-Capitulo 27-

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Lunes 7 PM

Alex:

Me limpio el polvo de los pantalones con los ojos de Annett clavados en mi como un halcón, de verdad no le agrado a esta niña, el odio con el que memira es digno de ser estudiado, no se que le hice pero no tengo tiempo para preocuparme por eso, deberia estar prestando atencion al arma que tiene en frente y que aun no sabe como destrabar, no a mi.

—Tienes preguntas Annett?—

Ni responde ni me interesa indagar mas, me harta su actitud ultimamente, la de ella y la de todos, Ruth me tiene la cabeza hinchada con sus quejas y Sara con su silencio.

***

Los Zanganos preparan las camionetas y se rehusa a subir conmigo; que la lleve Mani, mocosa malcriada, deberia estar mas preocupada por mantenerse con vida que por no poder hablar con sus amigas o lo que sea que le molesta, que se vaya a casa con Ruth y Mani, estoy harto de tanta gente cerca todo el tiempo, si tanto problema tienen con que se les enseñe a defenderse deberian pegarse un tiro y ahorrarse el problema.

Recojo las armas de la mesa y el sonido de las camionetas acercandose me enciende todas las alarmas, Papi esta ocupado rastreando a David en San Cristobal, el ardor del disparo me llega antes de que pueda oirlo y busco a Sara en el espacio antes de moverme, debi enviarla en la camioneta con Ruth y Annett.

Sara

No es otro de los juegos de Antonio, esta sangrando del brazo y como si no le doliera absolutamente nada dispara desde atras de la camioneta, las balas rebotan en la pared de concreto que me cubre y puedo saborear mi propio miedo, no tengo un arma, estabamos recogiendo todo, mi arma estaba en la mesa; "Tarea 6, a donde vas tu, va tu pistola."

Antonio ya lo habia dicho, ya me lo habia advertido, un descuido fue suficiente para tener que estar escondida detras de una pared mientras me llueven las balas, no hay un minuto de silencio y cubro mis oidos intentando escapar del ruido, ¿de donde sacan tantas balas?, se que estando cerca de la camioneta tiene acceso a todas las armas, a los cargadores, pero en algun momento van a terminarse, veo los hombres que bajan de la camioneta caer uno por uno; el no se mueve, no se molesta en mirar a otro lado, parece no molestarle el ruido que a mi me hace cubrirme los oidos.

Son demasiados, hay demasiado, no podra con todos, esta noche conocere al creador, empieza a ser casi imposible distinguir algo mas que las luces de las camionetas que se mantienen encendidas, dispara a cada foco y estamos casi en completa oscuridad.

—A la camioneta Sara.— Me grita.

Si cree que voy a correr hacia las balas esta loco, yo de aqui no me muevo hasta que lo maten o el los mate a todos. Veo la pared desmoronarse.

—Sara, vienen por ti, a la camioneta.—

¿Como que vienen por mi? ¿Por que mierda vendrian por mi?.  Vienen amatarnos, no entiendo la obsesión de esta gente con matar a todo el mundo menos a la persona que realmente quieren, si David quiere a Melo, ¿Para que matar tanta gente en el proceso?, deben ser los nervios haciendome pensar estupideces, claro que se por que quiere matarnos primero, la quiere dejar sola, castigarla.

—Maldicion Sara, a la camioneta.— Vuelve a gritar y a penas lo escucho por encima de las balas.

Corro casi a ciegas solo guiada por la poca poca luz que se refleja en su muñeca cada vez que dispara, practicamente choco de frente con su espalda, asi de cerca es aun peor, el ruido es insoportable, la peste a polvora es insoportable, me aferro a su espalda porque no puedo moverme, envuelvo mis brazos juntando las manos delante de su abdomen y estoy temblando, estoy temblando como una hoja aun aferrada a el.

Eros -BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora