, en algún lugar detrás de esa fachada de indiferencia. No me resignaba a irme sin conseguir una respuesta sobre lo que pasó hace tres años.

- ¿Quieres que nos vayamos? -preguntó Han.

Lo miré con los ojos hinchados; desde que llegamos, no había parado de llorar.

- No.

- Pero Jez... -se acercó.- No podemos obligar a la gente a elegirnos.

Auch.

- No me rendiré, Han, necesito encontrar una respuesta a todo esto. -Me sonó la nariz.- Entiéndeme, necesito saber qué le pasó a Joans.

Nuevamente, me solté a llorar.

- ¿Pero Jezebel recuerdas todo lo que te dijo? -Se puso serio.- A él no le agradas, te lo dejó muy claro.

- Ya te dije que no me voy a rendir.

- Jez... Por favor, entiende, ¿cómo es posible que no te haya enojado las cosas que te dijo? Yo me tuve que aguantar para no partirle la cara. -El enojado dijo.

- Literalmente se comportó como un patán.

- Han, puedes parar. -Imploré, sus palabras me estaban lastimando.

- No, Williams, tienes que caer en la realidad de que Joans no te va a recordar solo porque intentas "salvarlo". ¿Salvarlo de qué? ¿Él por lo menos quiere ser salvado? Y si es así, no creo que tú seas la indicada.

- Jez, solo te pido que seas realista, lo que pasó hoy puede seguir pasando si sigues forzando las cosas.

- Pero yo no siento que esté forzando algo...

- Inconscientemente lo haces.

- Ya no quiero escucharte... -Me fui directo a mi habitación.

- ¿De verdad quieres saber qué pasó?

- Tú sabes la respuesta mejor que nadie.

- Pues entonces debimos empezar en el lugar de los hechos, debimos buscar pistas ahí, no perdiendo el tiempo en lugares. -Dijo serio.

Quedé sorprendida ante lo que dijo.

- ¿Eso significa que tenemos que irnos?

- Te explicaré mi plan mañana -Dijo sonriendo.- Ahora ve y descansa que tienes una cara.

- Pero dime, ¿cuál es?

- No.

- No tienes uno, ¿verdad?

- Claro que sí. -Bufó.

Spoiler* Han no tenía ningún plan.

- Sí, claro.

- Ya ve y duerme, niña.

Ya sin ganas de seguir discutiendo, me fui a descansar o por lo menos a intentarlo.

Ecos de un Amor PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora